Esta columna dominical suele mencionar ejemplos de innovación mundiales y locales, mujeres como María Marced (TSMC), Pilar Molina (Epic Power), Esther Borao (ITA), Natalia Pérez, Clara Gálvez, Sonia Palomo, Sole Díaz, Lourdes Cruz (Málaga Tech Park), Susana Carillo (Endesa), Mayte Bacete (Max Linear), Sara de la Rica, Emma Fernández (Think Tank y Medalla Oro Ametic) , Alicia Izquierdo (Innovación Ayto. Málaga), Rocío Hervella, Nuria y Verónica Fisas, Denia y Vanesa Martínez, Montse Martí, Teresa Silla, las hermanas Berbegal, Raquel Puente, Paola González, Mar Castro, Adela Giménez (Cre100do), Nuria García (Innova IRV), Pilar Torres y Nuria Ávalos (Ametic), Anna Sánchez Granados, Áurea Rodríguez y Carme Poveda (Ind+I), Vanessa Blanch (FEI), María José de Concepción (OEPM), Lola Elejalde (Innobasque) y responsables políticas con claro liderazgo en la innovación como Nadia Calviño, María González Veracruz, Teresa Riesgo, María Muñoz, María Peña o investigadoras fuertemente implicadas con la tecnología aplicada como Raquel Barco y Mari Carmen Aguayo (UMA). Muchas veces he reconocido aquí a los que impulsaron la Fundación Ricardo Valle, con Mª del Cristo Rodríguez (Unicaja) y Esther Sánchez (Fundación Sando) en cabeza.

Hace un año escribí una estresante columna en estas páginas, se llamaba Transfiere. Mencioné la hiperactividad del evento y los logros de sus impulsoras, con la actual Viceconsejera de Turismo y Cultura Yolanda de Aguilar y la madre de la idea, Marta Raspall y el equipazo, Paula Morales, Yvonne Flores, Mariana Ottaviano, Déborah Pastrana, o Ana Belén Martos en Fycma.

También hace un año que solicitamos un modelo ICREA en Andalucía al consejero Villamandos. No es para nosotros, es para mejorar las Universidades y su capacidad de conectar con ecosistemas internacionales y con las empresas innovadoras del territorio.

Hoy, he revisado los 76 artículos que he compartido con nuestra comunidad y en prácticamente todos hay mujeres increíbles empujando al ecosistema tecnológico y la innovación. Otro año más, del 20 al 22 de Marzo, Málaga se convertirá en la capital del sur de Europa de la Transferencia. Centenares de instituciones científicas y tecnológicas estarán presentes, el CSIC, la Fedit, y los múltiples organismos intermedios con APTE y los Parques Tecnológicos, las Universidades y los Centros Tecnológicos de todo el país presentes.

En Transfiere 24 estará Ana Mª Paul del CTAG, Ana Belén del Cerro (Proyectos Fusión nuclear del CDTI), Ana Rodríguez (Aimen), Ana Ortiz (Apte), Ana Bosch y Amelia Martín (Farmaindustria), Amanda Gil (MICINNU), Ángeles Barrios (EIT Health Spain), Barbara Tan (Universidad de Amberes), Begoña Tiscar (Railway Innovation Hub), Carmen Cortés (IGIUMA), Carmen Sillero (JRC EU Comission), Catalina Balseiro (CETaqua), Elena Castro (CSIC MCIU), Elisa Rivera (DG planificación, coordinación y transferencia de conocimiento MICINNU)… y así una larga lista de actrices protagonistas en el mundo de la ciencia y la transferencia tecnológica.

Hemos evidenciado por los propios estudios internacionales que evalúan la innovación que España ocupa una mala posición en Innovación. Tenemos y hacemos buena ciencia, tenemos y exportamos excelentes científicos, ubicados en los mejores centros de Europa y EE. UU. y, crecientemente, también seducidos por la Deep-Pocket de Arabia Saudí, que se está reinventando a gran velocidad.

Sabemos que la innovación sucede cuando los ecosistemas están muy bien vertebrados, que los países que la encabezan tienen modelos de Universidad y empresas muy conectados, que Suiza, uno de los que siempre está arriba, produce menos egresados terciarios que España, con más formación profesional de grado superior pero mucha más colaboración entre universidades y centros tecnológicos y empresas.

España está en la posición 70 del mundo en colaboración Universidad-Empresas (según el Global Innovation Índex). Ya lo contamos el 18 de febrero en “La UMA, primera de España”. Se me suben los colores de ver que Tanzania, Uruguay, Uzbekistán, Vietnam, nos superan de largo a pesar de ser economías mucho menores. Pero aquí, no parece que muchos más se ruboricen.

La universidad pública, en general, sigue en shock, pidiendo dinero, eso sí, pero sin que ambas partes se pongan mano a mano a crear valor para sus territorios de manera masiva, de manera activa, de manera evidente para todos. Se trata de que no haya que ir contando los cuatro casos de éxito, sino que se pase a la autopsia de los cuatro casos de fracaso para que lo normal sea eso, el éxito, la colaboración, el continuo ir y venir de las empresas a la universidad y viceversa. Se trata de que las empresas sean, a través de la formación dual, las aulas prácticas de las universidades, que los laboratorios sean todos abiertos y compartidos, los de las empresas también, que las cátedras y convenios no sean una excepción, que los profesores asociados que conectan a los alumnos con la experiencia profesional actual y de vanguardia no sean una rara avis, arrinconada que resiste contra viento y marea, mal pagada y sin el reconocimiento académico de la experiencia. Se trata de aparcar el índice H de las publicaciones y las referencias, al índice C de la Colaboración y la creación de valor para los territorios. Necesitamos ciencia excelente, pero con impacto en la sociedad, en la economía, en la competitividad. No podemos permitirnos el lujo de donar nuestra ciencia a potencias económicas e industriales que la usan gratis en avances tecnológicos, que luego les compramos como meros usuarios, porque la cadena ciencia, tecnología, empresa, mercado, está rota en España y tenemos un vacío entre ciencia y mercado.

Aquí es donde reivindicamos la mejor ciencia y bien financiada, pero insistimos en que no es condición suficiente ni para la innovación ni para la creación de valor en los territorios. La ciencia es para la humanidad, la innovación la hacen las empresas e instituciones en sus territorios, generando ventajas competitivas, desarrollo de oportunidades y de marcado, riqueza en forma de plusvalías, salarios, impuestos, inversiones….

Por eso pensamos que ese espíritu femenino, sin tanto ego alfa compitiendo, sino aunando, sumando, colaborando, es tan importante. Esas líderes que nos inspiran, nos alientan, nos recogen cuando ven que no podemos más, nos dicen, quédate en casa, con tus niños, que yo me encargo. Esas mujeres, y muchas más que necesitamos nos van a llevar del mundo de la transferencia, que no funciona, del mundo de los muchos centros tecnológicos y universidades, enanas en la escala global al mundo de la colaboración en red.

Esta semana Teófilo nos ha recordado en este diario que crecen las matriculaciones de chicas en STEM y en particular en Telecomunicaciones. Los colegas de Oracle (Oracle4Girls ) , los de Google, los de la Cátedra CompanyOn, el club Málaga Tech Park Execs, la iniciativa Hedy Lamarr de mujer y tecnología y todo lo que se está plantando, va dando su cosecha. Ellas nos alientan a pasar de la transferencia a la tracción. Ellas lo están consiguiendo. Una Málaga Tecnológica y colaborativa. Por eso para mí este año, Trasfiere es Tracciona. No os lo perdáis.