Europa

Caos en Rusia tras entrar en Belgorod tropas anti-Putin que quieren "llegar hasta la Plaza Roja"

La supuesta acción militar llega 24 horas después del anuncio de la conquista de Bakhmut por parte del Grupo Wagner, lo que desvía la atención mediática. 

23 mayo, 2023 03:39

El lunes a primera hora de la mañana saltó la noticia, apoyada por imágenes y relatos de cuentas prorrusas en Telegram, del cruce de la frontera entre Rusia y Ucrania por el puesto de Graivoron, en la provincia rusa de Belgorod. En un principio, la acción recordaba a la que reivindicó en Briansk el autodenominado Cuerpo de Voluntarios Rusos el pasado 2 de marzo. Un intento propagandístico de llamar la atención contra el régimen de Putin y su invasión ilegal de Ucrania. Poco más.

Aquello le sirvió al propio Putin para declarar la alerta terrorista, acusar a Estados Unidos y Ucrania de estar detrás del ataque (dos supuestos tiroteos en dos aldeas de la zona, ambos sin confirmar) y ordenar un recrudecimiento de las hostilidades contra civiles en territorio ucraniano. Si fue un ataque de falsa bandera, es decir, una operación concebida desde el propio Kremlin, o simplemente la seguridad rusa permitió que los insurrectos llevaran a cabo su acción sin hacer demasiado por evitarlo para poder adoptar después el papel de víctimas, es algo imposible de saber.

Sin embargo, el paso de las horas ha dado más entidad a lo sucedido hoy en Belgorod. Por supuesto, el detalle de cruzar una frontera que se supone que debe estar protegida a cal y canto levantando la barrera sin oposición de nadie es de por sí sospechoso. Ahora bien, tanto la reclamación de la autoría -al citado Cuerpo de Voluntarios hay que añadirle la Legión de la Rusia Libre, un grupo establecido y conocido dentro de la oposición a Putin- como la extensión de su ataque han provocado la alarma en el seno de la población y los medios de comunicación rusos.

Por lo que sabemos, las tropas de ambas guerrillas, que pueden haber juntado en torno a unos cientos de soldados, han entrado hasta 40 kilómetros cuadrados en territorio ruso, algo impensable en una guerra en la que cada kilómetro cuadrado cuesta días de sufrimiento y cientos de bajas. Se han hecho con el control de las localidades de Kozinka y Glokovo y han obligado al gobernador de Belgorod a solicitar ayuda inmediata a Moscú y a implantar la ley antiterrorista en toda la región.

"Liberar Rusia hasta la Plaza Roja"

Según las autoridades rusas, los bombardeos sobre Zamostye y Graivoron han provocado al menos seis heridos, además de daños en tres edificios residenciales y el derribo de un helicóptero no tripulado (UAV), aunque hay medios que aseguran que se trató de un MI-8. La situación parece lejos de estar controlada y se espera la llegada de miembros de la 74ª Brigada Motorizada para enfrentar a los rebeldes. Todo desvío de tropas y recursos del frente supone una ayuda enorme para Ucrania en su lucha en el Donbás, si bien Kiev ha afirmado -como ya hiciera en el episodio de Briansk- que no tienen nada que ver en este asunto.

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Las consecuencias de la acción no deberían ir más allá de la dispersión puntual de medios para atender a una crisis inesperada. Ahora bien, si verdaderamente no se trata de una operación de falsa bandera o, como mínimo, de una operación "tolerada" para acusar a Ucrania y elevar el nivel de las represalias, el ridículo para Rusia es enorme. Nadie entiende nada de lo que ha pasado ni cómo es posible que el territorio ruso sea tan fácilmente atacable justo desde la frontera con un país con el que está en guerra.

Las imágenes de los soldados de la Legión de la Rusia Libre patrullando las calles de las aldeas "liberadas" son una burla y una vergüenza para el Kremlin. Igualmente, las de miembros del Cuerpo de Voluntarios patrullando tanques rusos confiscados en el camino. Los guerrilleros, en un vídeo publicado en redes sociales, afirman que su intención es seguir avanzando, dar a los ciudadanos rusos la posibilidad de vivir en un país diferente del que ha construido Putin a lo largo de estos años y "llegar hasta la Plaza Roja" en su lucha. De hecho, en otro vídeo, mostraban las imágenes de unos globos azules y blancos (los colores de estos grupos paramilitares) volando sobre lo que, dicen, es Moscú.

Caos en la reacción

Precisamente en Moscú, la noticia se ha acogido con sordina, a diferencia de lo que sucedió en marzo. Eso puede ser una señal más de que no se lo esperaban y no saben bien cómo reaccionar. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov afirmó en declaraciones recogidas por la agencia Reuters que el presidente Putin había sido informado y que se estaba haciendo todo lo posible por "expulsar a los saboteadores" de territorio ruso. Choca, sin duda, que el propio Kremlin esquive la palabra "terrorista"para referirse básicamente a los mismos responsables de la anterior incursión.

La acción militar llega a las 24 horas del anuncio de la supuesta conquista de Bakhmut por parte del Grupo Wagner y de alguna manera desvía la atención mediática y propagandística. La sensación de caos que rodea al ejército ruso no hace sino aumentar con acciones de este tipo, así como la inseguridad en los ciudadanos de un territorio que lleva desde 2014 frente al abismo de la guerra, pero con la sensación de estar protegidos por unas fuerzas armadas que se han demostrado erráticas a lo largo de los últimos quince meses.

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Está por ver si este tipo de acciones y el pánico que causan en la población civil sirven para cuestionar la "operación militar especial" o, al contrario, confirman todas las paranoias apocalípticas que lleva vendiendo el Kremlin desde el inicio del conflicto. Este domingo, Putin felicitó personalmente a Eugeni Prigozhin y el Grupo Wagner por la citada toma de Bakhmut, algo que, sin duda, debió de escocer en el ministerio de defensa, que llevaba meses intentando apropiarse de la foto final. En resumen, hay muchas intrigas moviéndose al mismo tiempo en Moscú y mucho descontento acumulado. Ganar así una guerra parece tarea imposible. Permanecer en el poder, cada día más difícil.