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"Audrey Hepburn vestía con tanto talento que creó un estilo que, a su vez, tuvo un gran impacto en la moda. Su elegancia, su juventud, su porte y su silueta se hicieron cada vez más famosos, envolviéndome en una especie de aura o resplandor que nunca podría haber esperado". Estas palabras dedicadas a Audrey Hepburn (1929-1993) no sólo corroboran la inmensa amistad que unió a la actriz con el diseñador Hubert de Givenchy, también hacen eco a la relevancia de la estrella en el mundo de la moda.

Aunque la recordamos esencialmente por su talento de actriz, arrancó su trayectoria profesional en el mundo del ballet. Su éxito en la obra teatral Gigi, en Broadway, le abrió las puertas del cine: con tan solo 24 años, recibió el Oscar a Mejor Actriz por su papel en la película Vacaciones en Roma, de William Wyler.

No fue su único éxito. También fue nominada a los premios de la academia por Desayuno con diamantes, de Blake Edwards. Ariane o My Fair Lady fueron otras de sus obras destacadas. Más allá de su talento interpretativo, Audrey Hepburn brillaba por su apariencia y encanto natural.

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En una época en la que triunfaban las formas voluptuosas de actrices como Marilyn Monroe, Hepburn encarnó la belleza de la sencillez, convirtiéndose en el icono de un nuevo glamour, más refinado y delicado. Sus inmensos ojos castaños, silueta ágil y minimalismo estético asentaron las bases de un nuevo concepto de belleza.

Su relación con el mundo de la moda no se puede entender sin el ya mencionado Givenchy. "La moda entró en mi vida cuando Hubert de Givenchy creó mi primer vestido a medida. Era extraordinariamente bello", confesó Hepburn. Pese a haber forjado una de las relaciones más longevas y sólidas del sector, su encuentro fue tan inesperado como azaroso.

La película Sabrina, de la que fue protagonista, requería un vestuario al más puro estilo parisino. Fascinada por el entonces joven diseñador, la actriz acudió a su taller, ubicado en el número 8 de la rue Alfred de Vigny, en la capital francesa. Al anunciar que le esperaba la "señorita Hepburn", el modisto pensó que se trataba de la también exitosa Katharine Hepburn. Su sorpresa fue total al descubrir que, en realidad, estaba deseando conocerle Audrey. Su fascinación mutua no tardó en materializarse.

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Desde entonces, las apariciones de Audrey Hepburn con diseños de Givenchy fueron casi infinitas, tanto dentro como fuera de la pantalla. Más allá de su estrecho vínculo, siempre hizo gala de buen gusto, incluso con los diseños más sencillos. Adepta de las bailarinas (contaba con decenas de pares), de la camiseta marinera y de las camisas, demostró, al igual que otros iconos, que la moda es una vía de expresión clave.

Con motivo del 32º aniversario de su fallecimiento, recordamos por qué Audrey Hepburn sigue siendo, en 2025, sinónimo de buen gusto y elegancia. Su modernidad impregnó la retina de los expertos en moda, como solo son capaces de hacerlo las verdaderas estrellas.

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    El vestido con bordados en 'Sabrina' (1954)

    El diseño que luce Audrey Hepburn en el papel de Sabrina para acudir al baile en casa de los Larrabee se ha convertido en uno de los más míticos de la estrella. Este vestido marfil y negro fue creado en los estudios, en base a los bocetos del diseñador Hubert de Givenchy.

    El conjunto incorpora una cintura estrecha y una espalda en V pronunciada. El corpiño y el dobladillo están bordados a mano con motivos de pavo real con perlas.

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    El look de encaje de 'My Fair Lady'

    Esta película mítica contó con 12 nominaciones a los Oscar. Finalmente, consiguió ocho y dos fueron para Cecil Beaton por su dirección de arte y vestuario.

    La protagonista, interpretada por Hepburn, debuta en Ascot con este vestido encaje blanco y lazos bicolor en blanco y negro, que combina con una pamela gigante a juego. En 2011, este modelo, ya legendario, se vendió por 3,7 millones de dólares.

