Un recluta escucha las instrucciones durante un ejercicio de entrenamiento en la localidad de Ahlen.

Un recluta escucha las instrucciones durante un ejercicio de entrenamiento en la localidad de Ahlen. Leon Kuegeler Reuters

Europa

Alemania impulsa el regreso de la 'mili' en Europa para responder a "las pulsiones imperialistas" de Rusia

Los conservadores y los socialdemócratas germanos han acordado un modelo híbrido que combina el servicio voluntario con medidas obligatorias limitadas. Esta disposición vuelve a poner sobre la mesa un debate cada vez más presente en varios países europeos.

Más información: Alemania reinstala la 'mili': sorteará plazas obligatorias entre los mayores de 18 si los voluntarios no son suficientes

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A partir del próximo 1 de enero las autoridades alemanas contactarán, progresivamente, con 700.000 jóvenes germanos nacidos en 2008 y años posteriores para que realicen un registro médico y completen un formulario informando de su disposición a prestar el servicio militar.

La idea es conseguir que una parte de esos jóvenes diga —voluntariamente— "sí" y entonces comenzar a entrenarlos en tandas de 5.000 al año. En el caso de que no haya voluntarios suficientes, la medida contempla la posibilidad de restablecer una especie de servicio militar obligatorio en el país.

La principal economía de Europa impulsa, así, un debate cada vez más presente —y en ocasiones también acalorado— en lugares como Bélgica, Rumania, Polonia, Bulgaria, Francia… e incluso Portugal. ¿Mili sí o mili no? Entre los países europeos que ya la tienen se encuentran las dos últimas adhesiones a la OTAN: Suecia, que la abolió en 2010 solo para reinstaurarla en 2017, y Finlandia, donde nunca se les ha ocurrido eliminarla.

Un modelo inspirado en Suecia

El anuncio emitido desde Berlín este jueves llega tras meses de negociaciones entre los dos partidos gobernantes: los democristianos de la CDU, liderados por el canciller Friedrich Merz, y los socialdemócratas del SPD, liderados por Bärbel Bas y Lars Klingbeil.

En cuanto al motivo, los periodistas alemanes que han tenido acceso a los documentos del acuerdo citan "las pulsiones imperialistas de la Rusia de Vladímir Putin" y la sospecha de que esté planteando atacar el norte de Europa antes del 2030.

"Actualmente ya existen ataques de naturaleza híbrida orquestados por Moscú", escribía esta semana el periodista Peter Carstens en las páginas del Frankfurter Allgemeine; uno de los principales periódicos del país. "Esos ataques se centran en dañar la infraestructura crítica [del flanco oriental de la OTAN] y en minar la cohesión social", añadía el periodista antes de sentenciar que frente a los asesinatos por encargo, las labores de espionaje y los sabotajes urge actuar con celeridad: "Contra todo ello Alemania, Europa y la OTAN deben prepararse para su defensa lo más rápido posible".

En resumidas cuentas, lo que pretende Alemania es aumentar su reserva militar desde los 34.000 uniformados actuales hasta los 200.000 para que, en caso de tener que ponerse en modo defensivo, pueda movilizar a todo ese personal en cuestión de horas.

Según el acuerdo firmado por la CDU y el SPD —cuyo nombre oficial es algo así como Ley de Modernización del Servicio Militar— la idea es atraer a esos 5.000 voluntarios anuales ofreciendo un sueldo de 2.600 euros brutos mensuales y varias ayudas económicas adicionales.

Los voluntarios también decidirán cuánto tiempo quieren servir entre un mínimo de 7 meses y un máximo de 23 y, en principio, recibirán formación básica para poder realizar tareas de retaguardia en caso de emergencia nacional. Es decir: ingresar en el programa no implica necesariamente comenzar una carrera militar a largo plazo. Serán lo que en Alemania se conoce como "soldados temporales" o SaZ.

El canciller alemán, Friedrich Merz, este domingo durante su entrevista.

El canciller alemán, Friedrich Merz, este domingo durante su entrevista.

Este esquema, conocido popularmente como "Voluntariado a través del atractivo", también incluye a las mujeres aunque éstas no estarán obligadas a cumplimentar el formulario que se empezará a enviar a partir del 1 de enero. Es decir: en caso de que no existan voluntarios suficientes y Alemania deba implantar la obligatoriedad del servicio militar, ellas quedan exentas. Por eso no necesitan registrarse si no quieren.

