Una pintada en apoyo a Alfredo Cospito en Roma (Italia).

Una pintada en apoyo a Alfredo Cospito en Roma (Italia). REUTERS

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'Caso Cospito', el anarquista en máximo aislamiento que pone en aprietos al Gobierno italiano

Este líder, calificado como de "alta peligrosidad", se encuentra en un régimen carcelario similar a algunos miembros de la mafia y lleva más de tres meses en huelga de hambre.

13 febrero, 2023 03:06
Roma

Anarquismo, máximo aislamiento carcelario, huelga de hambre y posible revelación de informaciones reservadas. Son los ingredientes del caso Cospito que en los últimos días está azotando, por razones diferentes, a la política italiana: al Gobierno ultraconservador de Giorgia Meloni, a su mayoría parlamentaria encabezada por su partido, Hermanos de Italia (HDI), e incluso a la oposición de izquierda del Partido Democrático (PD).  

Alfredo Cospito (Pescara, 1967) es el líder de la facción violenta de los anarquistas transalpinos, con conexiones en diferentes países del mundo. Cumple una condena de 20 años por explosionar varias bombas de fabricación artesanal en 2006 que no causaron muertos ni heridos. Se trataba, alegó, de un atentado reivindicativo y sin intención de causar daños personales. Su peligrosidad es tan alta que desde el pasado año a Cospito se le ha asignado el máximo aislamiento, el mismo tratamiento carcelario de los capos de la mafia. La medida, en Italia, es conocida como 41 bis y tiene el objetivo de interrumpir los contactos de un detenido especialmente peligroso incluso dentro de prisión, capaz de ejercer su influencia a través de su red de relaciones en el interior de las cárceles. Cospito es el primer anarquista en régimen de máximo aislamiento en Italia.

Hace un par de semanas, el caso Cospito empezó a protagonizar la agenda política en Italia, desde el momento en el que diferentes grupos simpatizantes de la causa anarquista violenta ejecutaron actos vandálicos en las sedes diplomáticas italianas de Barcelona y Berlín, pintando el consulado en el primer caso y quemando el coche de un funcionario en el segundo. En ambos actos, el mensaje fue pedir la "libertad" de Cospito, acusado sin embargo de diferentes delitos de máxima violencia. Así pues, empezó a sonar el nombre de Cospito en los medios italianos, cuando en aquel momento, hace dos semanas, el líder anarquista se encontraba en la cárcel de Sassari (Cerdeña).

El Gobierno italiano de Giorgia Meloni, en todo momento manifestó su cercanía a las sedes diplomáticas transalpinas afectadas y rechazó cualquier gesto desde su Ejecutivo que ablandara la situación carcelaria del líder anarquista: "El Estado no puede permitir intimidaciones de quienes pretenden amenazar a sus funcionarios", aseguró la primera ministra italiana.

Una de las controversias que sigue hoy día caracterizando el caso Cospito es que el anarquista lleva ya más de tres meses en huelga de hambre, en protesta por su máximo aislamiento carcelario; decisión que le ha provocado una rápida bajada de peso -unos 30 kilos- y complicaciones médicas vinculadas a su elección. Por esta razón, hace poco menos de quince días, Alfredo Cospito fue trasladado de Sassari a la prisión Milán Ópera, una estructura carcelaria especialmente dedicada para aquellos presos con graves patologías. Todo ello, con el objetivo de seguir de cerca la evolución médica de Cospito, marcada por la falta de comida en más de 100 días.  

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Con Cospito en la nueva cárcel continuando con su huelga de hambre y el Gobierno italiano sin ceder ante la posibilidad de una eliminación del 41 bis para el líder anarquista, la situación ha explosionado. Hace unos días, el caso Cospito experimentó una vuelta de tuerca inesperada para la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, generada dentro de sus propias filas.

En una reciente sesión parlamentaria de la Cámara de los Diputados, el polémico Giovanni Donzelli, hombre de confianza de Meloni dentro de su partido, Hermanos de Italia (HDI), declaró: "En diciembre Cospito ha tenido una conversación con un capo de la mafia calabresa, que lo ha animado a seguir con su lucha", haciendo referencia al momento de aire libre que se les concede a los detenidos en Italia, incluso en régimen de máximo aislamiento. 

