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    Civiles ucranianos en las escaleras de una de las estaciones de Járkov

    Si la red ferroviaria permitió en las primeras jornadas el libre movimiento de diez millones de ucranianos, la construcción y profundidad de sus estaciones de metro, han salvado, sin ninguna duda, centenares de vidas. Familias que decidieron no huir y permanecer en su ciudad.

    Cualquier espacio sirve para extender unos cartones e intentar dormir, especialmente en las estaciones alejadas del centro histórico. Cuanto mayor es la cercanía a los barrios castigados diariamente por la artillería rusa, como Saltivka, mayor es la afluencia de vecinos.

    Fermín Torrano
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    Algunos viven en tiendas de campaña

    Las botellas y termos han sustituido a las monedas y fichas en los tornos de acceso. Las mantas y colchones, algunos donados por organizaciones, se apilan para dejar espacio al mayor número de personas. Algunos, incluso, viven en tiendas de campaña.

    Fermín Torrano
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    Una mujer sentada sobre un vagón en una estación de Járkov

    Járkov contaba con un millón y medio de habitantes –dos sumando el área metropolitana— antes de la guerra, la segunda ciudad más poblada tras Kiev. Las últimas estimaciones compartidas por las autoridades consideran factible que, en estos momentos, apenas quede un 30%.

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    Grupos voluntarios entregan comida caliente cada día

    Diferentes grupos de voluntarios se acercan a entregar comida caliente cada día. Las otras opciones que encuentran los vecinos son: regresar a sus casas –en caso de seguir en pie y corriendo riesgos— para alimentarse o pequeños hornillos que algunos lograron salvar. En Pushkinska, por ejemplo, hay un microondas para cerca de 130 personas.

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    Sonia, Diana y Lerya ven dibujos animados en un móvil.

    Sonia, Diana y Lerya ven dibujos animados en un móvil, bajo unas pinturas. Ellas están en Pushkinska, no obstante, en estaciones como Studentska, hay mujeres como Tatyana, psicóloga de profesión, que ayudan a los niños a entender lo que sucede en el exterior a través de los pinceles.

    Fermín Torrano
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    Hogares improvisados, sin paredes ni intimidad

    Hogares improvisados, sin paredes ni intimidad. Libros, banderas, sillas, peluches, juegos de mesa… "Decorarlo es necesario para hacerlo más nuestro", confiesa Alla.

    Fermín Torrano
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    Algunos utiliza lupas con linterna para leer

    Algunos palian la falta de luz con frontales en la cabeza. Otros, como en la imagen, utilizan una lupa con linterna para leer.

    Fermín Torrano
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    Las personas con discapacidad, las más vulnerables

    Las personas con discapacidad y los mayores con gran dependencia son los más vulnerables en este encierro “voluntario” bajo tierra. En algunos casos, la única opción para salir es una ambulancia “o el ataúd”, como dice Halina. Subir los 200 escalones de Pushkinska no está al a lcance de todos.

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    Oksana, con la muñeca que no suelta

    Cuando bajaron a la estación de Studentska, Oksana tan solo le pidió a su madre una cosa: no olvidar en casa a Bianca, la muñeca que no suelta. Con protagonistas de Disney estampadas en las mallas, cuenta, tímida, que lleva trenzas porque es una princesa.

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    "Niños", reza el cartel en las puertas de un vagón de metro

    “Niños”, reza el cartel en las puertas de un vagón de metro que lleva ocho semanas abriéndose y cerrándose sin avanzar un centímetro. Los ataques rusos han cambiado la vida de los menores. Tras el retraso producido por la pandemia de Covid-19, ahora se suma la generación de la guerra.

    Fermín Torrano
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    Alina (17) y Zakharya (19) se refugiaron en Studentska la primera semana de invasión

    Alina (17) y Zakharya (19) se refugiaron en Studentska la primera semana de invasión. La vivienda de él está cerca y aún no ha sido dañada, pero decidió bajar a vivir con su novia. “No quiero separarme de ella”, cuenta este estudiante de ingeniería antes de recibir un beso inocente. Oleg y Olga, los padres de Alina, aprueban sonrientes una relación que madura en el interior de un vagón.

    Fermín Torrano
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    Lámparas caseras y alargaderas en los vagones

    Con el paso de los días, algunos entendieron que su estancia allí iba para largo. Más allá de la ropa de abrigo, objetos como lámparas caseras y alargaderas ayudan a sobrellevar la oscuridad de unos vagones muy cotizados por el espacio y la intimidad.

    Fermín Torrano
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    Olores en la estación

    El olor que escapa de un pequeño pasillo junto a la boca del túnel, en la estación de Heroiv Pratsi, delata la posición de unos baños reutilizados ahora también para lavar la ropa y fregar los platos. Las tuberías que llevaban años sin limpiar se utilizan ahora como tenderete para secar la ropa.

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    La presencia de animales está muy extendida en las estaciones

    Apenas hay ladridos y maullidos, aunque la presencia de animales está muy extendida en todas las ubicaciones visitadas por El Español. Son muchos los que, además del cariño que profesan a sus mascotas, cuentan la misma historia: la reacción de sus animales les puso sobre aviso antes de escuchar por sí mismos las explosiones.

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    Misha jugando en la estación

    Misha ha pasado un tercio de su vida entre las paredes de una estación que le conoce al completo. Sus balbuceos y movimientos de cabeza sacan la sonrisa delos vecinos que acuden a jugar con él.

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    Una joven durmiendo en la estación

    Las horas pasan lentas en los andenes. La moral ha ido bajando y muchos no quieren f otografías, tampoco salir al exterior para ver el destrozo que el ejército ruso ha c ausado en su ciudad. Dormir parece la mejor opción.