La situación en Bakhmut cada vez es más complicada para ambos bandos

Europa

Mercenarios o carne de cañón: Rusia quiere acabar con Wagner para colgarse la medalla de Bakhmut

El Kremlin esté dejando que su ejército privado se suicide en la toma de la ciudad. Las tropas rusas siguen fracasando en todos sus intentos de avance.

14 marzo, 2023 02:25

Bakhmut resiste. Después de ocho meses de ataques rusos, protagonizados casi en exclusiva por los mercenarios del Grupo Wagner, el margen oriental del Bakhmutka sigue en manos ucranianas, como siguen los suburbios que dan acceso a la T0504, carretera clave para una posible retirada de tropas si la cosa se complicara en exceso. La lucha se libra calle por calle y pueblo por pueblo. Ya no hay expresidiarios que sirvan como carne de cañón, sino tropas experimentadas, de élite, que siguen cayendo en el frente buscando una pinza que no acaba de cerrarse nunca.

En ese sentido, la decisión del alto mando ucraniano de aguantar e incluso reforzar la defensa de la ciudad parece un éxito absoluto, al menos a corto plazo. Al obligar a Rusia y a sus aliados a luchar por la ciudad asumen el riesgo de perder más hombres y caer en una posible encerrona… pero a la vez no solo causan un número importantísimo de bajas en el enemigo, con lo que eso conlleva para ofensivas posteriores, sino que ahondan en los problemas de ego que están marcando las decisiones rusas casi desde el inicio de la guerra.

Y es que, a estas alturas, un año después del comienzo de la "operación militar especial", aún no tenemos claro quién manda en el ejército ruso ni quién toma las decisiones. Putin ha nombrado a tres comandantes generales de las fuerzas armadas desplegadas en Ucrania: Alexander Dvornikov, "el carnicero de Siria", Sergei Surovikin, "el general Armagedón" y Valeri Gerasimov, jefe del estado mayor ruso y sin apodo estrambótico que se le conozca. Gerasimov, número dos de Sergei Shoigú en el ministerio de defensa, tendría el encargo de Putin de conquistar todo el Donbás antes del 31 de marzo. Las prisas apremian.

Una encerrona para el Grupo Wagner

Tres comandantes parecen muchos en un año, pero es que tampoco está claro el qué comandan exactamente. Las tropas del ejército ruso siguen fracasando en todos sus intentos de avance en Svatove, Kreminna, Siversk y Vuhledar… pero apenas se las ve en Bakhmut, la gran trituradora de hombres. Bakhmut es un empeño personal de Eugeni Prigozhin, dueño del Grupo Wagner, y si se ha convertido en el epicentro del combate no ha sido por decisión de Dvornikov, ni de Surovikin, ni de Gerasimov, ni del propio Putin, sino de un excocinero metido a militar.

De por sí, esto ya es chocante, como chocante es que pretenda aumentar su influencia política, algo que le está costando muy caro. Putin lleva veintitrés años en el Kremlin rodeado de palmeros y pocos le han sido tan fieles como Shoigú. Enfrentarse a él es enfrentarse a un hombre que se las sabe todas y que maneja demasiados recursos como para pensar que se va a rendir con facilidad. Prigozhin parece haberse dado cuenta demasiado tarde y lleva un mes aproximadamente enviando mensajes confusos: no sabe por qué no le mandan municiones, amenaza con retirarse de Bakhmut, contradice los mensajes de la propaganda estatal y no oculta su temor de que, en el fondo, el Kremlin esté dejando que su ejército privado se suicide en la toma de la ciudad.

Soldados ucranianos participan en un simulacro militar de entrenamiento de combate psicológico.

Soldados ucranianos participan en un simulacro militar de entrenamiento de combate psicológico. Reuters

Según el Institute for the Study of the War, puede que tenga razón. Después de una semana francamente mala para los defensores ucranianos de Bakhmut, la ofensiva parece haberse estancado. Algo tendrán que ver los refuerzos enviados por Kiev y el compromiso mostrado en la defensa de la ciudad, por supuesto, pero también influye el hecho de que no haya un solo mando dirigiendo la ofensiva, sino dos y enfrentados entre sí.

Objetivo: "eliminar" al Grupo Wagner

La tesis de Prigozhin, validada por el ISW, es que el Kremlin está dejando solo a Wagner a la hora de llevar a cabo todo el trabajo sucio. Y cuando decimos todo, queremos decir absolutamente todo. Shoigú y Gerasimov quieren que los hombres de Wagner les cierren el "caldero" sobre la ciudad y que después les vayan limpiando el camino calle a calle, edificio a edificio. Todo eso, sin gastar demasiados recursos del ejército y tirando de los mejores hombres que tiene Prigozhin a sueldo.

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Todo habría sido más fácil si Ucrania se hubiera retirado, claro, y Prigozhin llegó a soñar con dicha retirada, hasta el punto de ofrecerle en un vídeo a Zelenski un acuerdo para desalojar a los civiles y a aquellas tropas que optaran por la rendición. Ahora, la victoria tendrá que llegar a un precio carísimo y es normal que Prigozhin se pregunte si debe pagarlo él. Al fin y al cabo, es solo un empresario. Prigozhin teme que la conquista de Bakhmut llegue a cambio de una auténtica matanza. Los francotiradores disparan día y noche desde cualquier rincón y avanzar se hace cada vez más complicado. Como Putin les ha cortado el acceso a los presidiarios, solo quedan los hombres con contrato, los que dan sentido a la existencia de este ejército de buscafortunas.

Ahora bien, el problema de Prigozhin es que no tiene alternativa. Se la han jugado y lo sabe. O avanza ahora y cumple su misión -muy probablemente para que luego Shoigú y Gerasimov manden a sus hombres para llevarse los honores y colgarse las medallas- o, efectivamente, se retira, traiciona a Putin y condena a sus hombres y a sí mismo de por vida. Prigozhin quiere jugar a ser político y para ello necesita una enorme victoria militar que le dé el prestigio que no tiene ahora. En el Kremlin se le ve como un advenedizo y así le están tratando.

Soldados ucranianos en Bakhmut.

Soldados ucranianos en Bakhmut. Reuters

De momento, como decíamos, estas confusiones y desconfianzas han paralizado la ofensiva casi por completo. Prigozhin no sabe cómo avanzar y desde Moscú nadie parece dispuesto a ayudarle. Según el citado ISW, "la prioridad del Kremlin ahora mismo es eliminar a Wagner de Bakhmut, lo que estaría ralentizando los avances en la zona". Tomemos ese "eliminar" en un doble sentido: utilizarles como carne de cañón en un primer momento … y quitarlos después de en medio para cuando haya que celebrar la conquista. Si es que ese día llega, claro, que, entre tanta disensión, no parece nada claro.

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