Siguiendo con su discurso, Donzelli, dirigiéndose a la oposición, afirmó: "Alfredo Cospito ha sido visitado por los parlamentarios Serracchiani, Verini y Orlando", todos ellos de la izquierda del Partido Democrático (PD). Y lanzó una grave acusación: "Han ido a animarle en su batalla [a favor de la huelga de hambre y contra el máximo aislamiento carcelario]. ¿Esta izquierda está de parte del Estado o de los terroristas y la mafia?". 

Las palabras de Donzelli han provocado una fuerte indignación en la oposición italiana, dado que es costumbre y parte de las competencias de los parlamentarios italianos actuar como interlocutores ante ciertos escenarios de cierta controversia política o social. Por esta razón el todavía secretario general del Partido Democrático (PD), Enrico Letta -este mes de febrero se celebrarán las primarias de la formación-, al igual que los parlamentarios citados por Donzelli; han pedido "respeto" al hombre de confianza de Meloni dentro de su partido ultraconservador, Hermanos de Italia (HDI), que lidera la coalición del actual Ejecutivo transalpino.

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Más allá de la controversia política, las palabras de Donzelli cobran especial gravedad porque, a nivel institucional, defiende un cargo muy delicado en cuanto vicepresidente del Copasir (Comitato Parlamentare per la Sicurezza della Repubblica), el comité encargado de tratar información sensible y clasificada de la seguridad nacional italiana. Bien fuera por respeto a la oposición o por la delicadeza de su cargo, las palabras de Donzelli han sido institucionalmente inoportunas.  

A partir de las polémicas declaraciones de Donzelli para deslegitimar a la oposición, marcadas por cierta vehemencia incontrolada, los medios de comunicación han lanzado una serie de cuestiones: ¿Los contactos entre Cospito y miembros de la mafia calabresa en la cárcel no son acaso informaciones clasificadas? ¿Podrían ser incluso secreto de Estado, y siendo así, posible objeto de delito su revelación? Y sobre todo: ¿Cómo ha podido Donzelli tener conocimiento de un material tan sensible?

Dimisión y leña al fuego

Las conversaciones entre Cospito y miembros de la mafia calabresa han sido revelados por Donzelli, en cualquier caso, porque son fruto de escuchas realizadas por la Justicia italiana dentro de la cárcel de Sassari, en Cerdeña. ¿Y cómo han llegado hasta Donzelli? La respuesta está en Andrea Delmastro, nada más y nada menos que el subsecretario de Justicia y hombre de confianza de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. Amigo y compañero de piso de Donzelli, en Roma. 

A la vez que la oposición en bloque pide la dimisión tanto de Donzelli como de Delmastro o, en su defecto, una destitución de ambos por parte de Giorgia Meloni; en los últimos días la primera ministra italiana ha enviado una carta, a priori pacificadora, al conocido diario italiano Corriere della Sera para calmar la situación. El contenido de la misma, sin embargo, ha echado todavía más leña al fuego; ya que por un lado admite la "elevación del tono" en el debate, pero poniendo el foco del problema en la izquierda del Partido Democrático (PD). 

La Fiscalía de Roma, por su parte, ya ha abierto en los últimos días una investigación, sin imputados, para determinar si la información que Delmastro ha revelado a Donzelli es clasificada o no. En los próximos días se conocerá también si ambos políticos de confianza de la primera ministra Giorgia Meloni, serán citados o no y, en caso afirmativo, si como meros testigos de los hechos o como imputados en un caso de revelación de secretos

Atendiendo a las últimas novedades de esta semana, mientras tanto, el anarquista Alfredo Cospito seguirá en máximo aislamiento carcelario. Lo ha confirmado el propio ministro de Justicia italiano, Carlo Nordio, quien ha asegurado que el líder violento permanecerá en el régimen conocido como 41 bis y por tanto sin acceder a las peticiones del abogado del anarquista. Tal como recogen los principales medios italianos, la finalidad de la aplicación de esta medida de aislamiento apunta precisamente a la interrupción de las comunicaciones entre Cospito y los anarquistas violentos actualmente en libertad.