El líder de Forza Italia, Silvio Berlusconi, este martes junto a la diputada Marta Fascina, pareja del exprimer ministro.

El líder de Forza Italia, Silvio Berlusconi, este martes junto a la diputada Marta Fascina, pareja del exprimer ministro. Efe

Europa

Marta Fascina, la mujer que ha logrado suavizar la postura de Berlusconi en el Gobierno ultra de Meloni

Otros protagonistas del giro político de Il Cavaliere para que no boicoteara al Gobierno han sido sus hijos mayores, Marina y Pier Silvio Berlusconi.

27 marzo, 2023 03:02
Roma

Uno de los aspectos más definitorios de la personalidad del ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi es que, de base, no acepta estar en un segundo plano. En su trayectoria empresarial primero y política después, siempre se ha mostrado como 'prima donna' de la vida pública italiana. De modo que en su actual papel de socio de minoría del Gobierno nacionalista de Giorgia Meloni estaba ahora muy incómodo.

Aunque hasta ahora Berlusconi había seguido formalmente las directrices de la coalición derechista de la que su partido Forza Italia es parte, Il Cavaliere ha remarcado sus discrepancias con Meloni en más de una ocasión en los últimos meses. Sobre todo en lo que tiene que ver con la guerra de Ucrania, una materia en la que ha criticado duramente a Volodimir Zelenski y ha comprometido y dificultado la política exterior del país.

El magnate ha aprovechado la más mínima ocasión para defender a su amigo Vladimir Putin y para criticar abiertamente al presidente ucraniano. La última vez fue hace tan sólo algo más de un mes, cuando el presidente de Forza Italia afirmó ante los medios de comunicación que si él "hubiera sido el jefe del Gobierno italiano, nunca hubiera ido a Kiev para hablar con Zelenski". Unas palabras que han vuelto a poner en entredicho el compromiso de Italia con Ucrania y con el bloque Occidental.

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Berlusconi ha estado demasiado tiempo llevando la contraria a sus socios del Ejecutivo. Aunque según fuentes internas de Forza Italia citadas por la prensa italiana, en los últimos días ha adoptado un cambio de rumbo. Il Cavaliere ha ordenado a los suyos mantenerse leales al resto de coalición, liderada por Giorgia Meloni (Hermanos de Italia) y por el nacionalista Matteo Salvini (Liga).

Atendiendo a las informaciones publicadas por la prensa italiana, hay una clara protagonista en su giro político hacia la primera ministra italiana: se trata de Marta Fascina (1990), licenciada en Humanidades en la Universidad La Sapienza de Roma y parlamentaria de la Cámara de los Diputados de Italia desde el año 2018. Fascina está casada con Berlusconi desde el año 2020 y eso a pesar de que el exprimer ministro italiano señaló en alguna ocasión que "la relación de amor y estima que me une a la señora Marta Fascina es tan profunda y sólida que no hay ninguna necesidad de formalizarlo con un matrimonio".

Berlusconi, y Marta Fascina en un colegio electoral durante las elecciones legislativas de 2022.

Berlusconi, y Marta Fascina en un colegio electoral durante las elecciones legislativas de 2022. Reuters

Según un senador de Forza Italia que habló de forma anónima con el periódico La Repubblica, los diputados de la formación habrían recibido "instrucciones claras" de Berlusconi, "a través de Marta Fascina", para marcar la nueva línea del partido: "Una línea que implique menos problemas para Meloni y que sitúe en un segundo plano a quienes, en los últimos meses, han generado tensiones en más de una ocasión".

La prensa habla abiertamente de una "nueva corriente Fascina" dentro de Forza Italia, propiciada incluso por la mismísima primera ministra Giorgia Meloni, que apunta a que el ex presidente del Parlamento Europeo y actual ministro de Exteriores, el forzista Antonio Tajani, es el interlocutor de referencia entre la jefa del Gobierno italiano y Silvio Berlusconi. "Forza Italia no creará más problemas a la primera ministra Giorgia Meloni", asegura estos días La Repubblica.

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Otros importantes protagonistas de la consolidación del viraje de Silvio Berlusconi para no entorpecer la acción del Gobierno italiano han sido sus hijos mayores, Marina y Pier Silvio Berlusconi; quienes han tenido un papel clave para redimensionar los egos del padre desde el mismo momento en el que la coalición conservadora ganó las últimas elecciones generales el pasado septiembre.

De hecho, ha sido la propia primera ministra, Giorgia Meloni, quien se ha implicado directamente para convencer a los hijos mayores del magnate italiano para que hablaran seriamente con su padre y le convencieran de que no siguiera boicoteando al Ejecutivo.

Una de las señales por las que se puede deducir que Berlusconi ha vuelto a su faceta más conciliadora tiene que ver con la relación que mantiene con su mano derecha en el partido, Gianni Letta, su principal consejero dentro del ámbito político e institucional desde hace 30 años. El año pasado hubo un momento de ruptura entre ambos. Tras la caída de Mario Draghi como primer ministro, de la que Berlusconi y su partido fueron coautores, Gianni Letta fue completamente apartado por Il Cavaliere, que no estaba de acuerdo con hacer caer a 'Súper Mario'.

Sin embargo ahora, según el Corriere della Sera, Gianni Letta ha vuelto a ser la bisagra de entendimiento y diálogo entre Berlusconi y los miembros de Forza Italia, aunque Letta nunca haya sido miembro oficial del partido. Según las fuentes consultadas por el citado diario, el reencuentro del ex primer ministro con Letta también es obra de Marta Fascina y de los hijos de Berlusconi.

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Silvio Berlusconi y su partido pertenecen a la coalición de mayoría nacionalista que en las últimas elecciones generales arrasó en las urnas, obteniendo la mayoría absoluta tanto en la Cámara de los Diputados como en el Senado; algo que no ocurría desde la época en la que precisamente Il Cavaliere era primer ministro.

Al frente de esa coalición está Meloni, que con el tiempo ha conseguido consolidar su liderazgo y redimensionar a sus socios minoritarios: Salvini en cuanto compañero y "rival" nacionalista; y Berlusconi, como personaje incombustible de la política italiana. Un ex primer ministro que, antes o después, tenía que aceptar el relevo generacional y admitir el indiscutible liderazgo político de Giorgia Meloni, que hace 15 años fue su ministra más joven y que hoy aspira a agotar la legislatura. Un objetivo nada desdeñable tratándose de Italia, el país de la volatilidad política.