Ursula von der Leyen y Charles Michel acogieron con entusiasmo a Joe Biden durante su visita a Bruselas en junio

Ursula von der Leyen y Charles Michel acogieron con entusiasmo a Joe Biden durante su visita a Bruselas en junio UE

Europa

La caída de Afganistán rompe el idilio de la Unión Europea con Biden

Los líderes europeos se indignan por las decisiones unilaterales y la falta de consultas del nuevo inquilino de la Casa Blanca.

28 agosto, 2021 02:23
Bruselas

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Tras el caos del mandato de Donald Trump, que tachó a la UE de enemigo al mismo nivel que China y vaticinó un efecto contagio del brexit, los líderes europeos acogieron la victoria de Joe Biden con alivio e incluso con entusiasmo. En Bruselas soñaban con que el veterano político demócrata devolvería Estados Unidos a su papel tradicional de superpotencia sin rival y gendarme máximo de un orden mundial basado en reglas. Los primeros gestos de la nueva Casa Blanca parecían confirmar esta ilusión.

"América está de regreso", proclamó repetidamente Biden durante su visita a la OTAN y a los dirigentes de la UE el pasado mes de junio. En efecto, Estados Unidos ha vuelto al Acuerdo de París de lucha contra el cambio climático que Bruselas había abanderado y Trump despreció. Además, el presidente norteamericano sigue negociando reincorporarse al Pacto Nuclear con Irán, otro de los grandes éxitos de la diplomacia comunitaria. Y ha puesto fin a las guerras comerciales que desató su antecesor con la UE.

"La OTAN es de vital importancia para los intereses de Estados Unidos" y su cláusula de defensa colectiva constituye una "obligación sagrada", aseguró Biden. "Estamos muy contentos de tener un socio en el que podemos contar", respondió el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, al recibir al nuevo presidente norteamericano en Bruselas. "Los últimos cuantro años no han sido fáciles", afirmó la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, que esperaba un cambio radical con la salida de Trump.

La caída de Afganistán ha hecho estallar en mil pedazos la ilusión de Bruselas de que sería posible volver al pasado, de que los europeos podrían cobijarse de nuevo en el paraguas de seguridad de EEUU. A la hora de la verdad, y excluyendo la retórica agresiva, Biden no ha tenido un comportamiento muy diferente al que hubiera exhibido Trump: poner los intereses de Estados Unidos por delante de todo (el famoso lema de America First), replegarse a una posición aislacionista y actuar de forma unilateral sin consultar siquiera con sus socios más estrechos.

Sorpresa e impotencia

Una actitud que ha indignado y alarmado a los líderes europeos. Aunque muy pocos han criticado directamente a Biden, la mayoría sí han admitido su impotencia frente a la retirada unilateral de EEUU en Afganistán. "La decisión de EEUU de abandonar Afganistán ha sorprendido a muchos socios y creo que exige entablar una discusión franca", ha dicho el primer ministro belga, Alexander de Croo, uno de los más claros en su protesta.

"Los países de la OTAN fueron a Afganistán después de que EEUU invocara la cláusula que dice que cuando un país es atacado, los otros deben prestarle ayuda. Está claro que desde nuestro punto de vista, debíamos entrar juntos, pero también salir juntos", sostiene De Croo.

"Fuimos a Afganistán como reacción, como respuesta a un ataque a Estados Unidos. Y cuando Estados Unidos decidió poner fin a su misión militar allí con el acuerdo firmado en febrero de 2020 (entre Trump y los talibanes), no había ninguna opción práctica viable para que el resto de aliados, los aliados europeos y Canadá, se quedaran sin Estados Unidos", asegura el secretario general de la OTAN, Joe Biden, que también se ha cuidado de censurar abiertamente a Biden.

Sin embargo, la crisis de Afganistán no constituye el primer desencuentro entre la UE y la administración Biden, aunque sí es el más grave. Los líderes europeos acusaron al veterano presidente demócrata de vetar la exportación de vacunas contra la Covid-19 y sus ingredientes y utilizar el debate sobre la liberación de las patentes como cortina de humo, como maniobra de distracción.

A Bruselas le indigna además la posición de EEUU de vetar la entrada viajeros comunitarios, incluso los vacunados, cuando la UE ya ha abierto sus puertas a los turistas estadounidenses, especialmente los vacunados. Y Biden todavía mantiene aranceles a productos europeos como el aluminio y el acero o las aceitunas de mesa españolas. Su última humillación a los socios europeos fue negarse a ampliar su presencia en el aeropuerto de Kabul más allá del 31 de agosto para completar las evacuaciones, pese a que así se lo suplicaron el martes los miembros del G-7.

"Hemos vivido en una gran ilusión. Pensábamos que Estados Unidos había vuelto, cuando de hecho se está replegando", ha lamentado la eurodiputada liberal francesa Nathalie Loiseau, que fue la primera ministra de Asuntos Europeos de Emmanuel Macron. "Estados Unidos es el máximo responsable de la actual situación (en Afganistán)", ha acusado Markus Söder, presidente de Bavaria y uno de los pesos pesados de la CDU de Ángela Merkel.

El desorden post-americano

"La tragedia en Afganistán subraya la dependencia de Europa respecto a la política exterior y de seguridad de Washington. Hemos llegado a un punto de inflexión. Una política de defensa común europea ya no es una opción. La única pregunta es cuándo", ha escrito en Twitter el comisario francés Thierry Breton, estrecho aliado de Emmanuel Macron.

"Es hora de despertar y oler el café post-americano. La lección fundamental para los europeos del colapso de Afganistán no es la falta de consultas o incluso la incompetencia de Estados Unidos. Es que el tercer presidente norteamericano consecutivo ha demostrado que su país ya no será el vigilante del mundo ni utilizará su poder para apoyar el elusivo objetivo de la estabilidad en regiones lejanas. La tragedia en Afganistán es un resultado lógico de esa posición que ahora ha quedado bien clara", escribe Jeremy Shapiro, analista del think tank European Council of Foreing Relations.

Uno de los más indignados con la retirada unilateral de Biden es el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, que se ha quejado de que el presidente norteamericano restringiera la misión en Afganistán a la prevención del terrorismo. "Hemos hecho mucho para construir un Estado en Afganistán, un Estado que pudiera garantizar el imperio de la ley y el respeto de las libertades fundamentales", dijo en el Parlamento Europeo.

Para Borrell, la caída de Afganistán demuestra que Estados Unidos ya no está dispuesto a luchar "las guerras de los demás" y exige a la Unión Europea dar un paso adelante, asumir su responsabilidad, lograr una autonomía estratégica creando su propio ejército. También el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha pedido extraer lecciones del abandono de Biden y anuncia que planteará este debate de la soberanía europea en la próxima cumbre de los 27.

Un debate que va y viene de forma recurrente en Bruselas y que siempre es difícil por la división de los Estados miembros en tres bandos. En primer lugar, Francia, España o Italia apuestan decididamente por la independencia europea en materia militar. Otros países (como Alemania o los del Este) dan más importancia a la cooperación con la OTAN y a la relación transatlántica; y finalmente hay un grupo de Estados miembros neutrales como Austria, Finlandia o Malta. En todo caso, el fracaso de Afganistán obliga a la UE a hacer examen de conciencia.