Paramilitares en las favelas

Paramilitares en las favelas Reuters

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Los paramilitares brasileños toman el control de las favelas

Los soldados entran en las favelas de Brasil con órdenes de expulsar a los delincuentes, pero la violencia ha aumentado desde su llegada. 

14 julio, 2018 02:12

La ambivalencia de Río de Janeiro engaña. Su popularidad como destino turístico ha contribuido a potenciar la desigualdad y segregación social. Las clases bajas se han ido concentrando cada vez más en favelas, de cimientos precarios, al margen de la costa, de las que disfrutan los turistas. El Gobierno brasileño ha expresado su preocupación por la violencia en la zona muchas veces, pero ninguno de sus esfuerzos para traer paz a los barrios ha dado frutos, y solo el año pasado la violencia se cobró 6.731 vidas.

En un esfuerzo para controlar la situación, los grupos paramilitares han tomado el control de la mayoría de los suburbios de la ciudad, tras un mandato del presidente brasileño, Michel Temer, que dejó en manos del Ejército el área de seguridad del estado de Río de Janeiro para hacerle frente a la ola de violencia que azota la región desde febrero. Este miércoles 3700 soldados desplegaron una operación contra el crimen. 

Los soldados han hecho controles policiales, establecido cercos y retirado barricadas ilegales en busca de sospechosos con antecedentes penales. En las últimas semanas se han intensificado las operaciones de las Fuerzas Armadas y la Policía en Río, aunque, en muchas ocasiones, el balance final se reduce a unos pocos detenidos o a la aprehensión de armas de origen ilícito y drogas. Algunos ciudadanos recelan de la labor de estos paramilitares, porque los tiroteos han aumentado un 36% en los cuatro primeros meses de intervención.

Unos 3.700 soldados intervienen varias favelas de Río de Janeiro

"Fue como un impuesto, eso es lo que todos dijeron, para mantener la seguridad del vecindario", dijo un residente a The Guardian. Y un impuesto caro, porque según el diario, estas unidades llegan con el propósito de expulsar delincuentes, pero se han dedicado a extorsionar a las comunidades con aranceles a empresas como las de venta de gas para cocinar, las redes de televisión por cable e Internet piratas y las rutas de transporte en mini buses. 

"El homicidio se usa como un instrumento de fuerza e impone el terror a la comunidad ", según Daniel Braz, coordinador del grupo de delincuencia organizada de los fiscales del estado de Río. Los paramilitares han sido acusados en repetidas ocasiones de usar la violencia para eliminar a cualquier persona que se cruce en su camino.

Hoy, unos dos millones de personas viven en áreas controladas por las milicias, según una investigación de G1. Se han ido expandiendo, "tenían esta agenda pseudo-moral, para mantener el orden en esas comunidades, cometiendo homicidios relacionados con el tema de los usuarios de drogas y los delincuentes menores ", dijo Fabio Corrêa, de la unidad de la delincuencia organizada de la fiscalía.

Un homicidio de alto perfil conmocionó a la opinión pública. El asesinato a tiros de la consejala de Río Marielle Franco y su conductor Anderson Gomes en marzo todavía no ha sido resuelto por las autoridades. La sociedad civil le adjudicó el crimen a los paramilitares, pero el ministro de Seguridad Pública, Raúl Jungmann, dijo que las balas utilizadas en el atentado fueron robadas a la policía. 

Los paramilitares entran en las favelas con el propósito de expulsar delincuentes.

Los paramilitares entran en las favelas con el propósito de expulsar delincuentes. Reuters Brasil

Franco fue una dura crítica de los homicidios policiales en las favelas de su comunidad, y su asesinato ha sido condenado a nivel internacional.La organización Amnistía Internacional denunció este jueves la "falta de voluntad" de las autoridades brasileñas en resolver el crimen de la consejala y activista de derechos humanos. Antes de ocupar su cargo, Franco participó en una investigación sobre milicias que impulsó la primera investigación de alto perfil que produjo detenciones. 

"Ellos tienen la capacidad para esto y las armas. Están más organizados que el narcotráfico", dijo Alexandre Herdy, jefe del departamento de crimen organizado de la policía de Río, y aseguró que los asesinos de Franco eran profesionales.

Medir la influencia que tienen las milicias en las ciudades por el temor que ejercen es difícil. Y calcular el nivel de penetración que tienen estas en la vida pública es más complicado todavía, porque están compuestas por miembros oficiales de el Ejército, y por el manejo de propaganda electoral que hacen en sus territorios, que les ha ayudado a forjar alianzas con políticos locales. 

En mayo, el periódico O Globo de Río informó que un testigo colaborador testificó a la policía que el asesinato de Franco había sido organizado por Orlando de Araújo, un ex oficial de policía, y Marcello Siciliano, un concejal de Río.

Para el profesor de políticas públicas Enrique Desmond,"en general, la intervención de las Fuerzas Armadas en seguridad pública es contraproducente. México es el mejor ejemplo. Su presencia tiende a aumentar los niveles de violencia y de abuso. Obviamente, hay situaciones de desorden cívico que pueden requerir una intervención militar, como cuando cuando hay una huelga de la policía local. Pero eso no es lo que está ocurriendo", señaló en una entrevista a Infobae.

Este fenómeno no es ajeno al resto del país. Según un reporte del Foro Brasileño de Seguridad Pública, entre 2006 y 2016, 553.000 personas fueron asesinadas. Para esta organización, las cifras "revelan la premura de acciones efectivas por parte de las autoridades públicas para revertir el aumento de la violencia".