Voluntarios israelíes recogen cadáveres de los masacrados por Hamás

Voluntarios israelíes recogen cadáveres de los masacrados por Hamás Cedida

Oriente Próximo

Los voluntarios israelíes que identifican cadáveres: 'No como ni duermo, tengo en la nariz el olor a sangre'

"Nos costó 11 horas limpiar la carretera de cadáveres", señala uno de los voluntarios de ZAKA.

20 octubre, 2023 02:57
Jerusalén

Varios días han pasado desde que el gobierno de Israel impulsó la publicación y difusión de contenido audiovisual con contenido explícito sobre la carnicería que dejó el grupo terrorista Hamás hace diez días.

Como consecuencia, mucho se ha hablado sobre la veracidad de las noticias relacionadas con la masacre. Ante el debate que se está generando, el Club de la Prensa de Jerusalén ha organizado una reunión informativa donde algunos voluntarios del ZAKA han querido brindar su testimonio personal para zanjar cualquier tipo de duda sobre el horror que descubrieron cuando llegaron a los kibutz del sur.

"Nunca pensé que estaría dando una rueda de prensa sobre esto" expresó Talia Dekel, directora del Club de Prensa mientras explicaba que ZAKA es la principal ONG de rescate y recuperación de Israel. En esta ocasión, han sido los responsables de levantar los cadáveres de las personas asesinadas durante la última semana.

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No todos miraban el video de presentación cuando se reproducía, algunos de los voluntarios evitaban mirar la pantalla, negándose a presenciar de nuevo esas imágenes que ya se repiten una y otra vez en su cabeza sin descanso.

Yossi Landau es un veterano voluntario de ZAKA desde hace 33 años, y ha asistido a emergencias humanitarias alrededor de todo el mundo. En la carretera camino a Sderot empezaron a ver cadáveres. Explica que en la ciudad había tantos cuerpos  que tuvieron que forzar un camión y utilizarlo para meterlos. "Estaban en las calles, no tenían dignidad ahí. No era respetuoso dejarlos ahí".

Cadáveres en la carretera de Sderot el día en el que comenzó la ofensiva de Hamás

Cadáveres en la carretera de Sderot el día en el que comenzó la ofensiva de Hamás Reuters

Cuando salieron de la ciudad y se dirigieron a Ofakim, otro pueblo donde había otro ataque, tomaron la carretera 34. "Es un tramo que normalmente haces en 15 minutos, pero nos costó 11 horas limpiar la carretera de cadáveres" explica. "Vimos coches quemados con personas dentro calcinadas, pero tuvimos que dejarlos para el final, porque primero había que recoger a las víctimas que habían sido disparadas". Aclara que el 70% de los cuerpos que encontraron con balas habían sido disparados por la espalda.

"También vimos que habían tenido tiempo para registrar sus mochilas, y desvalijar sus carteras", expone con indignación. Pero eso era solo el principio de lo que le esperaba. Al llegar al kibutz, encontraron en uno de los bunkers a 20 personas quemadas vivas: "No se si sabéis lo que significa separar a personas calcinadas, es muy difícil y duro hacerlo", expresa con dolor.

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"Antes de entrar en el Kibutz Be'eri nos avisaron de que fuéramos sólo si estábamos preparados para lo peor" dice, comenzando a emocionarse. En la primera casa en la que entraron estaban los cuerpos de una pareja, madre y padre de rodillas, con las cabezas en el suelo y las manos atadas en la espalda. En el otro lado del comedor, y de cara a los padres, los cuerpos de dos niños de unos 6 y 7 años estaban en la misma posición que sus padres. "Los cuerpos fueron torturados. En ese momento empiezas a imaginar quién fue torturado primero, si los niños o los padres", expresa con horror. "Cuando hablo de torturados hablo de que les cortaron partes de sus cuerpos. Quitaron un ojo, cortaron dedos... Al final todos recibieron un disparo en la espalda".

