Soldados en Bakhmut.

Soldados en Bakhmut.

Europa

El Estado Mayor ucraniano convence a Zelenski para defender Bakhmut pese al alto número de bajas

La sensación es que Rusia puede seguir sin importarle el número de bajas mientras que Ucrania debe ser mucho más cautelosa al respecto.

7 marzo, 2023 02:37

A estas alturas, no hay nadie que piense que Ucrania puede sostener Bakhmut durante mucho más tiempo. Sitiadas por el norte, el sur y el este, las tropas de Volodimir Zelenski resisten como pueden casi calle a calle, en medio de las ruinas de lo que en su día fue una ciudad de 73.000 habitantes y ahora es poco más que un matadero. Desde que perdieran la iniciativa de defensa tras la caída de Krasna Hora y de varios barrios residenciales a las afueras de la ciudad, los enfrentamientos ya no provocan más bajas en el bando ruso que en el ucraniano, como hasta ahora, sino un número aproximadamente idéntico.

Los comandantes de las tropas ucranianas están a favor de continuar la operación defensiva y fortalecer aún más las posiciones. Así se lo han manifestado al presidente del país, Volodimir Zelenski, en la reunión de este lunes del Estado Mayor ucraniano, en la que se habló de la situación en los diferentes frentes de guerra.

"Al evaluar el progreso de la operación de defensa, el presidente hizo preguntas al comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Valery Zaluzhny, y al comandante del grupo de tropas estratégicas y operativas de Khortytsia, Oleksandr Syrskyi, con respecto a futuras acciones en la dirección de Bakhmut", señalaban en un comunicado. Y "hablaron a favor de continuar la operación defensiva y fortalecer aún más nuestras posiciones en Bakhmut", dice la nota de la presidencia ucraniana.

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Obviamente, esta es una pésima noticia para Ucrania, que no puede permitirse este tipo de lucha de tú a tú con Rusia. Hay que tener en cuenta no sólo que el Ejército ruso es mucho más numeroso que el ucraniano, sino que está dispuesto a organizar cuantas misiones suicidas hagan falta con tal de diezmar al enemigo. No sólo eso: aunque Gerasimov ha mandado hombres a Bakhmut para hacerse la foto de la victoria, básicamente quien está luchando en la ciudad desde el inicio del sitio allá por el pasado verano es el Grupo Wagner, tanto con sus presidiarios reconvertidos en mercenarios como con sus tropas de élite.

La sensación es que Rusia puede seguir y seguir y seguir con el sitio sin importarle el número de bajas mientras que Ucrania debe ser mucho más cautelosa al respecto. De ahí que muchos se pregunten por qué se empeña Kiev en la defensa de una ciudad hecha escombros y pidan una retirada ordenada cuanto antes. Dicha retirada parecía un hecho a finales de la semana pasada, pero desde el alto mando ucraniano se niega la mayor: Bakhmut va a resistir hasta el último hombre, a lo Mariúpol, y lo único que se está viendo es un remplazo de hombres, en ningún caso un desalojo de la ciudad.

Soldados ucranianos en Bakhmut.

Soldados ucranianos en Bakhmut.

Los riesgos de esta operación son obvios: se calcula que hay 10.000 o 12.000 soldados ucranianos aún en Bakhmut. En cuanto los mercenarios de Wagner tomaran Ivanivske o completaran el control sobre las zonas al sur de Yahidne, estos soldados se verían en una situación muy complicada para poder salir de ahí, viéndose condenados a una derrota que derivaría en la matanza de algunos de los mejores hombres del ejército local, destinados a la defensa de una plaza que parece más simbólica que estratégica.

Un nuevo Mariúpol

Ahora bien, en la diferencia entre el símbolo y la estrategia está la posible razón de la defensa ucraniana a cualquier precio. Si el objetivo es negar a Rusia la victoria que tanto ansía por el mero hecho de hacerlo, Kiev se está equivocando. Dicho esto, después de un año de guerra y de resistencia heroica, sería injusto no conceder al alto mando ucraniano el beneficio de la duda. Bakhmut caerá, de eso es consciente todo el mundo, pero cuándo caiga es tan relevante como el hecho en sí mismo.

Volvamos a Mariúpol o a Severodonetsk. Eran dos resistencias condenadas al fracaso como tales. Murieron miles de soldados ucranianos que, probablemente, no habrían muerto de haberse retirado antes. Ahora bien, la función de la resistencia de Mariúpol, de Severodonetsk y, en menor medida, de Lisichansk no se entiende sin atender a la visión global del conflicto. Las tres ciudades cayeron, sí, pero sirvieron de freno a una posible ofensiva mayor y la prolongación de la lucha obligó a Rusia a renunciar a otros objetivos.

