El presidente ruso, Vladímir Putin, rinde homenaje a las fuerzas armadas, este martes en Moscú.

El presidente ruso, Vladímir Putin, rinde homenaje a las fuerzas armadas, este martes en Moscú. Reuters

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Putin no quiere otro motín como el de Wagner: equipa a su ejército con tanques y misiles de largo alcance

El presidente de Rusia aparenta que la rebelión no le ha despeinado, y que las distintas alas del Kremlin se mantienen unidas. Pero las imágenes del fin de semana pueden reflejar una fractura incipiente de la autoridad de Moscú.

28 junio, 2023 02:50

El martes por la mañana, Vladímir Putin convocó a todos los cuerpos del Estado ruso: unidades militares, Guardia Nacional, servicios de seguridad, fuerzas armadas. Dos mil agentes, todos uniformados, se congregaron en la plaza de la Catedral de Moscú a la espera del mensaje de su líder. Con contundencia y semblante triunfador, Putin salió a hacer balance positivo de un fin de semana que podría haber sido devastador para el Kremlin: "Habéis defendido el orden constitucional, la vida, la seguridad y la libertad de nuestros ciudadanos. Habéis salvado a nuestra Madre Patria de la convulsión. De hecho, habéis detenido una guerra civil", les dijo.

Putin habla como si el motín del grupo Wagner no hubiera hecho tambalear al mando ruso, y el líder de los mercenarios, Yevgeny Prigozhin, no siguiera siendo una amenaza para Moscú desde su exilio en Minsk. Es esta la estrategia que persigue el sistema: aparentar que la rebelión de Wagner no ha despeinado al mandatario ruso, y que la unidad se mantiene intacta entre las distintas alas del Kremlin. "Una tarea difícil", dice Sam Greene, director del Instituto de Rusia del King's College de Londres. "Al mismo tiempo que afirmaban que el país estaba al borde de la guerra civil, Putin y las cadenas de televisión estatales han insistido en que la revuelta no contaba con ningún apoyo real y que siempre estuvo condenada al fracaso", publica Greene en Twitter.

Moscú, que ha afirmado que Wagner ha accedido a entregar sus armas, está intentando reforzarse. El Kremlin está intentando alimentar su ejército con tanques y misiles de largo alcance, y el martes por la tarde quiso sacar músculo en el frente ucraniano con el ataque que ha dejado diez muertos en la ciudad de Kramatorsk. Además, "la Guardia Nacional [la fuerza militar interna] será equipada con armamento pesado y tanques", ha informado la agencia rusa Ria Novosti. Al mismo tiempo, la diplomacia rusa está recibiendo consejos de China sobre defensa antimisiles. Pese a las acusaciones de Washington y otros aliados occidentales, Pekín niega estar proporcionando armas a Moscú.

Viktor Zolotov, jefe de la Guardia Nacional, espera el discurso de Putin este martes en el Kremlin de Moscú.

Viktor Zolotov, jefe de la Guardia Nacional, espera el discurso de Putin este martes en el Kremlin de Moscú. Reuters

Mientras Putin se resarce del golpe de este fin de semana, Rusia prepara sus represalias contra Prigozhin, que parece que no saldrá ileso de la "marcha por la justicia" con la que se encaminó a Moscú. El presidente ha revelado este martes que Rusia financió íntegramente las operaciones del grupo Wagner, que supusieron al Ministerio de Defensa el desembolso de 86.000 millones de rublos (918 millones de euros) entre mayo de 2022 y mayo de 2023. "Además, la empresa de catering Concord de Prigozhin obtuvo 80.000 millones de rublos (854 millones de euros) de contratos estatales para suministrar alimentos al Ejército ruso", dijo Putin en la reunión con las fuerzas de seguridad del Estado, informa Reuters.

"Espero que, en el marco de este trabajo, nadie haya robado nada o, digamos, haya robado menos, pero, por supuesto, investigaremos todo esto", manifestó el presidente ruso ante los dos mil agentes. A principios de este año, Prigozhin dijo que siempre había financiado a Wagner, pero que había buscado financiación adicional tras el inicio de la guerra en Ucrania. El lunes declaró que no había intentado derrocar al Estado ruso, y que seguía siendo un patriota que trataba de ajustar cuentas con el Ministerio de Defensa.

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La Casa Blanca promoverá esta semana acciones contra Wagner, según ha anunciado este martes Matt Miller, portavoz del Departamento de Estado estadounidense. Además del conato de golpe de Estado, EEUU también condena los ejercicios de los de Prigozhin en África. "Se trata de acciones que estamos emprendiendo contra Wagner no en relación con los sucesos ocurridos este fin de semana, sino por sus actividades anteriores", dijo Miller. El mismo día, EEUU anunció un paquete de 500 millones de dólares de ayuda militar a Ucrania.

La estrategia de Putin

"Putin espera —a través de una serie de eventos, como la reunión de seguridad de anoche y el discurso de hoy en la Plaza de la Catedral— reescribir la narrativa del golpe de Prigozhin como una de consolidación y consenso. Puede que sea una cuesta difícil de escalar", dijo Sam Greene en un tuit el martes. Para el académico, la mayor amenaza del presidente ruso tras el motín del fin de semana no es Prigozhin, sino "la posibilidad de que estos acontecimientos rompan el hermetismo del consenso público de que no hay alternativa a Putin".

Una bandera ondea en Moscú este martes con el mensaje: Por la patria, por la soberanía, por Putin.

Una bandera ondea en Moscú este martes con el mensaje: "Por la patria, por la soberanía, por Putin". Reuters

Durante sus 23 años de mandato, el apoyo a Putin entre la élite no ha sido ideológico: "se basa en su creencia de que puede, entre otras cosas, mantener unido el sistema y mantenerlos a salvo del pueblo. Si esa creencia flaquea, pueden empezar a buscar un líder más eficaz. Así, la retórica de Putin se dirige tanto a la élite como a las masas: «Mira», dice, «todo el mundo está conmigo, así que no abandones el barco». La cuestión es si la élite se lo cree. Tendremos que esperar y ver", concluye Greene.

Una cuestión que habrá que dilucidar tras los episodios de los últimos días será cuánto apoyo tiene Wagner entre la población rusa. Pese a la insistencia del Kremlin en que los paramilitares no tienen seguidores suficientes en el país, las imágenes que llegaron de Rostov del Don contradicen esta versión: mientras las tropas preparaban su partida hacia Moscú, los lugareños no mostraban problema en salir a acompañar a los amotinados. Sea o no por devoción por la organización de Prigozhin, las actitudes de los vecinos de Rostov parecen reflejar una fractura —aún incipiente— del liderazgo absoluto de Putin.