Pensó que lo había visto todo, pero en una de las casas siguientes, encontraron una mujer de unos 30 años boca abajo y llena de sangre. "La giramos y vimos que estaba embarazada. Le habían abierto el vientre con un cuchillo. El bebé estaba conectado a su cordón umbilical" explica rompiéndose a llorar. "También recibió una bala en la espalda, pero otra vez, empiezas a imaginar qué fue primero".

Israelíes recogen cuerpos de las víctimas del ataque de Hamás

Israelíes recogen cuerpos de las víctimas del ataque de Hamás Reuters

Por desgracia, estas no fueron las únicas escenas terroríficas que vieron, hubo cientos de personas torturadas y masacradas de forma cruel e indigna. "Encontramos a un hombre fuera de su casa... sin cabeza". Después de aquellos días la vida no es la misma. "Desde entonces no como ni duermo, se me ha quedado impregnado en la nariz el olor a sangre" afirma.

En contraposición a la veteranía de Yossi en equipos de asistencia y levantamiento de cadáveres, Avi Kowalski de 38 años y docente de profesión, sólo lleva 3 años siendo voluntario en la organización. Había asistido a funerales, pero nunca había estado en la unidad de levantamiento de cadáveres.

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El sábado por la mañana se alertó, como todo el país, al escuchar que había unos 200 muertos en el sur. Ojalá se hubiera quedado en 200. El domingo a las 8 de la mañana llegó al Kibutz Be'eri. "En el camino vi muchísimos cuerpos en la carretera, y muchísimos tanques. Estaba en shock, cuando hay soldados muertos por una guerra, los ves en sus ataúdes, pero no así", cuenta visiblemente alterado.

En ese momento, el kibutz todavía no estaba totalmente bajo control del Ejército israelí y el combate estaba abierto, con tiroteos entre ambas partes. "Me dijeron que, si no podía entrar en el kibutz, que no entrara. Que mirara por mi familia antes de jugarme la vida".

Domicilio asaltado por Hamás en el Kibutz Nir Oz

Domicilio asaltado por Hamás en el Kibutz Nir Oz Reuters

Antes de entrar, les brindaron una técnica para enfrentar el shock de estar bajo fuego, donde normalmente te quedas paralizado. Mientras estaban expuestos en fuego abierto, debían decir en voz alta el nombre de sus compañeros de equipo, y continuar. Una vez que entraron, vieron muchísimas casas quemadas. "Cuando te cuentan lo que han visto te lo crees pero no te lo crees del todo... pero una vez allí, era incluso más difícil de creer".

Cada uno estaba encargado de una casa. Para Avi, ver cadáveres ha sido demasiado: "Soy muy sensible. No puedo ver ni la carne de pollo", explica. "De repente, me giré y vi una mujer con el cerebro fuera de su cabeza. La habían disparado tanto que tenía la cabeza destrozada. No pude ayudar, me giré para vomitar".

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No fue la única imagen que se le quedará grabada en la memoria, también vio perros muertos por disparos, y lo más horrible que jamás pudo imaginar: "Vi un bebé quemado, sin cabeza. La cabeza estaba al lado, pero no pegada al cuerpo", cuenta quedándose mudo por unos instantes. "Cuando estoy con mi hijo, no puedo parar de pensar que podría haber sido él".

"Los cuerpos de las personas nos hablaban de cómo han muerto", dice Yossi, y es por ello que tienen la necesidad de contarlo al mundo. Ellos ya no pueden hablar por ellos mismos. "Esto lo hacemos también para honrar su memoria y la dignidad de las familias".

El fin último de esta exposición pública de sus testimonios no tiene nada que ver con el morbo. Yossi explica que las atrocidades que han visto "no pertenecen a nuestro mundo", y relaciona directamente este tipo de masacres con las desatadas por Estado Islámico. "Lo que han hecho, no solo se lo han hecho a mis hermanos y hermanas, lo han hecho para enviar un mensaje al mundo".