El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el presidente de EEUU, Joe Biden. Imagen de archivo.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el presidente de EEUU, Joe Biden. Imagen de archivo. Reuters

América

EEUU ayudará a Israel a pesar de la tensión entre Biden y Netanyahu y del pacto con Irán

"Joe Biden está enamorado de Israel, pero no está tan enamorado de Netanyahu", declara Aaron David Miller, exconsejero del Departamento de Estado.

9 octubre, 2023 03:37

"Joe Biden está enamorado de Israel, pero no está tan enamorado de Netanyahu", así resumía Aaron David Miller, exconsejero del Departamento de Estado, la relación entre ambos líderes el pasado mes de marzo en declaraciones a la revista Time. No siempre había sido así. De hecho, durante décadas, la amistad entre Netanyahu y Biden había sido de las pocas sinceras en el mundo de la política. Una amistad personal que trascendía el apoyo a Israel que siempre ha caracterizado al Partido Demócrata estadounidense y que databa de los tiempos de Biden en el Comité de Relaciones Internacionales del Senado.

Además de su activo papel como mediador durante su etapa en la Administración Obama –"Hace mucho tiempo, le firmé una foto a Biden. Decía: Bibi, no estoy de acuerdo contigo en nada, pero te quiero igual", declaró en 2014 el entonces vicepresidente-, Biden jugó junto a los líderes de Egipto, Jordania y Qatar, un papel clave en la resolución del conflicto entre Gaza e Israel en mayo de 2021. Desde entonces, las relaciones no han hecho sino agriarse.

En ello ha tenido mucho que ver la propia deriva política de Netanyahu, un político siempre conservador que en este último mandato parece haber tomado un peligroso camino hacia el totalitarismo. Apoyado por fuerzas de extrema derecha, el primer ministro israelí mantiene desde hace meses un contencioso con el Tribunal Supremo del país, cuya independencia pretende dejar en manos del propio gobierno. Esta lucha contra la judicatura provocó protestas en todo Israel y encontró también su eco en Estados Unidos: la democracia israelí corría peligro.

De ahí que Biden decidiera coger el teléfono y llamar a su amigo. Le dejó claro que no podía seguir por ahí y que Estados Unidos siempre estaría al lado de Israel… pero que Israel tenía que comprometerse a ser un estado respetuoso con la ley y la justicia. A Netanyahu, aquello le sentó a cuerno quemado: en redes sociales, quiso dejar claro que "Israel es un país independiente que no va a permitir injerencias ajenas". El mensaje no dejaba lugar a dudas.

Contra Hamas y Hezbolá

La hostilidad entre ambos líderes ha llevado inevitablemente a una cierta tensión diplomática entre los dos países. Estados Unidos lleva tiempo intentando convencer a Israel de que se posicione claramente ante la guerra de Ucrania y se una al envío de armas a Kiev. No ha tenido todo el éxito que habría deseado: aunque Israel ha declarado varias veces su apoyo a Ucrania, siempre ha querido mantener una puerta abierta al diálogo con Rusia, como si no quisiera ofenderla. Al fin y al cabo, pensarían, Rusia tiene contactos con Irán y con Siria que garantizan una cierta tranquilidad. Obviamente, se equivocaban.

Nadie duda a estas alturas de que detrás de los espantosos actos de guerra perpetrados por Hamás el sábado 7 de octubre están ambos países. Llevan décadas financiando a la organización político-militar. En el caso de Siria, el interés es más bien histórico: desde la misma fundación de Israel el 14 de mayo de 1948, ha participado en cuantas guerras ha hecho falta para acabar con el estado judío. En el de Irán, hablamos de una motivación más bien religiosa: Palestina es la excusa perfecta para unir a los musulmanes del mundo en una yihad o guerra santa contra Occidente.

A diferencia de sus relaciones con Rusia -Irán ha facilitado drones y munición a Putin para su guerra en Ucrania y el ministro Lavrov llegó a fotografiarse hace unos meses con los líderes de Hamás en un ambiente de gran cordialidad-, la hostilidad del régimen de los ayatolás hacia Estados Unidos parte de su mismo nacimiento en 1979. Estados Unidos es el 'Gran Satán' y buena parte de su maldad se explica por su apoyo a Israel, lo que, supuestamente, habría impedido que los judíos hubieran sido expulsados al mar hace muchos años.

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Irán, Siria y Rusia son ahora mismo los grandes valedores directos o indirectos tanto de Hamás como de Hezbolá, la milicia que controla el sur del Líbano y que ya ha manifestado su intención de atacar Israel para proteger Cisjordania en caso de que las tropas israelíes pongan un pie en la Franja de Gaza, algo que se espera para las próximas horas. En ese sentido, los hechos recientes tampoco ayudan a la confianza entre Biden y Netanyahu: Estados Unidos no tiene relaciones diplomáticas con Irán y lidera las sanciones económicas contra el régimen fundamentalista, pero recientemente hubo un acercamiento forzoso que no gustó nada en Tel-Aviv.

"Joe Biden ha traicionado a Israel"

Hace apenas tres semanas, Biden acordó con el régimen de Alí Jamenei la liberación de cinco ciudadanos estadounidenses retenidos por Irán. El precio a pagar fue la devolución de seis mil millones de dólares retenidos por las autoridades en bancos estadounidenses. La decisión de Biden, aunque en principio se restringía el uso del dinero a "fines humanitarios" fue recibida con enfado en Tel-Aviv y ha sido muy discutida en los propios Estados Unidos.

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El expresidente Trump declaró recientemente: "Joe Biden ha traicionado a Israel y ha traicionado a nuestro país. Cuando llegue a la Casa Blanca, volveré a apoyar a Israel y dejaremos de financiar a los terroristas palestinos desde el día uno". Visto lo sucedido y teniendo en cuenta que estamos en plena precampaña electoral, es imposible que el GOP no trate de sacar rédito de la situación.

Lo curioso del caso es que es el propio GOP el que pretende mantener secuestrado el Congreso, primero con un techo de gasto que dificulta las ayudas a Ucrania y complicaría las que pudiera necesitar Israel -aunque hablamos de un país acostumbrado a valerse por sí mismo-. El secretario de estado Antony Blinken anunció este mismo domingo, según la agencia Reuters, que Washington prepara un nuevo paquete de ayudas para Israel, aunque no especificó si se trataba de ayudas económicas, logísticas o militares. No parece probable que los republicanos, que controlan la Cámara de Representantes, vayan a poner pegas al respecto.

Biden no puede permitirse aquí ni un traspiés. En primer lugar, por una cuestión moral: el lugar de Estados Unidos en el mundo debe estar frente a los terroristas. En segundo lugar, por una cuestión electoral: buena parte de sus votantes tienen vínculos directos con Israel y no puede ceder la iniciativa a Trump en ese campo. En las últimas 24 horas, según la Casa Blanca, el presidente ya habría hablado con Netanyahu hasta en dos ocasiones. No han trascendido los detalles de las llamadas, pero está claro que los dos entienden que es el momento de enterrar el hacha de guerra. Israel se prepara para un conflicto largo con demasiadas ramificaciones como para andarse con rencillas personales.