Irene, recordaremos el peor 8-M de nuestra historia feminista gracias a ti, que tuviste el dudoso honor de cargártelo. Con tus boutades, tus chillidos de niñata, tu analfabetismo jurídico. Con tu necedad, tu adanismo, su soberbia galáctica. Estábamos mejor antes de ti. Antes de conocerte. No sé qué has hecho por nosotras, salvo dejarte algún día crecer el vello en la axila y creerte poco menos que Rosa Parks -pero ya hace mucho que habíamos leído a Bel Olid-. 

Tu amiga Ione Belarra, cuando levanta un rato la cabeza de la tarea para la que nació -convertir a las ratas en sujetos de derecho- también gusta de no ponerse sujetador por si acaso nos emancipa: una heroicidad similar a la de Emily Davison cuando se tiró a los pies de los caballos del rey para llamar la atención acerca del sufragio femenino, detalle arriba, detalle abajo. Ángela Martínez Pam, que anda medio cucú, dice que el satisfyer “mata fascistas”. Pues nada: salvadas. 

El Ministerio de Igualdad nos ha traído de la mano hasta la ruina, y la ruina es la crispación entre nosotras, que anda devastando amistades y que conmigo no puede, porque soy una piedra dura de Málaga que no se pué' aguantá: el día ocho lo empecé a las doce de la noche tomando cervezas en la Wurli con mujeres con las que disiento en ciertos aspectos desde la admiración y el amor, y en un momento Luna y Liz y yo fuimos a besarnos y Luna dijo, un poco en broma y un poco en serio, “mira, las tres Españas”, y Liz y yo dijimos que de ninguna manera, que éramos radicalmente la misma, y lo sellamos con otro piquito en los labios bajo las luces rojas y pensé nunca estamos más guapas que en los tugurios donde nos acariciamos los deditos. 

Hoy me avergüenza el feminismo institucional, pero las calles no son patrimonio suyo ni pensamos regalárselas, por mucho que ahora las pueblen 700 violadores más que han salido de chirona antes de tiempo y su indiscutible patrona, Irene Montero. Cruzártela por algún lado es como que te sonría la Parca: toca de aquí y de allá y reinserta vivo a tu violador y tú ya te las entenderás, guapa, lee un poquito sobre antipunitivismo, medícate para la ansiedad y el pánico y no seas rencorosa, que la vida son dos días y uno nos están acosando. 

Este año el fracaso de convocatoria en la manifestación ha sido sonrojante. 30.000 personas menos que en la edición anterior. Normal, Montero, les quitáis las ganas de vivir a cualquiera. Ya preferimos que nos lleve el río. Lo vais dejando todo asolado, incluso vuestra bancada del Congreso durante la deliberación del ‘sí es sí’: qué fotografía más elocuente esa en la que sales sentada sólo con Ione Belarra, sin que Yolanda Díaz ni ningún ministro de Sánchez quisieran acompañaros. Es literalmente así. El ridículo es largo y su sombra también. 

Cuando te ves sola, ¿se te enciende la bombillita? ¿Te planteas que puedas estar equivocada? 

¿Importa eso ya, midiendo también lo irreparable, como el dolor de las víctimas de los excarcelados? 

¿Podemos hablar, por favor, de la violencia sexual, o de la brecha salarial, o del abolicionismo de la prostitución? ¿O vamos a seguir escuchando a Pam decir que le parece "escandaloso" que el 75% de las encuestadas digan que prefieren la penetración a la autoestimulación? Las chicas del Ministerio -¡pobres!- creen que no nos habíamos encontrado el clítoris en treinta años hasta que ellas han aparecido con su linternita.

Llevamos años leyendo a autoras feministas vivas y muertas, llevamos décadas instruyéndonos para protegernos y autoestudiarnos y ser felices, pero estas chavalas piensan que nos hemos caído de un guindo. Que antes de ellas íbamos a gatas. 

"Va a tocar hablar del placer de las mujeres y de tener relaciones sexuales con la regla", dice Montero, burbujeante, pretendidamente insólita, conteniendo trazas de amenaza, como siempre. Me quedo cuajada. ¿De qué quieres hablar exactamente, Irene, que no hayamos desmenuzado hace al menos cinco años? Que si a ti te hace ilusión hablar pues se habla, sólo faltaría, lo importante es que tú estés bien.

Igualdad cree que antes de conocerlas no teníamos orgasmos: estábamos todo el día en fase meseta, como esperando indicaciones, mirando a un lado y al otro, al estilo Paco Martínez Soria en la gran ciudad. Pero ellas nos lo van a explicar todo sobre la vida. Todo. Lo mismo te ensartan una copa menstrual que te prohíben un falo, y si te lo quieres llevar a la boca por lo que sea con total seguridad serás diagnosticada como penecentrista o sumisa o algo mucho peor, ¿qué hacer? Son sus cosas, sus taras, sus simbolitos neuróticos. El nivel de infantilismo es ecuménico, total. 

Igualdad es hoy incompatible con el feminismo. 

Y algo mucho más importante: es incompatible con la inteligencia.

Id recogiendo, chicas, que hay tráfico. Os quedan dos telediarios. Estamos aquí, nunca nos fuimos. Nos borráis y volvemos.