El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, apartado en una esquina en la foto de familia de la cumbre de la OTAN en La Haya
¿Cuál es el procedimiento para expulsar a un país de la OTAN? La pregunta sin respuesta que juega a favor de España
La única vía para que un país abandone la alianza es la renuncia voluntaria, que debe formalizar ante el Gobierno de EEUU como depositario del tratado.
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Donald Trump es, sin duda, un hombre experto en abrir nuevas vías (o al menos en plantearlas), pero no existe una fórmula para expulsar a un país de la OTAN, tal y como ha propuesto hacer con España. El único camino posible, según los estatutos de la organización, para que un país deje la alianza es la retirada voluntaria.
Así lo recoge el artículo 13. Para que un país salga de la alianza, deben haber transcurrido al menos 20 años desde su adhesión al bloque militar y debe notificar su renuncia al Gobierno de los Estados Unidos. Washington debe, posteriormente, comunicar la decisión al resto de integrantes de la alianza atlántica.
Tras la notificación formal, debe transcurrir un año hasta que la decisión se haga efectiva, pero, en los 76 años de la OTAN ningún país lo ha hecho. Al menos no de forma completa.
No existe, por tanto, una fórmula para expulsar a un país miembro (ni tampoco un mecanismo coercitivo para forzar su salida), tal y como ha sugerido Trump este jueves durante una reunión con el presidente de Finlandia, Alexander Stubb.
La propuesta de Trump de este jueves parte de la negativa del Gobierno de Pedro Sánchez a aumentar el gasto de Defensa hasta el 5 por ciento del PIB, tal y como han aceptado el resto de integrantes de la alianza.
"No tienen excusa para no hacerlo. Pero no pasa nada. Tal vez deberían expulsarlos de la OTAN, francamente", aseguró Trump este jueves en presencia de Stubb.
Los lemas apolillados
La única ocasión en la que un país ha estado cerca de abandonar la alianza fue, precisamente, España en 1986. En aquel año, los ciudadanos votaron en un referéndum, marcado por el viejo lema "OTAN no, bases fuera", si debía o no permanecer dentro de la alianza.
El 56,85 % de los españoles optó por seguir dentro de la organización, mientras que el 43,15 % prefirió la papeleta del "no". De ese modo, España, que había ingresado en 1982, se mantuvo dentro de una alianza que ha recobrado en los últimos años su vieja prestancia.
La llegada al referéndum supuso un viraje histórico dentro del PSOE y, muy especialmente, del entonces presidente Felipe González. Los socialistas se habían opuesto a ingresar en la organización en 1982 con su célebre lema "OTAN de entrada no", pero optaron por defender la permanencia en 1986.
Eso sí, la participación quedó condicionada a que España no se incorporara a la estructura militar integrada de la OTAN, se mantuviera la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español y se redujera de manera progresiva la presencia militar de las bases estadounidenses.
Al no incorporarse en la estructura militar integrada, España no participó hasta 1999 en el mando y control unificado de las fuerzas militares de la alianza, por lo que mantuvo su propia gestión y soberanía total sobre las Fuerzas Armadas.
Solo en el País Vasco, Navarra, Canarias y Cataluña los votos a favor del "no" superaron a los sufragios a favor del "sí". Curiosamente, tanto el PNV como la vieja CiU se habían mostrado a favor de permanecer en la OTAN. La posición también la compartía CDS.
Francia y Grecia
En 1966, Francia, bajo el liderazgo de Charles de Gaulle, se retiró del mando militar integrado de la Alianza Atlántica, lo que supuso que dejó de participar en la estructura común de mando y control militar, aunque siguió siendo miembro político de la organización
La decisión implicó que Francia ordenara la salida de las tropas extranjeras y el traslado de las bases militares de la OTAN fuera de su territorio. Como consecuencia, el Cuartel General Supremo de la organización en Europa se trasladó de París a Bruselas, donde continúa hasta hoy.
De Gaulle quería reafirmar la soberanía nacional francesa y evitar la hegemonía militar estadounidense en Europa, además de desarrollar una defensa nuclear independiente.
La retirada duró hasta 2009, cuando Francia se reincorporó plenamente a la estructura militar integrada de la OTAN bajo la Presidencia de Nicolas Sarkozy.
Un caso similar protagonizó Grecia en 1974, cuando se retiró de la estructura militar como protesta por la invasión turca de Chipre, tras un golpe de Estado en Chipre apoyado por Atenas que buscaba la unión con Grecia.
La retirada fue un acto político de protesta, ya que Grecia consideraba que la OTAN y Estados Unidos no habían protegido adecuadamente sus intereses de seguridad frente a Turquía.
La situación se prolongó hasta 1980, cuando, tras negociaciones y esfuerzos diplomáticos, Grecia se reincorporó a la estructura militar integrada.
Son situaciones que muestran que, aunque un país puede tomar la decisión de salir total o parcialmente de la OTAN, ninguna disposición del Tratado del Atlántico Norte, firmado en 1949, contempla la suspensión de los derechos de membresía, y mucho menos la expulsión de un aliado.