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    El vestido de baile de 'Ariane' (1957)

    Otro de los diseños clásicos que ideó el diseñador para la estrella fue este vestido, con falda de plumeti, apliques dorados y un lazo azul en el centro de la cintura, que se subastó en 2009.

    Los guantes, complemento que sigue simbolizando glamour y prestigio social, era uno de los atuendos más habituales de la actriz en esta década.

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    Entre romanticismo y minimalismo en 'Funny Face' (1957)

    La estilista Edith Head firmó gran parte del vestuario de la película, aunque la colección de vestidos diseñados a medida fue obra de Givenchy.

    En Funny Face, Hepburn lució looks tan llamativos como su vestido rojo, elegido para bajar las escaleras del Musée du Louvre de París, o su total look negro, que contribuyó a alimentar su aura andrógina. 

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    El vestido negro de 'Desayuno con diamantes' (1961)

    Esta silueta, que aparece en la escena de apertura de la película, es probablemente la más conocida de la estrella. Se trata de un vestido negro, sin mangas, de largo tres cuartos y cuello redondo, firmado también por Givenchy.

    Las joyas que lució la actriz no eran de Tiffany's: su réplica fue obra de la empresa Corocraft. Este estilismo, también protagonizado por las gafas Manhattan de Oliver Goldsmith, recordó la importancia de un básico como es el vestidito negro.

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    El estilo camaleónico de 'Dos en la carretera' (1967)

    Esta película es otro auténtico homenaje al mundo de la moda. En ella, la artista llega a lucir más de 20 looks firmados por Paco Rabanne, Mary Quant o André Courrèges, entre otros diseñadores.

    Durante el largometraje descubrimos todo tipo de siluetas, desde vestidos de corte XS (simbolizando el boom de los cortes mini y concretamente de la minifalda en la década de los 60) a conjuntos de vaqueros con camisetas pasando por conjuntos de vinilo y vestidos futuristas.

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    Su vestido de novia

    El 25 de septiembre de 1953, Audrey Hepburn contrajo matrimonio con Mel Ferrer, luciendo un look que destacó entonces por su modernidad: un diseño de cuello alto, mangas abullonadas y detalle de volante en la zona de la cintura, firmado por Pierre Balmain.

    Para su segundo matrimonio, con Andrea Dotti, eligió un vestido de novia rosa pálido, combinado con medias blancas y bailarinas. Un look romántico que, por supuesto, firmó Givenchy en 1969.

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    Una inversión en básicos

    La actriz tenía poder estilístico tanto dentro como fuera de la pantalla. Prueba de ello fue su apuesta por buenos básicos como la camiseta marinera, en este outfit fechado en 1955, las bailarinas o los kitten heels.

    "La vimos llevarlos en numerosas ocasiones, tanto en estilismos inspirados en el New Look de Dior en la década de los 50, como en su boda a finales de los años 60, demostrando así que la elegancia puede lograrse con prendas básicas y atemporales", recuerdan los expertos de Just-Ene.

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    El colorido bikini

    Una de las apuestas más sorprendentes de la actriz se remonta a 1966. En el rodaje de Dos en la carretera, Audrey Hepburn fue vista con este diseño de baño a todo color, con rayas en contraste.

    Un look que anticipaba las tendencias de la década siguiente y que la estrella combinó acertadamente con un sombrero de tejido natural y gafas de inspiración futurista. Pura inspiración.

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    Un look rosa para la historia

    Un atuendo de cintura imposible, con encaje de guipur anaranjado y cristalitos grises y blancos. Así se puede definir el vestido de cóctel que Audrey Hepburn lució en Desayuno con diamantes

    Confeccionado en seda, un lazo rosa, sin mangas y hasta la rodilla, es obra de Givenchy. Hay dos copias del vestido: una está en un museo irlandés y la otra fue un regalo de Audrey a una baronesa neerlandesa Gabrielle Zuylen Van Nijevelt, con la que compartía talla.

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