Feliz Navidad. Escribo esta columna fumándome un cigar, un porro que venden ya primorosamente ejecutado, por dos dólares y medio, en la barra de un hostal de una querida ciudad de un lejano país de cuyo nombre sí quiero acordarme pero no aquí y ahora. Baste decir que es un sitio donde a todo lo que lleva cannabis lo llaman happy. Será que asocian la maría, más o menos virgen, con la felicidad.

Feliz Navidad. ¿No les parece que también se puede celebrar así? Hay vida más allá de los turrones, el cava, el roscón de Reyes y tantas cosas de las que tanto se va a usar y abusar en estas fechas. Sin duda el estrago del alcohol y de la pavorosa manera de alimentarse de un adulto occidental medio siegan más vidas que todo el consumo mundial de marihuana junto. ¿Por qué es menos legal lo que menos daño nos hace?

Feliz Navidad. Decía que es curioso que sea ilegal lo que menos daño nos hace. Podríamos ir más lejos y preguntarnos por qué a veces se ilegaliza algo que encima nos hace bien. Que le pregunten a Carola Pérez, presidenta del Observatorio Español de Cannabis Medicinal y agente clave de Regulación Responsable, paciente hormiguita activista que busca consensuar por las buenas cambios legislativos sobre la tenencia, consumo y producción de cannabis.

A una edad muy tierna, Carola se cayó y se rompió de mala manera el cóccix. Carola lleva toda la vida inmersa en dolores de tal magnitud que estuvo enganchada a la morfina y los opiáceos y necesitó terapia de choque de yonqui para salir de ahí. Todavía hoy eso le duele tanto que hay momentos en que fácilmente perdería el conocimiento… de no ser por el cannabis, que la ha salvado. Recuerda ella la epifanía de la primera toma: le dieron un happy drink y fue como beberse un vaso de leche mágica. Vislumbró el fabuloso horizonte de un día a día, no sin dolor, pero con el dolor controlado. Y sin pagar el precio de ir por la vida como una zombie.

Feliz Navidad. Me gusta contar la historia de Carola Pérez y a la vez no me gusta contarla porque da un poco de rabia que el sentido común sólo se active en este debate por la vía Dickens. Yo estoy a favor de la regulación del cannabis para usos terapéuticos, faltaría más, pero también a favor de regular su uso recreativo (uno de los porros más divertidos de mi vida me lo fumé con un melenudo ministro de Aznar…) y, si me apuran, medio místico. Hoy que me han soplado que cumple años alguien importante, ¿por qué no celebrarlo siendo todos un poco más happies? De maría y de verdad.