De izquierda a derecha, los firmantes de los Acuerdos de Abraham: el expresidente de Israel, Benjamin Netanyahu, el expresidente de EEUU, Donald Trump, el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional de los Emiratos Árabes Unidos, Abdullah bin Zayed y el Secretario general del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo, Al Nahyan y Abdullatif bin Rashid Al Zayani.

De izquierda a derecha, los firmantes de los Acuerdos de Abraham: el expresidente de Israel, Benjamin Netanyahu, el expresidente de EEUU, Donald Trump, el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional de los Emiratos Árabes Unidos, Abdullah bin Zayed y el Secretario general del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo, Al Nahyan y Abdullatif bin Rashid Al Zayani. Gtres

Mundo Primer aniversario de los Acuerdos de Abraham

El pacto de Marruecos e Israel que cambió África: por qué Argelia lo considera una traición

Los expertos consideran que al haberse "mezclado tanto con la causa nacional del Sáhara, se ha rebajado la tensión del antisionismo" en Rabat.

23 diciembre, 2021 02:48
Jerusalén / Rabat

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Unidos por profundos lazos históricos pero enemistados por la cuestión palestina, Israel y Marruecos restablecieron relaciones diplomáticas hace un año. En estos 365 días han retomado las consultas políticas, han reabierto rutas aéreas directas y han firmado acuerdos comerciales, además de un insólito convenio de cooperación en defensa.

Doce días después de que el expresidente de EEUU, Donald Trump, anunciara en Twitter el reconocimiento de la soberanía de Rabat sobre el Sáhara Occidental como paso decisivo para retomar los vínculos de Marruecos con Israel, el 22 de diciembre de 2020 se formalizó el pacto bajo los Acuerdos de Abraham, auspiciados por su administración.

"Los vínculos están fluyendo con naturalidad porque detrás hay lazos de amistad que datan de siglos. Pero además ahora podemos hablar de un claro compromiso político por los dos lados", señala el director para el Norte de África del Ministerio de Exteriores de Israel, el doctor Lior Ben Dor.

Sin embargo, en una región en constante reajuste, la alianza a tres (EEUU, Israel y Marruecos) movió otras piezas del dominó con una consecuencia directa: la escalada de tensión entre Rabat y Argel, que acoge en su territorio al Polisario y los campos de refugiados saharauis.

En agosto, Argelia rompió relaciones diplomáticas con Rabat y cerró su espacio aéreo a aviones marroquíes, a lo que siguió, en noviembre, el ataque con misiles supuestamente marroquíes a unos camioneros argelinos en el área fronteriza desmilitarizada.

El pacto con Israel es visto desde Argelia como una traición a la causa árabe, lo que forja alianzas paralelas que preocupan al Estado judío porque atañen a su principal enemigo: Irán.

"Hay un eje Polisario-Irán-Argelia, que les funciona al menos para la propaganda, en el que Israel está dispuesto a echar una mano, pero también a incendiar la zona", avisa López para recordar que Argelia y Marruecos se están rearmando, en este último caso con ayuda israelí.

Paz cálida

Más de un millón de israelíes son de origen marroquí y la comunidad judía en Marruecos, aunque reducida a unos 3.000 miembros, fue la mayor de Oriente Próximo y es aún influyente, una "cercanía e intimidad" entre los pueblos que ofrecen una "paz cálida", frente a la "paz fría alcanzada con Egipto o Jordania, que respondía más a necesidades estratégicas y de seguridad", aclara Dor.

Aunque todavía no se han inaugurado embajadas, sí se reabrieron rápidamente oficinas de enlace en Rabat y Tel Aviv; y los ministros israelíes de Exteriores y de Defensa, Yair Lapid y Benny Gantz, ya han realizado sendas visitas oficiales a Marruecos.

Un viaje a Israel del titular marroquí de Exteriores, Naser Burita, está acordado y se producirá "muy pronto", sólo retrasado por la pandemia, según Dor, aunque en Rabat nadie se pronuncia sobre esa visita ni sobre elevar las oficinas a rango de embajadas.

"En la declaración conjunta firmada el 22 de diciembre del año pasado, las dos partes nos comprometimos a forjar relaciones diplomáticas plenas, pacíficas y amistosas, lo que necesariamente se tiene que traducir en embajadas", indicó el diplomático israelí.

La visita de Lapid en agosto sirvió para inaugurar formalmente la oficina permanente israelí en Rabat -futura embajada- y sellar los vínculos diplomáticos; pero fue el viaje de Gantz en noviembre el que más focos acaparó, ya que en él se rubricó un insólito acuerdo de cooperación en defensa, inteligencia y ciberseguridad, el primero de estas características que Israel firma con un país árabe.

Aunque la letra pequeña del convenio es confidencial, la prensa especializada israelí publicó en su día que implica la venta de drones kamikaze israelíes y misiles de corto y medio alcance para engrosar el arsenal de guerra marroquí.

Si bien ambos países llevan años colaborando en ámbitos como el militar sin dar publicidad a esa relación, en Marruecos el tuit de Trump anunciando la normalización con Israel cogió por sorpresa a los propios marroquíes, una sociedad tradicionalmente propalestina.

De hecho fue la violencia de la Segunda Intifada en el 2000 lo que motivó que, en solidaridad con los palestinos, Rabat rompiera relaciones con Israel, establecidas en 1995 tras la firma de los Acuerdos de Oslo.

Cuestión del Sáhara

El golpe se suavizó al ir acompañado del reconocimiento por parte de Trump de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, el territorio de la excolonia española disputado entre Rabat y el Frente Polisario y que es la causa nacional marroquí por excelencia.

El acuerdo entre Marruecos, Israel y EEUU, apoyado por el rey Mohamed VI, no ha sido contestado de forma visible por la población marroquí. "Como se ha mezclado tanto con la causa nacional del Sáhara, se ha rebajado la tensión del antisionismo de la población", resume el arabista Bernabé López, experto en Marruecos y residente en Túnez.

Marruecos está además a la expectativa, puesto que Joe Biden no ha refrendado -ni tampoco revocado- el reconocimiento de Trump de la "marroquinidad" del Sáhara; y, a la espera de recibir réditos diplomáticos de esa decisión, Rabat ha optado por "hacerse fuerte en lo militar con el Polisario", indica López.