Militar ucraniano inspecciona una casa en el pueblo recién liberado Storozheve,  cerca de la línea del frente en la región de Donetsk

Militar ucraniano inspecciona una casa en el pueblo recién liberado Storozheve, cerca de la línea del frente en la región de Donetsk Reuters

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Misión Donetsk: la lenta contraofensiva ucraniana se despliega en la gran ciudad rusa del Donbás

Pedirle a Ucrania que opere de otra manera es, literalmente, pedirle que envíe a sus tropas al matadero.

24 junio, 2023 03:48

Este jueves, la cadena CNN publicaba en su página web un artículo en el que, citando fuentes anónimas de la inteligencia estadounidense, aseguraba que la contraofensiva ucraniana no estaba yendo "a la altura de las expectativas". Al parecer, los de Zelenski iban demasiado lentos y los rusos habían demostrado tener una alta capacidad de defensa. Por supuesto, las expectativas son libres y habría quien pensara que, sin utilizar aún los ABRAMS, sin una fuerza aérea digna de ese nombre, y sin buena parte del armamento prometido por Occidente, los ucranianos iban a pasearse por terrenos minados, protegidos por trincheras y con todo tipo de trampas por el camino.

No parecía lo más probable, desde luego. El propio Zelenski aseguró desde el principio que el proceso de reconquista sería largo y doloroso. No una partida de un juego de mesa. Ucrania ha avanzado en todos los frentes en algo menos de tres semanas: desde Orikhov y Mala Tokmachka han llegado a las puertas de Robotyne y Lobkove, presionando el acceso a la ciudad clave de Vasilivka, junto al río Dniéper; desde Velyka Novosilka han avanzado hasta Rivnopil y el sur de Makarivka; desde Ivanivske han progresado hasta Klishchiivka, en el flanco sur de Bakhmut, a la vez que se amenaza Soledar y Krasna Hora en el flanco norte.

Hablamos de decenas de kilómetros cuadrados recuperados en menos de veinte días, mucho más de lo que consiguió Rusia en todo el invierno y la primavera juntas. Está claro que las expectativas estadounidenses estaban muy altas o que estamos ante un nuevo desencuentro entre las inteligencias militares de ambos países: ya los hubo cuando Ucrania se preparó tarde contra la invasión rusa pese a los avisos constantes del Pentágono y más recientemente cuando Estados Unidos y su maquinaria mediática insistió en la necesidad de abandonar Bakhmut cuanto antes. En este caso, Ucrania resistió y diezmó de tal manera al Grupo Wagner que no se ha vuelto a saber de ellos.

Krasnohorivka, a las puertas de Donetsk 

El último avance ucraniano, publicado este viernes, aunque las imágenes sean probablemente del miércoles, lo encontramos en la ciudad de Krasnohorivka. Hablamos de una pequeña localidad al norte de Marinka y a las afueras de Donetsk capital. Lo llamativo de este acercamiento -no se puede hablar aún de conquista, aunque sí se han visto tanques ucranianos avanzar por la periferia de la ciudad- es que Krasnohorivka lleva en manos rusas… desde el inicio de la guerra del Donbás en 2014.

Es decir, no hablamos de que Ucrania esté recuperando territorio perdido en la invasión de febrero de 2022, sino en la declaración de independencia post-Maidán de 2014. Conseguir lo que no se había logrado en nueve años, aunque estemos hablando de una de las muchas zonas grises del conflicto donde los avances de un día son retrocesos del siguiente, ya debería ser de por sí una medida del éxito. Ahora, Rusia tendrá que proteger también ese frente abierto, desplazando zonas de otro lado. A saber de dónde.

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La posibilidad de un ataque directo sobre Donetsk capital, la ciudad más importante del Donbás prorruso es apetecible, pero poco probable. Seguimos en la fase de preparación, de movimiento de piezas. Si Ucrania puede entrar en Krasnohorivka es porque las fuerzas de la autoproclamada República Popular de Donetsk están en otro lado intentando otras cosas (tal vez ese sorprendente ataque del martes desde Kreminna). Igual que en el sur el trabajo es lento porque primero hay que desminar, limpiar trincheras y luego, ya sí, atacar; en el este, lo importante es encontrar el hueco. Un hueco lo suficientemente grande como para que no pueda ser cubierto de inmediato.

En ese sentido, hay que valorar el trabajo que Ucrania está haciendo al bombardear las líneas de comunicación rusas. Cuando uno oye la palabra "contraofensiva" piensa en cientos de miles de hombres arrasando con todo a su paso. Luego, oye la noticia de un puente dañado en Crimea o de una vía de ferrocarril destrozada y le parece que eso no es nada. Y, sin embargo, es mucho. La defensa del territorio ocupado por los rusos se basa en la posibilidad de mover grandes cantidades de tropas, armamento y víveres a mucha velocidad. Cuando no han podido hacerlo (Sumy, Járkov y Jersón), han tenido que retirarse a toda prisa.

El lento trabajo de preparación

Pedirle a Ucrania que opere de otra manera es, literalmente, pedirle que envíe a sus tropas al matadero. Eso puede hacerlo el Grupo Wagner con sus presidiarios reclutados porque se lo permite el Kremlin y porque forma parte de la doctrina militar rusa: acumular y acumular gente para acabar agotando al enemigo. Ahora bien, eso no puede hacerlo Ucrania desde el punto de vista práctico -no tiene tantos recursos humanos- y no puede hacerlo desde el punto de vista moral -todo el mundo asume que en una guerra hay suficientes muertos como para encima regalárselos al enemigo-.

Si eso va a decepcionar a tus aliados, ya es otra cuestión. Obviamente, Ucrania necesita el apoyo de Estados Unidos si quiere recuperar el territorio perdido, pero eso no la obliga a seguir sus órdenes al dictado. Escucha, aprende y luego actúa según su propio conocimiento de la situación. Uno de los grandes problemas en esta guerra está precisamente en la generación de expectativas. Rusia entró desde el sur, el norte y el este dando por hecho que iba a cambiar el gobierno de Kiev y anexionarse el corredor de la "Novarossiya" entre Járkov y Odesa… y ahí está, haciendo explotar presas para poder defender mejor Melitopol.

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Del mismo modo, Ucrania puede tener como objetivo principal la recuperación total de su territorio, incluido lo que le quitaron en 2014, pero también debería tener en mente que ese objetivo es, tal vez, demasiado ambicioso. No hay nada en lo que hemos visto a lo largo de estos dieciséis meses, ni en la defensa de Kiev, ni en la posterior defensa de la orilla norte del Dniéper, ni en las ofensivas que liberaron Járkov y Jersón, que nos haga dudar de la capacidad táctica y militar de Ucrania. Ahora, en estos movimientos, puede llegar el jaque o no. Y que sea mate, ya es directamente la leche. Por intentarlo, que no quede, claro, pero que eso no nuble nuestro entendimiento.