Tanques israelíes en Gaza City.

Tanques israelíes en Gaza City. Reuters

Oriente Próximo

Israel combate a Hamás en Zeitún y avanza hacia el campo de refugiados de Jabalia por norte y oeste

Israel continúa con su estrategia de dividir la ciudad de Gaza y uno de los objetivos clave es Jabalia, donde está uno de los campos de refugiados más grandes de la Franja.

21 noviembre, 2023 02:44

El número de fallecidos en las IDF israelíes subió el pasado fin de semana hasta 63. En sí, la cifra sigue siendo bajísima, ejemplo de la doctrina del ejército judío de limitar al máximo las bajas en combate, aunque sea a costa de un avance más lento. Ahora bien, sí supone un incremento notable respecto a las 30-40 que se reconocían hasta la semana pasada.

Este aumento probablemente se deba, por un lado, a la mayor cantidad de terreno controlado, con los consiguientes contraataques de grupos insurgentes, y, por otro, a la resistencia que se está encontrando Israel en el barrio de Zeitún, baluarte de Hamás, rumbo al campo de refugiados de Jabalia.

La estrategia israelí en Gaza City parece ser la que anticipábamos hace unas semanas: dividir la ciudad en varios sectores y “triturarlos” de forma independiente, de manera que no pueda haber comunicación ni apoyo entre grupos de Hamás, al menos por vía terrestre.

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Si lo primero que hizo Israel cuando entró en la Franja fue apoderarse de la N10 y crear un perímetro de seguridad que dividía en dos el territorio para poder operar en el norte sin tener que preocuparse de posibles refuerzos desde el sur, lo que estamos viendo en la capital sigue un patrón muy similar

Un primer “corte” lo marcarían las avenidas Nasser y Al Mukhtar, donde, una vez dejado atrás el hospital de Al Shifa, Israel avanza hacia el este con el fin de llegar hasta la frontera y aislar por completo toda la zona sur, incluidos los barrios de Wahsh y Kuba. Por debajo de la propia N10, las IDF se hicieron el lunes con el control del Palacio de Justicia, al norte de la localidad de Al Mughraqa, junto al resorte turístico de Al Noor.

El segundo corte iría desde estas avenidas hasta Salah Khalaf y Al Quds. Es el que corresponde al citado barrio de Zeitún y donde las cosas son más complicadas para los tanques y la infantería. El objetivo ahí es, como decíamos, llegar a Rimal y a Jabalia, donde se encuentra uno de los campos de refugiados más grandes de toda la Franja y donde, por lo tanto, se espera una resistencia notable. De hecho, Jabalia ha sido de los barrios más bombardeados durante este mes y medio de guerra.

En torno al Hospital Indonesio

El tercer corte lo marcan el propio campo de refugiados y el Hospital Indonesio. El asunto es que ahí Israel está haciendo funcionar de nuevo la trituradora. Además de las tropas que avanzan de oeste a este, están las que bajan de norte a sur desde Beit Hanun (se calcula que el 70% de esta localidad está ya bajo control israelí) y Beit Lahia, algo más al oeste. Las últimas geolocalizaciones muestran tanques israelíes alrededor del hospital y a escasos 500 metros de la entrada al barrio de Jabalia.

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En el momento en el que Israel consiga entrar y ocupar Jabalia, la resistencia de Hamás quedará limitada a acciones muy puntuales en zonas muy concretas. Lo que iba a ser una sangría para Israel producto de una atroz guerra urbana se ha convertido en un avance lento, pero firme y con pocas fisuras.

A la división terrestre en zonas y los avances en dos direcciones hay que unirle la destrucción sistemática de túneles. El trabajo sobre el terreno permite ubicar con mayor facilidad los arsenales y destruirlos con bombardeos selectivos, de ahí las numerosas imágenes de detonaciones continuadas tras un solo impacto aéreo.

Con todo, está claro que el laberinto subterráneo de Hamás sigue siendo el mayor reto para las IDF, aunque solo sea por lo que aún no se sabe de ellos. Los terroristas llevan años presumiendo de los quinientos kilómetros construidos en el subsuelo, a suficiente profundidad como para que sea muy difícil acabar con las estructuras solo con bombas.

Ahora bien, aunque no se destruyan, se pueden dañar. De hecho, los derrumbes en determinados cruces y el estallido de armas hace que muchas zonas sean inutilizables y, sobre todo, que las comunicaciones se entorpezcan, algo clave en una guerra de guerrillas.

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Los rehenes más allá de Al Shifa

Probablemente, en el imaginario común estaba algo parecido a lo visto en Mosul o en Fallujah en años recientes, una guerra llena de trampas y en la que los terroristas aparecían y desaparecían a su antojo. No es lo que estamos viendo en Gaza City y, probablemente, eso se deba a los citados daños a las instalaciones subterráneas.

Hamás sabía que no tenía nada que hacer en el cara a cara, pero podía soñar con un doble frente junto a Hezbolá (que quedó descartado por la organización libanesa-iraní en cuanto vieron el percal) o una rebelión civil, miliciana, que dificultara el avance enemigo.

Israel está convencido también de que en esos túneles están los rehenes. En ese sentido, la entrada al hospital de Al Shifa de momento ha sido decepcionante. Las IDF han podido demostrar gracias a imágenes de las cámaras de videovigilancia que los terroristas utilizaron el centro sanitario el mismo 7 de octubre para trasladar a heridos, pero es imposible distinguir en esas imágenes si se trata de heridos propios o ajenos ni si los secuestrados estuvieron nunca en el hospital.

En cualquier caso, el objetivo no debería ser demostrar que Gaza es una ciudad controlada a su antojo por terroristas, algo que ya sabemos, sino que ese hospital concreto fue utilizado con una finalidad militar que justificaría los intensos bombardeos de las últimas semanas.

Aparte de los dos cadáveres encontrados en las primeras horas tras la ocupación del Al Shifa y de los restos de ropa que aparecieron en uno de los túneles, no hay rastro del resto de rehenes. Estados Unidos está intentando mediar con Qatar para que a su vez convenza a Hamás de algún tipo de intercambio, pero eso requeriría a su vez de una contrapartida israelí que no parece que se vaya a producir. Netanyahu dejó claro desde el principio que estos eran tiempos de guerra y no de negociación y parece que va a llevar sus palabras hasta las últimas consecuencias.