
El secretario de Defensa de EEUU., Pete Hegseth, y el presidente Donald Trump asisten al desfile por el 250.º aniversario del Ejército de EEUU. Reuters
EEUU ya está listo para unirse a Israel en su guerra contra Irán: sólo falta el 'sí' de Trump tras negarse Jamenei a rendirse
El inquilino de la Casa Blanca aplaza su decisión de intervenir en el conflicto mientras el jefe del Pentágono refuerza su presencia militar en Oriente Próximo para hacer frente a "cualquier eventualidad".
Más información: Trump exige la "rendición total" de Irán antes de "eliminar" a Jamenei y lanzar la bomba de las 13,5 toneladas por Israel
“Le dije [a Benjamin Netanyahu] que siguiera adelante”, confesó ayer Donald Trump desde el jardín de la Casa Blanca. “Hablo con él todos los días, es un buen hombre, está haciendo mucho y, en mi opinión, está siendo tratado de forma muy injusta en su país”. “Es un líder en tiempos de guerra y tiene que lidiar con esta tontería, es ridículo”, añadió el presidente de Estados Unidos sobre el primer ministro israelí, que le devolvió el gesto agradeciéndole su “apoyo” a la hora de defender “los cielos de Israel” de los misiles iraníes.
Los elogios cruzados no sirven para aclarar la postura definitiva de Trump. Su inclinación inicial a intervenir en el conflicto abrió las primeras grietas en la coalición republicana. Los líderes del movimiento MAGA denuncian la beligerancia de los halcones del partido, incapaces de ignorar los cantos de sirena de un Netanyahu que les promete sepultar el programa nuclear iraní y, por qué no, provocar la caída de la República Islámica.
Según la analista israelí Dana Weiss, la denominada Operación León Creciente depende por entero de Estados Unidos. “Si se involucra en el operativo, alcanzaremos los objetivos y lograremos completar la operación más ambiciosa que Israel haya emprendido jamás: eliminar por la fuerza la amenaza nuclear iraní. Y si no, Israel no tiene una verdadera estrategia de salida”, reconoce la presentadora del Canal 12, que cita fuentes del aparato de seguridad israelí.
El senador Lindsey Graham, uno de los halcones del Partido Republicano, admitió ayer que existe una instalación nuclear iraní a la que “sería difícil que Israel accediera sin nuestra ayuda”. Esa instalación es Fordo. Sólo Estados Unidos tiene el arma capaz de destruir la planta de enriquecimiento de uranio. Una infraestructura subterránea construida a 90 metros de profundidad en las proximidades de Qom, ciudad santa para el chiísmo.
El problema es que nadie sabe por dónde va a salir Trump. Ni siquiera él mismo tiene claro si se sumará a los ataques israelíes contra Irán. “Puede que lo haga, puede que no. Nadie sabe lo que voy a hacer”, declaró ayer. “Me gusta tomar la decisión final un segundo antes de que sea necesario, ya saben, porque las cosas cambian. Quiero decir, especialmente en la guerra, las cosas cambian en la guerra. Puede pasar de un extremo al otro”.
El mandatario estadounidense aseguró haber dado el “ultimátum definitivo” a Irán, y deslizó que los negociadores iraníes le habían pedido acudir a la Casa Blanca para encontrar una salida a la guerra. “Pero yo dije que ya es muy tarde para hablar. Tal vez nos reunamos. Hay una gran diferencia entre ahora y hace una semana, ¿no es así? Una gran diferencia”, matizó.
Irán no tardó en desmentir esta versión. “Ningún funcionario iraní ha pedido hasta ahora arrodillarse ante las puertas de la Casa Blanca. Lo único más despreciable que sus mentiras es su cobarde amenaza de ‘eliminar’ al líder de Irán”, escribió en la red social X la misión de Irán ante la ONU. “Irán no negocia bajo presión, no acepta una paz impuesta y, ciertamente, no negociará con un belicista aferrado al poder”.
A expensas de Trump
Trump reconoció, eso sí, no estar seguro de “cuánto tiempo” durará la guerra. Pero adelantó, sin explicar los motivos, que “la próxima semana será una semana importante”. A expensas de su decisión, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, confirmó ayer ante el Senado que el Ejército está preparado para “defender al personal estadounidense y los intereses de Estados Unidos”.
“Trabajamos mano a mano con el Estado Mayor Conjunto, el Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) y todos los comandos combatientes, especialmente en este momento, para asegurarnos de que todo lo que esté a nuestra disposición se utilice para garantizar la máxima protección de nuestras fuerzas ante cualquier eventualidad”, trasladó Hegseth a los legisladores.
