Margita Balastikova con dos perros.

Margita Balastikova con dos perros.

Europa REPÚBLICA CHECA

El plan para matar a un perro sacude la opinión pública checa y amenaza el regreso al poder del exprimer ministro Babis

El caso amenaza con convertirse en el mayor escándalo político del país desde los años noventa, por su mezcla de sordidez personal, intrigas partidistas y sensibilidad social: casi la mitad de los hogares checos conviven con un perro.

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Hasta hace apenas unos días, Andrej Babis parecía encaminado a un cómodo regreso al poder en la República Checa.

El multimillonario y exprimer ministro (2017-2021), líder del partido populista Ano, había capitalizado el descontento social con la impopular política de austeridad del gobierno actual y las encuestas lo situaban con ventaja suficiente como para empezar a perfilar su futuro gabinete.

Sin embargo, la campaña electoral de otoño ha dado un inesperado giro tras la publicación de unas grabaciones que involucran a una de sus aliadas más cercanas en lo que la prensa local ya describe como un “complot de asesinato canino”, como recoge The Times.

El caso amenaza con convertirse en el mayor escándalo político del país desde los años noventa, por su mezcla de sordidez personal, intrigas partidistas y sensibilidad social: casi la mitad de los hogares checos conviven con un perro.

Grabaciones explosivas

La protagonista de la polémica es Margita Balastikova, diputada de 57 años y hasta ahora considerada candidata de Babis para el Ministerio de Agricultura.

El portal de investigación Seznam Zpravy difundió supuestas grabaciones telefónicas en las que Balastikova intentaba contratar a un sicario para matar al perro de la nueva pareja de su exmarido, Josef Balastik, con quien mantenía un agrio proceso de divorcio.

Los audios, presuntamente registrados en 2023 mediante un micrófono oculto instalado por Balastik en la vivienda conyugal, contienen además conversaciones en las que ella habría buscado hundir la empresa de su exesposo, ChemProgres, dedicada a productos para mascotas y ganado, presionando a las autoridades sanitarias para iniciar inspecciones.

En una de las grabaciones más comprometedoras, fechada el 29 de julio de 2023, se escucha cómo Balastikova consulta a un intermediario sobre un hombre “enemigo de los animales” dispuesto a ejecutar el encargo a cambio de 50.000 coronas checas (unos 1.760 euros).

En otra, semanas después, una voz que se le atribuye insiste en preguntar cuándo será abatido el perro.

Negaciones y retirada

Balastikova ha negado con vehemencia la autenticidad de las cintas, calificándolas de “fabricaciones” destinadas a arruinar su carrera política.

Nunca he buscado a nadie para hacer algo tan terrible”, escribió en Facebook, antes de eliminar su perfil y anunciar la suspensión de su militancia en Ano para no perjudicar a la campaña. Aun así, el daño ya está hecho.

El propio Babis reaccionó de inmediato: “No podemos tener a gente así en el movimiento. Balastikova se equivocó y lo solucioné enseguida, porque todos amamos a los animales”, declaró, marcando distancia de su otrora aliada.

Curtido en escándalos

El exprimer ministro no es ajeno a las controversias. Ha enfrentado acusaciones de colaboración con la policía secreta comunista, fraude en el cobro de dos millones de euros en subsidios agrícolas europeos y la compra encubierta de propiedades de lujo por valor de 18,5 millones de libras a través de un entramado offshore.

Siempre lo ha negado y, pese a todo, ha logrado mantener un electorado fiel.

Pero esta vez el reto puede ser mayor. En un país con fuerte cultura animalista, el caso ha obligado a Babis a multiplicar sus apariciones públicas con perros, difundiendo decenas de fotos en redes sociales.

A falta de sondeos que midan el impacto inmediato, la oposición cree que el escándalo podría ser el golpe más serio a sus aspiraciones de volver al poder.

Mientras tanto, los votantes checos asisten atónitos a una campaña en la que la figura central ya no es la austeridad ni la política exterior, sino un perro cuya vida se convirtió, supuestamente, en moneda de ajuste en una guerra de divorcio con ramificaciones políticas de alto voltaje.