Esta semana José Muñoz compartía la entrevista que le hacían en CNBC, en la que asegura que la demanda de vehículos eléctricos sigue creciendo. José Muñoz es el presidente de Hyundai América y uno de los directivos españoles del sector del automóvil más respetados del mundo.

Han sido premiados este año por varios modelos en EE. UU, recientemente por el IONIQ 5N han recibido el 2024 World Performance Car. Elon Musk, por su parte, consciente de que el acceso a infraestructuras de carga es clave para la adopción masiva de vehículos eléctricos, anuncia que en los próximos 18 meses casi todos los fabricantes con presencia en América tendrán acceso a su red de supercargadores.

También esta semana hemos visto el primer coche Xiaomi. Una belleza presentada en el salón de Beijing que sale al mercado por 60.000 euros para competir en el segmento Premium. Es una maravilla tecnológica. Mientras, Apple ha tirado la toalla y, según dicen varios medios, una inversión de cerca de mil millones de dólares en su proyecto de vehículo eléctrico.

El Gobierno Chino sigue potenciando la autonomía estratégica e impulsando sus campeones de semiconductores. Ahora acaban de anunciar que la compra pública de tecnología no podrá tener microprocesadores estadounidenses. La bolsa americana sube aupada por los llamados 7 magníficos (Amazon, Google, Meta, Microsoft, Intel, AMD y la reina del momento Nvidia). Pero los ordenadores y servidores del gobierno chino no podrán usarlos. China es un mercado muy importante para Intel (27% de sus 54.000 millones de dólares en ventas) y AMD (15% de sus 23.000 millones de dólares de ventas). El periodo de transición será de 3 años hasta 2027 en el que solo podrán usarse proveedores chinos.

Gran noticia para SMIC, la gran foundry china, Xiaomi, Huawei (HiSilicon) y otros design houses de microprocesadores chinos con un nombre que les irá sonando cada vez más Phytium. Acababan de anunciar chips para CPU’s de 7nm y de 5 nm fabricados en TSMC hace 4 años. Intel aun no los tenía y AMD estaba más avanzada en la tecnología de 5nm en 2020. Todo el mundo se puso más nervioso. ¿Se acuerdan del campo y las vallas? En abril de 2021 TSMC anunció que dejaba de suministrar a Phytium debido a las sanciones. Pues ahí lo tienen, en teoría, sin las máquinas de ASML y con todas las barreras que les han puesto desde la administración estadounidense. El chip de Phytium, el Tengyun S2500 es un “monstruo” con 64 cores que procesa en paralelo, según reportan, con arquitecturas ARM (un campeón mundial desarrollado en Europa con muchísimos fondos británicos y de la UE). China está sacando el máximo jugo a las arquitecturas abiertas, tanto RISCV para microprocesadores como Linux para sistemas operativos. Dos inventos nacidos fuera de China que han asimilado y usado como palanca. Tomemos nota.

Tienen una estrategia llamada Xinchuang (Innovación en aplicaciones de sistemas de información) que es transversal para su autonomía estratégica en defensa, administracion del estado y sectores estratégicos. Por cierto, en China, en lugar de haber despojado al Ministerio de Industria de cada vez más competencias (Energía, Transformación digital, etc…), lo han hipervitaminado como ministerio de Industria y Tecnologías de la Información. Las órdenes de compra de tecnología local son para todos los organismos públicos desde ayuntamientos hacia arriba.

Esto no es más que otro capítulo en la denominada Chip War por Chris Miller en su libro de octubre de 2022.

En Un país triste os hablé del Tocqueville chino, Wang Huning, que hizo evidente que a los EEUU solo se les puede ganar si se domina la partida en ciencia y tecnología. Y en eso están.

El impacto en el petróleo, que se mantiene a precios estables, en parte viene también de aquí, de China, que con la demanda interior bastante deprimida y con un gran estímulo a las exportaciones, consume menos, y no olvidemos que es el mayor importador mundial y que, este año, más de la mitad de los coches vendidos en China serán eléctricos, reduciendo drásticamente el apetito por el petróleo.