Según el jefe del Pentágono, sus tropas están “posicionadas defensivamente en la región para estar fuertes en la búsqueda de un acuerdo de paz”. “Y, ciertamente, esperamos que eso sea lo que ocurra aquí”, zanjó el expresentador de Fox News, convencido de que el objetivo de Trump no es otro que alcanzar un acuerdo nuclear con Irán.
“Estamos en alerta, estamos preparados, y hemos transmitido... de manera consistente desde el principio que estamos en la región para defender a nuestra gente y nuestros activos”, declaró el lunes en su antigua cadena.
El Pentágono prevé desplegar en los próximos días el que sería su tercer portaaviones cerca de las costas israelíes, el USS Ford, mientras moviliza a su fuerza aérea. Al menos 30 aviones cisterna estadounidenses, necesarios para reabastecer en el aire a los cazas, vuelan con dirección Europa. En paralelo, el Departamento de Estado acelera las labores de evacuación de ciudadanos estadounidenses de Oriente Próximo.
Según la radiotelevisión israelí Kann, tanto el Pentágono como el CENTCOM han estado al corriente de las últimas operaciones en Irán gracias a informantes de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). La corporación pública asegura, además, que “se están haciendo esfuerzos para preparar de manera óptima a los estadounidenses para una eventual incorporación a los ataques, sin necesidad de tiempo adicional para preparativos o coordinación”.
Irán enseña los dientes
Trump, que amenazó el martes con lanzar un ataque contra el líder supremo iraní, Alí Jamenei, volvió a pedir ayer la “rendición incondicional” del ayatolá. Preguntado por una hipotética caída de la República Islámica, el mandatario estadounidense aseguró tener “un plan para todo, pero ya veremos qué pasa. Falta camino por recorrer”.
Jamenei, sin embargo, prometió a través de un discurso televisado a la nación “mantenerse firme” ante las amenazas. “Las personas inteligentes que conocen Irán, su nación y su historia, jamás hablarán a esta nación en el lenguaje de las amenazas, porque la nación iraní no puede ser doblegada”, expresó el líder supremo. “Los estadounidenses deben saber que cualquier intervención militar de EEUU sin duda irá acompañada de daños irreparables”.
En este sentido, el viceministro iraní de Asuntos Exteriores, Majid Takht Ravanchi, dejó claro en la CNN que Teherán “no tendrá otra opción” que responder “donde encontremos objetivos que consideremos necesarios” en caso de que Trump entre de lleno en el conflicto.
“Irán atacará las bases estadounidenses en la región si la guerra se convierte en una amenaza existencial”, advierte en conversación con este periódico el analista Ali Mamouri, exprofesor de la Universidad de Teherán.
Los bandazos de Trump han sido una constante. Reanudó el pasado mes de marzo las negociaciones con Irán para alcanzar un acuerdo nuclear parecido al que él mismo había abandonado de manera unilateral en 2018. Intentó cerrar el pacto en tiempo récord, sin éxito, hasta que el pasado viernes Netanyahu lanzó la ofensiva.
Llegados a este punto, Irán dice haber perdido la escasa confianza que albergaba en Estados Unidos. “Dos días antes de que comenzara la siguiente ronda [de negociaciones en Ginebra], se produjo la agresión [israelí]. Así que esto es una traición a la diplomacia”, denunció Ravanchi, que desmintió cualquier interés en retomar la senda de la diplomacia mientras continúen los ataques.
Ayer, además, Trump acusó de nuevo a los iraníes de tener “malas intenciones” sobre su programa nuclear. Es la misma versión que Netanyahu ha repetido una y otra vez durante los últimos 20 años. Pero la comunidad de inteligencia estadounidense, como verbalizó el pasado mes de marzo su máxima responsable, Tulsi Gabbard, no opina lo mismo.
El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, reconoce que el seguimiento que ha llevado a cabo la agencia de la ONU tampoco “permite afirmar que exista algún esfuerzo sistemático en Irán para fabricar un arma nuclear”.
Mientras Trump sigue dando pasos en falso, Irán sigue encajando los bombardeos israelíes. Seis días después de que comenzaran los ataques, las calles de Teherán han quedado desiertas, los comercios siguen cerrados y las comunicaciones son, en el mejor de los casos, intermitentes.
La República Islámica no ha ofrecido ningún balance oficial de víctimas, pero el grupo Human Rights Activists, con sede en Washington, contabiliza al menos 585 muertos y otras 1.300 heridos desde el inicio de los ataques.
Una de las represaliadas del régimen más ilustres, la activista de los derechos humanos iraní Narges Mohamadi, premio Nobel de la Paz, dice haber sido testigo de “ataques horribles” por parte de las fuerzas israelíes. “Un gran número de civiles están siendo asesinados, y esta ha sido una de las peores y más aterradoras experiencias que he tenido”, declaró al servicio en farsi de la BBC.