El libertario y ultra Javier Milei destrona al peronismo y será el nuevo presidente de Argentina
El candidato kirchnerista Sergio Massa reconoció públicamente su derrota, concediendo al ultraderechista una victoria que le da la Casa Rosada.
20 noviembre, 2023 00:30El voto rabia y el voto castigo al presidenciable oficialista y actual ministro de Economía, el peronista Sergio Tomás Massa, se impusieron este domingo en Argentina al consagrar presidente electo al candidato de la oposición, el ultraderechista Javier Milei, en la segunda vuelta o balotaje de las elecciones generales.
El escrutinio arrojó que Milei, 53 años, economista ultraliberal y en lo político de extrema derecha, amigo de Vox, cosechó en todo el país 14,2 millones de votos -55,70%- contra 11,3 millones -44,20%- recogidos por el candidato oficialista Massa, político profesional, 51 años. La diferencia porcentual de casi 12% representa casi tres millones de sufragios de ventaja.
“A todos los argentinos de bien: hoy comienza la reconstrucción de Argentina”, anunció el triunfador al hablar públicamente en su búnker de un hotel bonaerense. Y aseguró que “nuestro compromiso con la democracia, el comercio libre y la paz” permitirá que “dentro de 35 años” Argentina “volverá a ser una potencia mundial”.
Sin improvisar y leyendo su mensaje, Milei consideró que “(los argentinos) empezamos a dar vuelta la página de nuestra historia. Se termina el modelo empobrecedor del Estado omnipresente, la idea de que el Estado es un botín a repartirse entre los políticos”.
El presidente electo tendió una mano a “todos los argentinos que quieran sumarse a la nueva Argentina” y les aseguró que “serán bienvenidos” en su administración sin importar “de donde venga porque es más importante lo que nos une que lo que nos separa”. “No es fácil la gesta que se viene: nos están dejando una economía destruida”, alertó.
Milei advirtió que “hay gente que se va resistir” a las reformas y les advirtió que “no hay lugar para violentos, vamos a ser implacables con aquellos que usan la fuerza para defender sus privilegios”. “Esto no es una tarea para tibios, cobardes y mucho menos corruptos”, se envalentonó.
“¡Viva la libertad, carajo!”, se despidió y deseó que “Dios bendiga a los argentinos”.
Antes que el vencedor, el propio Massa habló al país y reconoció su derrota dos horas después del cierre de las mesas electorales y reconoció su derrota. "Los resultados no son los que esperábamos y me he comunicado con Milei para felicitarlo y desearle suerte porque es el Ppresidente que la mayoría de los argentinos eligió para los próximos años", admitió.
En el búnker de la coalición oficial Unión por la Patria, Massa planteó que "fue una campaña difícil, que en algún momento tuvo tintes ríspidos" que "ojalá Argentina abandone y el valor de la convivencia democrática y el respeto por el que piensa distinto se instalen para siempre".
“Desde mañana, la responsabilidad y la tarea de dar certezas y transmitir garantías sobre el funcionamiento político, social y económico de Argentina es responsabilidad del presidente electo y esperamos que así lo haga. Lo más importante que le tenemos que dejar a los argentinos es el mensaje de la convivencia, el diálogo y el respeto por la paz", arengó.
En esta final electoral no participaron los tres candidatos de la primera vuelta que no habían pasado a la segunda: la derechista Patricia Bullrich, el peronista Juan Schiaretti, y la izquierdista Myriam Bregman. Por lo que hubo unos 9,5 millones de votos sueltos que esta vez se repartieron entre Massa y Milei.
Bullrich y Macri
Bullrich y su partido Propuesta Republicana (PRO), conducido por el ex presidente Mauricio Macri (2015-2019), respaldaron en todo a Milei y hasta le prestaron miles de fiscales para que controlen la limpieza de estos comicios.
Este reparto de sufragios de los terceros ha favorecido a Milei, que elevó en 5,5 millones de sufragios los conseguidos en la primera vuelta (8,3 millones de votos). En cambio Massa aumentó un millón de votos más que en la ronda anterior, cuando obtuvo 9,8 millones de votos.