Por ejemplo, la obligación de mandar tropas y tropas a Mariúpol durante semanas al inicio de la guerra detuvo la iniciativa rusa en el sur de Ucrania cuando todo apuntaba a que se lanzarían tarde o temprano sobre Zaporiyia o incluso Dnipro. Si la toma de Mariúpol hubiera durado unos días, Rusia habría podido dedicar sus fuerzas al siguiente objetivo sin necesidad de reagrupar efectivos, reajustar líneas de suministro, etcétera.

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Lo mismo se puede decir de Severodonetsk y Lisichansk. Lo racional habría sido salir corriendo de ahí en cuanto se vio claro que la proporción de bajas era equivalente en los dos bandos. Sin embargo, Ucrania resistió… y al resistir, impidió que Rusia pudiera continuar su ataque hacia Sloviansk y Kramatorsk, los verdaderos objetivos de la primera ofensiva. De hecho, el desgaste en la toma de estas dos ciudades obligó a una pausa que cambió por completo la dinámica de la guerra. Desde entonces hasta enero, aproximadamente, Rusia se pasó seis meses a la defensiva: perdiendo territorios y cavando trincheras para no perder aún más.

Cimentando la contraofensiva

Es de entender que la estrategia en Bakhmut es la misma. Un señuelo para entretener a las fuerzas rusas e impedirles que atiendan los demás frentes, mucho más peligrosos para Ucrania. Efectivamente, la defensa de Bakhmut provocará muchas muertes y acabará en una retirada más o menos ordenada. El asunto es que todo lo que se retrase esa retirada evitará que Rusia pueda mandar más hombres y armas a Siversk, a Vuhledar o al bosque de Kreminna.

Soldados ucranianos en Bakhmut.

Soldados ucranianos en Bakhmut.

Los avances en Bakhmut eclipsan una realidad dura de aceptar para Gerasimov, Putin y el invasor ruso: su anunciada segunda ofensiva está quedando prácticamente en nada. Ucrania está consiguiendo repeler todos los ataques en todos los frentes. En buena parte, eso es posible porque todos los mercenarios de Wagner y buena parte de la infantería del ejército regular está empantanada en Bakhmut, buscando su momento de gloria.

Resistir en este caso es ganar un tiempo muy valioso. Sabemos desde hace tiempo que Ucrania prepara para mediados de primavera una contraofensiva. Consideran que si, para entonces, han conseguido contener los esfuerzos rusos y provocar un alto número de bajas en el enemigo, podrán plantearse un nuevo ataque como los del año pasado en Sumy, Járkov o Jersón. Esta vez, además, con el apoyo de las armas enviadas desde Occidente y con la formación que han recibido buena parte de sus mejores soldados en los países de la OTAN.

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El éxito se mide en horas

Resulta complicado determinar quién "tiene razón" al defender una postura o la otra. Hay riesgos y hay beneficios. Si Wagner cierra el caldero y atrapa dentro a miles de soldados ucranianos, no solo habrá conseguido el enclave desde el que lanzarse a por Siversk y la curva del río Donets, sino que habrá eliminado de la ecuación a buena parte de la resistencia que podría encontrarse en el camino.

Por otro lado, si Bakhmut resiste un poco más, el tiempo justo como para obligar a las fuerzas rusas a una nueva pausa operativa, como sucedió en Mariúpol o en Severodonetsk, Ucrania no solo habrá conseguido evitar una escalada bélica en otros puntos decisivos del Donbás… sino que Rusia se verá prácticamente obligada a preparar la defensa de la contraofensiva, abandonando por lo tanto cualquier intento de seguir al ataque. En el éxito o el fracaso de la estrategia local puede estar el éxito o el fracaso de la defensa del Donbás en su totalidad.

Soldados ucranianos en Bakhmut.

Soldados ucranianos en Bakhmut.

Tarde o temprano, alguien tendrá que tomar la decisión de evacuar la ciudad antes de que se convierta en una ratonera. Elegir el momento ideal es lo que están sopesando en Kiev. Entre el desastre y la jugada maestra pueden mediar muy pocos días, horas incluso. Las que nos permitan a posteriori evaluar quién ha caído en la trampa de quién. Por eso se lucha en Bakhmut, por eso se lucha en todo Donetsk y Lugansk.