No obstante, si la obligatoriedad —conocida como Servicio Militar Obligatorio por Necesidad— acaba imponiéndose no afectará a todos los jóvenes. Según el acuerdo alcanzado por los partidos en el poder, que por cierto está inspirado en el modelo sueco, si la cuota de voluntarios no se llena habrá una selección forzosa basada en "un procedimiento aleatorio" de entre todos los candidatos considerados "aptos". Con lo cual solo serán llamados a filas algunos, no todos (en Suecia el porcentaje ronda el 10% anual).

Con todo, la Constitución germana seguirá contemplando la objeción de conciencia y la realización de un servicio civil en caso de que el convocado rechace calzarse el uniforme.

Bélgica

La decisión adoptada por Berlín llega días después de que las autoridades belgas hayan empezado a enviar cartas a la juventud del país invitando a probar, en 2026, la carrera militar. O, en su defecto, invitando a apuntarse a un servicio militar voluntario de un año de duración.

En la misiva, enviada a unos 150.000 jóvenes (hombres y mujeres) de 17 años de edad, se insta a la chavalería a aprovechar una "oportunidad única" a través de la cual aprender valores como la disciplina y el trabajo en equipo. La carta también aclara que aquellos reclutas seleccionados a partir del año próximo recibirán un salario de 2.000 euros netos mensuales durante el servicio.

Según informaba el diario La Libre en primavera y recordaba El País hace unos días, actualmente el Ministerio de Defensa belga logra reclutar a unos 2.800 soldados al año. Una cifra que apenas bastaría para mantener los 24.600 efectivos actuales, un número asimismo insuficiente de cara a los objetivos militares del país de aquí al final de la presente década.

Portugal, Bulgaria, Rumania, Polonia y Francia

Mientras tanto en Portugal el debate en torno a la posibilidad de reinstaurar el servicio militar obligatorio —abolido en 2004— lleva cobrando fuerza desde la invasión rusa de Ucrania.

Sus defensores argumentan que más allá de fomentar el civismo y la cohesión social la medida preparará mejor a la sociedad de cara a cualquier tipo de crisis. Sus detractores, en cambio, señalan los elevados costes logísticos, el impacto en la libertad individual y la necesidad de modernizar las fuerzas armadas del país con profesionales altamente cualificados en lugar del reclutamiento masivo.

Por su parte Bulgaria, uno de los estados más militarizados del antiguo Bloque del Este y que cuenta con un ejército profesional desde que abolió el servicio militar obligatorio en 2008, se enfrenta a un déficit de personal del 22%. Ante el retraso en el reclutamiento a pesar de las recientes subidas salariales, el ministro de Defensa, Atanas Zapryanov, ha declarado que se está considerando un entrenamiento obligatorio limitado, especialmente para puestos relacionados con armas de fuego.

En Rumanía, mientras tanto, se ha recordado varias veces a la población a partir de la invasión rusa de Ucrania que pese a no contar con servicio militar obligatorio desde enero del 2007 —coincidiendo con su adhesión a la OTAN y la Unión Europea— la legislación nacional contempla su reactivación en caso de guerra.

Por su parte Polonia, que ya cuenta con programas de entrenamiento militar para los civiles que así lo deseen, anunció a comienzos del presente año su intención de reinstaurar algún tipo de servicio militar. Aunque el primer ministro del país, Donald Tusk, no ofreció mucho más detalles sí dijo que la idea es alcanzar los 100.000 participantes anuales para que luego, en caso de conflicto, buena parte de la población pueda ser movilizada inmediatamente.

Y en Francia también hay debate. El país vecino suspendió el servicio militar en 1997, durante la presidencia de Jacques Chirac, pero el asunto ha vuelto a la esfera pública de la mano del actual presidente: Emmanuel Macron.

En el caso francés la reinstauración del servicio militar obligatorio (para hombres y mujeres) supondría un gasto anual de 15.000 millones de euros, según un informe del Alto Comisionado de Estrategia y Planificación de Francia. Un dato relevante, dicen los expertos en política gala, teniendo en cuenta la grave crisis política en la que se encuentra sumergido el país.

"Considerada en su momento una cuestión del pasado, el servicio militar ha vuelto a ocupar un lugar cada vez más relevante en las agendas políticas europeas desde la invasión rusa de Ucrania en 2022", rezaba un documento acuñado por el Parlamento Europeo a finales de agosto.

"Las crecientes amenazas a la seguridad europea, los temores a una desvinculación transatlántica, así como la postura de la nueva administración estadounidense y los posibles planes de paz para Ucrania que impliquen la presencia de tropas europeas" eran, según el citado documento, los principales factores detrás de este hipotético 'renacimiento' militar.

"Ha aumentado la concienciación sobre la necesidad de preparar a las fuerzas armadas de los Estados miembros para las contingencias militares más extremas", sentenciaba.