La avalancha de votos que catapultó al candidato opositor provino de 21 provincias de las 24 de todo el país, sobre todo Córdoba (74% versus 26%), Mendoza, Santa Fe, Entre Ríos y San Luis.
Desacertada gestión en Economía
En la victoria de Milei se ha impuesto el voto rabia y voto castigo de los argentinos contra Massa por su desacertada gestión al frente del Ministerio de Economía, desde agosto de 2022. En aquel momento fue vendido como el nuevo súperministro que venía a salvar a Argentina, pero los últimos números cantan un desempeño ruinoso.
La subida del IPC se ha duplicado en la era Massa ministro: acumula 142,7% interanual, lo cual coloca a Argentina entre los países con mayor inflación a nivel mundial junto a Venezuela y el Líbano. Y la pobreza se ha disparado al 41%, o sea que alcanza 18,7 millones de argentinos.
Milei sorprende a todos por su carrera de vértigo a la Presidencia argentina. Hasta hace dos años no era más que un economista que hacía bolos en los programas de televisión hablando de lo mal que está Argentina. También explicaba allí su afición al sexo tántrico.
Sin provenir de la política ni padrinos en ese sector ni partido propio, en 2021 se sacó de la chistera una fuerza propia, La Libertad Avanza, y consiguió un escaño en el Congreso de los Diputados, junto a su vicepresidenta Victoria Villarruel. Desde entonces, no ha parado y ahora se encumbra a la jefatura del Estado.
Massa y Milei encarnaron la histórica confrontación política de Argentina entre peronistas y antiperonistas, respectivamente. Desde su origen en 1945, por el entonces militar Juan Domingo Perón, el peronismo había sido la fuerza política hegemónica pues ganó nueve de elecciones presidenciales y perdió cuatro.
Antiperonismo
Por su parte, el antiperonismo se alió a las fuerzas armadas apoyando golpes de Estado para derrocarlo e incluso proscribirlo de la democracia durante 18 años, desde 1955 hasta 1973. De hecho, en ese período Perón debió marchar al exilio y vivió en un chalet del barrio madrileño Puerta de Hierro.
A esa polarización extrema –similar a la que vive políticamente España-, los argentinos le han puesto por nombre la grieta. Es una división política profunda en la sociedad al punto que padres e hijos, hermanos y amigos se pelean y dejan de hablarse por diferencias vinculadas a sus ideas políticas.
Milei deberá lidiar con ese enfrentamiento profundo de la sociedad. En la campaña Massa había propuesto un gobierno de “unión nacional”, pero Milei ha fogueado la confrontación al llamar a “exterminar” a los peronistas, sobre todo, a su rama más populista, el kirchnerismo.
Argentina lleva varias décadas de decadencia y no acierta a encontrar una solución al hundimiento en una espiral de decadencia. Muchos argentinos bromean llamándolo “país calesita (tío vivo)” pues da vueltas sobre sí mismo y reaparecen los mismos traumas de siempre.
La economía está herida de estanflación, mezcla de estancamiento e inflación por las nubes. El Banco Mundial pronosticó que este año caerá un 2%. La deuda pública supera los 364.000 millones de euros, un 85% del PIB, la más alta desde la debacle del corralito bancario en 2002, y el tesoro carece de reservas.
Los altibajos de la economía repercuten en la crisis social y la amplían. Dos de cada tres niños y jóvenes son pobres por ingresos y falta de acceso a servicios básicos, en un país que supo ser el de mayor movilidad social ascendente en Suramérica hasta los años 70 del siglo pasado.
Milei deberá vérselas con un panorama adverso en el Parlamento para impulsar sus proyectos de leyes. En el Congreso de los Diputados y en el Senado, el nuevo Gobierno carecerá de la mayoría por lo que deberá entablar negociaciones con los bloques de la derechista Juntos por el Cambio y otros provinciales.
El nuevo presidente asumirá el domingo 10 de diciembre próximo, justo cuando se cumplirán cuatro décadas del fin de la dictadura militar (1976-1983) y la recuperación de la democracia. Por primera vez, Argentina lleva 40 años ininterrumpidos de democracia. Ya no hay golpes de Estado y las autoridades son y han sido electos por la soberanía popular.