Gráfico: Arte EE

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Oriente Próximo 100 días

Gaza, 365 km2 reducidos a escombros: los mapas de la destrucción después de tres meses de guerra

Barrios enteros han quedado reducidos a polvo y escombros, edificios de varias plantas han desaparecido del mapa, y colegios, hospitales y mezquitas son hoy inservibles. Estas son las consecuencias de 100 días de ofensiva israelí. 

14 enero, 2024 01:35
Jara Atienza Lina Smith José Ramón Pérez Cristina Jover

En la Franja de Gaza la escala de la destrucción es masiva. Si uno observa las imágenes por satélite difundidas por la empresa de tecnología aeroespacial Maxar Technologies podría pensar que está viendo la superficie lunar. Son en realidad las consecuencias materiales de la ofensiva militar que el Ejército de Israel está llevando a cabo en el enclave palestino desde hace ya tres meses como respuesta al brutal ataque que el grupo islamista Hamás perpetró el pasado 7 de octubre.

Desde ese día, el pequeño territorio, de apenas 365 kilómetros cuadrados, ha sido bombardeado día y noche por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Un martilleo constante que, unido al despliegue de fuerzas terrestres, ha dejado ya más de 23.400 palestinos muertos (entre ellos 10.000 niños, según Save the Children), 60.000 heridos y 1,9 millones de desplazados internos en una zona habitada por 2,3 millones de personas. Esas son, al menos, las cifras que arroja el Ministerio de Sanidad gazatí, entidad controlada por Hamás, pero única fuente de datos disponible. 

Al preocupante coste humano, que ha llevado a organizaciones y países a poner el grito en el cielo y a Sudáfrica a acusar a Israel ante la Corte Internacional de Justicia por cometer "actos de genocidio", se le suma el elevado grado de la destrucción de las infraestructuras. Hoy por hoy, todas las fronteras están cerradas. Algunas desde hace 16 años, cuando Hamás llegó al poder. Y ese cerco, ahora total, provoca que a excepción de los pocos (e insuficientes, según varias oenegés) camiones de ayuda humanitaria que llegan a cuentagotas desde Egipto por el paso de Rafah, nadie pueda entrar ni salir del territorio. 

Así, calcular la magnitud exacta de los daños es casi imposible. Hay, eso sí, estimaciones muy precisas, como la que ofrecen los investigadores Corey Scher, del CUNY Graduate Center, y Jamon Van Den Hoek, de la Universidad Estatal de Oregón, tras un análisis de la información recopilada por el satélite Copernicus Sentinel-1 hasta el 5 de enero. Según sus cálculos, entre el 45% y el 56% de los edificios de la Franja han sido destruidos o dañados. Esto es una media de 145.521 inmuebles en apenas 13 semanas de combates. 

Barrios enteros han quedado reducidos a polvo y escombros, edificios de varias plantas han desaparecido del mapa y colegios, hospitales y mezquitas han quedado totalmente inservibles por los incesantes ataques aéreos israelíes y los combates cuerpo a cuerpo, que sólo se detuvieron durante ocho días. Poco más de una semana en la que Israel y Hamás sellaron un alto el fuego temporal para facilitar la liberación de 105 de los más de 240 rehenes israelíes que están capturados en Gaza a cambio de la excarcelación de centenares de presos palestinos. 

La destrucción no es uniforme en todo el territorio. Son las dos gobernaciones del norte, Gaza Norte y Gaza, las que han resultado especialmente afectadas por los bombardeos. Allí es donde el Ejército israelí centró sus ataques en los primeros compases de la guerra. Pidió que, en apenas 24 horas, los cerca de 1,1 millones de personas que vivían hacinadas y en condiciones de precariedad en esa zona se desplazaran hacia el sur. Un movimiento, el de dividir la Franja en dos, que Israel consideró necesario para, aseguró, acabar con "el centro de gravedad de Hamás". 

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En ese primer golpe, que empezó por aire y continuó con un despliegue masivo de las unidades terrestres por tres frentes, Israel lanzó más de 600 misiles y cohetes que acabaron con numerosas infraestructuras, superficiales y subterráneas, de las milicias palestinas. Pero también con zonas residenciales, viviendas e incluso campos de refugiados, como el de Jabalia, ahora sembrado de cráteres por los ataques. 

Hoy, controlada casi en su totalidad por los soldados israelíes, la zona norte luce irreconocible. Y según las imágenes que llegan, en las pocas estructuras que se mantienen en pie, las FDI han instalado sus bases militares. En diciembre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó de que no había ningún hospital que funcionara en esa parte de la Franja de Gaza, bien por los destrozos o por la falta de combustible o de suministros derivada del asedio.

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En los últimos días, la entidad ha sido capaz de abastecer a uno de los principales centros médicos de la ciudad de Gaza, el de Al-Shifa, pero el sistema sanitario está prácticamente colapsado en todo el territorio. En total, sólo 13 de los 36 hospitales de Gaza siguen funcionando parcialmente, de acuerdo con la OMS. 

En las zonas del centro y el sur de Gaza, en las gobernaciones de Jan Yunis, Deir Al-Balah y Rafah, el alcance de los daños ha sido menor. Sólo el 34,5%, el 43,7% y 22,5% (respectivamente) de los edificios han sido dañados en cada administración. Sin embargo, Israel, que ya ha anunciado el inicio de una nueva etapa de la guerra, está expandiendo ahora sus operaciones hacia el sur para tratar de recuperar a los rehenes y, sobre todo, acabar con el núcleo duro de Hamás. En concreto, con Yahya Sinwar, fundador y líder político de la milicia a quien, hasta la fecha, no han conseguido encontrar. 

1,9 millones de desplazados

Tras el fin del cese de las hostilidades en diciembre, la ciudad de Jan Yunis se ha convertido en el objetivo número uno de las tropas israelíes. Esta ya era la segunda zona más poblada del territorio antes del conflicto (con 400.000 habitantes) y ahora alberga a más de 577.000 refugiados que fueron evacuados masivamente del norte. 

No es, sin embargo, la gobernación que más personas ha acogido. La mayoría se han dirigido a Rafah, la zona más al sur y que comparte frontera con la península egipcia del Sinaí. Allí han llegado 948.000 refugiados esperando a poder escapar de la violencia por el cruce fronterizo, el único que no controla Israel al 100%. Éste, no obstante, sólo se ha abierto para dejar entrar ayuda humanitaria y para que saliesen los extranjeros y heridos de gravedad durante la tregua. 

Se calcula que en total más de 1,9 millones de personas –lo que supone el 85% de la población gazatí– se han desplazado en toda la Franja de Gaza, según datos de la UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo). Movidas por la necesidad, algunas familias han llegado a desplazarse por el territorio más de una vez huyendo de los bombardeos y buscando seguridad. Pero también alimentos, agua o bienes de primera necesidad. 

Las condiciones en las que viven los palestinos son tan precarias e insalubres que organizaciones como Médicos sin Fronteras (MSF) han alertado del alto riesgo de hambruna, desnutrición y propagación de enfermedades. Por el momento, aliviar la situación de los palestinos depende de que se decrete un nuevo alto el fuego. Las expectativas (y las negociaciones) existen, pero, de momento, son mínimas.