Dice Reyes Maroto que no recuerda conocer "personalmente" al empresario Víctor de Aldama. Vistas las evidencias de lo contrario, vayan ustedes a saber lo que entiende la exministra de Industria, Comercio y Turismo por "personalmente".
Pero analicemos sus mentiras.
La exministra Maroto, hoy portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, intercambió cuarenta y dos mensajes de WhatsApp y varios correos electrónicos con Víctor de Aldama mientras el Gobierno gestionaba el rescate de Air Europa. También mantuvo reuniones personales y conversaciones telefónicas con él durante dos años.
Reyes Maroto, además, hizo gestiones desde su ministerio, a petición de Aldama, para que se aprobara el "proyecto de emprendimiento" de una ciudadana colombiana en la que el comisionista de la trama Koldo parecía muy interesado. Dicho proyecto había sido rechazado por el Ministerio de Industria. Para desbloquear su tramitación, Maroto llegó a hablar con el presidente colombiano Iván Duque.
No sé a cuánto cotiza la hora de trabajo de un ministro de Industria, Comercio y Turismo, pero les puedo confirmar que los miembros del Consejo de Ministros no suelen tomarse tantas molestias por alguien al que no conocen "personalmente".
En vista de las pruebas aportadas por Jorge Calabrés y Arturo Criado en EL ESPAÑOL durante las últimas 48 horas, cabe preguntarse, en efecto, qué entiende Reyes Maroto por "personalmente". Pero de lo que podemos estar seguros es de que, como dicen en La princesa prometida, esa palabra no significa lo que la exministra cree que significa.
Por lo menos, en el contexto de una comisión de investigación del Senado dedicada a la trama Koldo, que es donde ella dijo no recordar nada relevante sobre el tal Aldama.
Dice Maroto, que se ha reafirmado hoy lunes en todo lo dicho durante su comparecencia del pasado miércoles en el Senado, que no sabe de dónde sacó Aldama su teléfono. Maroto dijo en la Cámara Alta no saber "qué saldrá o no saldrá" en el futuro, aunque sí dijo saber a ciencia cierta que no se reunió con ningún empresario de la trama Koldo.
Como si hiciera falta: los chefs Michelin no pelan patatas.
Lo cierto es que Maroto negó primero la existencia de esos mensajes para reconocerla veinticuatro horas después, cuando estos salieron a la luz.
Luego negó que hubiera negado su existencia: "Lo que dije es que el señor Aldama tenía que presentar pruebas creíbles".
O sea, "yo no he sido, nadie me ha visto, no hay pruebas, esa de la foto no soy yo".

Reyes Maroto con Pedro Sánchez, este domingo en el Congreso de Leganés.
El que sí tenía una relación personal con los empresarios de la trama era Juan Ignacio Díaz Vidart, jefe de gabinete de Maroto durante su etapa como ministra, que se reunió con Koldo y con ellos a principios de 2021 en dependencias del Ministerio de Industria.
A eso, Maroto respondió que desconocía esa reunión porque "no era del ámbito de su competencia". O sea, que lo que hace el jefe de gabinete de la ministra de Industria en las salas de reuniones del Ministerio de Industria no es competencia de la ministra de Industria. Será competencia del ministro del Interior. Pero no del español, sino del sueco. O del filipino. Un poco más y Maroto le echa la culpa a Javier Milei.
"¿No es capaz de recordar ningún vínculo más con Aldama aparte de este WhatsApp?" le preguntó luego a Maroto el senador del PP Alfonso Carlos Serrano. "He sido bastante clara en mis respuestas" respondió Maroto mientras lanzaba un nuevo chorro de tinta y se escabullía del depredador popular cual calamar a la fuga.
La culpa es nuestra. Si no les preguntaramos a los miembros del Gobierno socialista cosas que no les conviene responder, ellos no se verían obligados a mentirnos.
Pero lo que debería comprender Reyes Maroto es que, igual que el fiscal general del Estado tiene derecho legal a no responder a las preguntas del juez, pero no derecho político, ella no tiene derecho, ni legal ni político, a la mala memoria.
Quizá a Reyes Maroto le convendría una temporada de descanso de sus responsabilidades municipales en la capital, claramente contraindicadas para alguien con una memoria tan frágil, hasta que, dosis a dosis de Supradyn Memory 50+, empiece a recordar quién es ese tal Aldama con quien mantenía una sólida, duradera y cómplice relación completamente impersonal de favores mútuos.
Ella no lo recordará a él, pero él la recuerda perfectamente a ella.