Por primera vez vemos que la curva de crecimiento del consumo de petróleo no sigue a la del PIB mundial. En un escenario de en torno al 4% de crecimiento de PIB, el consumo de petróleo crecerá en el entorno del 1%. China también reduce aceleradamente su dependencia y nos manda presiones deflacionarias en forma de coches eléctricos baratos y precios de petróleo estables en el entorno de 80 dólares. Con Oriente Medio en gran tensión esto no es lógico, pero el peso de la OPEC en la producción mundial ha caído y hay más capacidad sobrante que antes del petróleo de fracking y de la incorporación de más producción en África además del flujo ruso que no ha parado.

Mientras tanto en Europa, a por uvas. El CEO de Daimler ha pedido que no se pongan barreras al comercio. Ellos tienen en China uno de sus principales mercados y su tecnología EQ para el segmento premium para vehículos eléctricos es muy buena.

El CEO de Renault, Luca de Meo, que estuvo unos cuantos años en Barcelona en Seat, ha escrito una carta a las autoridades europeas diciendo literalmente Si queremos acelerar el auge de los coches eléctricos en Europa, necesitamos jugar con los chinos y encontrar una forma de tratar con ellos”, añadiendo que creía que los chinos estaban “listos para encontrar un acuerdo”. Esto podría incluir proporcionar un incentivo a los fabricantes de automóviles chinos en Europa para que utilicen proveedores europeos, o alentar a los proveedores chinos a establecerse en Europa, dijo, reflejando las políticas de China sobre los fabricantes extranjeros.

Esta semana, el editorial del Economist habla del triple choque económico que afronta Europa:

  • Crisis energética: Tras la invasión de Rusia a Ucrania en 2022, la economía de la Unión Europea ha crecido solo un 4% en esta década, en comparación con el 8% de Estados Unidos. La crisis energética ha dejado a Europa estancada.

  • Importaciones chinas: Europa se enfrenta a un aumento de importaciones baratas de China que, si bien benefician a los consumidores, podrían perjudicar a los fabricantes y aumentar la tensión social e industrial.

  • Aranceles de Trump: Con la posible vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, se amenaza con imponer grandes aranceles a las exportaciones europeas, lo que podría afectar gravemente a los exportadores europeos.

En España, tenemos que añadir: un presupuesto prorrogado de 2023 que no es adecuado para el momento que enfrentamos, un gobierno inestable en Barcelona que debilita la estabilidad del de Madrid por las elecciones catalanas, distracciones por elecciones europeas, una ineficiente ejecución de los fondos Next Gen EU con unos 33.000 millones de los 150.000 comprometidos y el plazo se acaba en menos de dos años. Deficiencias graves en innovación y pérdida continuada de competitividad. Esta misma semana desayunamos con la noticia de la exigencia de una “estrategia creíble” de ajustes fiscales:

  • Desequilibrios económicos: La economía española enfrenta desequilibrios significativos, a pesar de su crecimiento superior al de la mayoría de los países de la UE.

  • Baja productividad y deuda pública: Se destaca la baja productividad y una deuda pública que supera el 100% del PIB.

  • Inversión en I+D: Los economistas de la Comisión Europea sugieren que el Gobierno fomente la inversión privada en investigación y desarrollo, que actualmente es de las más bajas de la Unión (0,8% del PIB).

Casi nada. Europa necesita un crecimiento sólido para financiar un mayor gasto en defensa y alcanzar sus objetivos de energía verde. Los errores de los propios políticos europeos podrían agravar el daño de estos desafíos externos. Europa debería forjar su propia política económica, invirtiendo en infraestructura, educación e investigación y desarrollo, en lugar de imitar el proteccionismo de Estados Unidos y China. España, además, tiene que duplicar la productividad o nos quedaremos tan lejos que ni el turismo nos salvará por el cambio climático. La fragmentación y polarización política no debería impedir alcanzar los Pactos de Estado imprescindibles (Educación, Innovación y Reindustrialización) para sacarnos de liderar la carrera hacia el fondo.