Dice Michael Reid que nuestras universidades son “relatively lacklustre” que traduzco directamente como mediocres, que tienen una enorme resistencia a la incorporación de docentes internacionales, que sufren endogamia y que sus resultados de investigación y trasferencia son mejorables.

En un libro que no hay que perderse, Spain, the Trials and Triumphs of a Modern European Country (Yale University Press 2023) señala que en el ranquin de Shanghai sólo la UB está entre las 200 primeras del mundo y que sólo 37 de las 47 universidades públicas están entre las 1.000 primeras del mundo.

Sin embargo, reconoce que tenemos 4 escuelas de negocio entre las 25 primeras de Europa. Aunque el autor, actualmente profesor en Yale pero durante 30 años corresponsal en España del Economist, no las menciona, vale la pena hacerlo: IE, IESE, ESADE y EADA están cada año en las mejores posiciones de escuelas de negocio de Europa y del mundo. Ya tratamos este tema en University of California in Málaga

En el capítulo 7, The Fading of the Spanish Dream, elogia la formación profesional vasca y la exitosa reconversión de una economía industrial obsoleta a una pujante y competitiva con el modelo Guggenheim, con la concentración de industria automotriz, energética, de máquina herramienta. Cita casos como Gestamp y su tecnología de estampación en caliente y hasta a mi querida Verónica Pascual de ASTI y su planta de AGV’s en Burgos (vehículos autoguiados de transporte).

Dice que la formación profesional funciona razonablemente además en Cataluña y, hasta cierto punto en Madrid, pero mal en el resto de España. Tras mencionar positivamente primero a Málaga y su alcalde como ejemplo de la mejora de muchas ciudades en el cambio de modelo turístico, en este campo cita a Andalucía en los mismos términos que siempre hace nuestro alcalde. La formación es esencial. No hay intervención pública en que no se la escuche. Dice Reid que, en Andalucía, el lugar donde más falta hace la formación para el empleo ha estado 5 años parada por un escándalo de corrupción de la administracion regional socialista. Señala también que la penetración de la FP dual es aún insuficiente y que los bandazos en la asignación de competencias entre ministerios y consejerías de educación y trabajo no ayuda.

En noviembre de 2021, BBVA Research publicó un estudio sobre la comparativa internacional en la calidad educativa. . Los autores, de la Fuente (FEDEA , CSIC) y Doménech (U. Valencia) analizan datos de OCDE. De los 20 primeros países, España era el último en 2010, los primeros Japón, Holanda, Suiza, Finlandia, Suecia. Italia, Portugal y Grecia por delante de España.

En definitiva, la educación mejorable, la formación profesional muy mejorable, la universidad manifiestamente mejorable. Tengo entendido que la actual ministra de Educación y portavoz federal del principal partido del Gobierno estudió Educación Primaria (Magisterio) en la UZAR y ejerció muy poco tiempo como interina, habiéndose dedicado mayoritariamente toda su vida a la política ya que con 31 años ya era Diputada por Zaragoza. No soy yo quien cuestione ni capacidades ni gestión, pero ya señalamos aquí que reducir horas en lengua y matemáticas en la formación de los docentes no parece un camino que ayude a sacar a nuestros alumnos de las peores posiciones de la OCDE y que nos pone en una enorme desventaja competitiva.

La evolución de la alfabetización, de la educación en todos sus niveles, puso a Gran Bretaña a la cabeza de la Revolución Industrial, creó literalmente Alemania, que a mitad del XIX era aún una colonia económica de la primera y, como vimos la semana pasada, en la III República transformó Francia sacando a 4 millones de niños del analfabetismo.

Tras la lectura de No era esto, un buen amigo, alto funcionario de la administración y alto cargo, me escribía diciendo que, coincidiendo mucho en el diagnóstico sobre la fragmentación de la innovación y la necesidad de un Instituto Fraunfofer (pero español, llamémosle por ejemplo Isaac Peral o Juan de la Cierva o, como hemos propuesto, Ricardo Valle) en España, debíamos trabajar en qué hacer y cómo conseguirlo. Lo de predicar y dar trigo. Es más difícil lo segundo, sin duda, como también lo es hacer tortillas sin romper huevos.

Dice Reid en ese capítulo sobre el declive del sueño español que España necesita hacer reformas. Es evidente. Mejorar la competitividad empieza por la Educación, primaria, secundaria y universitaria. Pero dice más cosas, por ejemplo, que España es un país de Ingenieros y Abogados -en mi propia familia es lo que somos mi mujer y yo– y que la élite de la administración son los Abogados del Estado.

Ya citamos a los ALFA (Altos Funcionarios de la Administración) en Foro de Empresas Innovadoras, , que a ojos de un británico, ven la administración española, lenta, burocrática y con una hipertrofia regulatoria sin parangón con más foco al procedimiento que al resultado. Cuando sólo tienes un martillo todos los problemas se parecen a un clavo. Cuando sólo tienes abogados… Aquí todo se resuelve con una Ley. Recordando el "Vuelva usted mañana" de 1833 de Larra, no ha cambiado mucho.

Pone como ejemplo que aquí, para la declaración de la renta en muchos casos necesitas un abogado fiscalista, en lugar de un contable como en su mundo. Las leyes se han multiplicado por 10 desde 1978 e identifica como un impedimento para el crecimiento empresarial la abundancia y proliferación normativa que fragmenta el Estado en contra de la tendencia de la UE. Dice hacia el final, mencionando a un sociólogo que fue diputado socialista, que tenemos una sociedad del siglo XXI, con una economía del XX y una administración del siglo XIX. Seguramente es exagerado, pero vale la pena mirárselo con ojos reformistas.

Si queremos competir, habrá tarde o temprano, tras mejorar drásticamente la educación, que reformar la administración, para que sea ágil y, de nuevo, meritocrática, acabando con aquello de que “mi plaza es mía” haga lo que haga. Aquí, hasta los investigadores del CSIC tienen su plaza para toda la vida, hagan lo que hagan.

La economía es la suma de la actividad de personas, empresas y administraciones. Si no tenemos demografía, como ya señalamos en su momento, sin un aumento importante de población en edad de trabajar -franja de 20 a 50 años-, solo resoluble a corto plazo por procesos de inmigración ordenada, nos faltan 9 millones de inmigrantes. Mejor traer ingenieros de SW o matemáticos, pero también necesitamos trabajadores del sector primario para un territorio rural que se vacía, y con políticas de potenciación de la natalidad y conciliación de la vida familiar, escuelas universales de 0 a 3 años, incentivos y coberturas a la medicina reproductiva, entre otras cosas.

Pero la economía se estimula también por las rotaciones, por la frecuencia con la que se hacen las transacciones, por la velocidad. Si aligeramos la burocracia y aumentamos la velocidad al doble, la economía se acelera, los capitales rotan. Ya compartí que antes de la pandemia remitimos un proyecto industrial a nuestras autoridades y mientras se resolvía administrativamente nos dio tiempo de sobra a construir dos plantas industriales enteras en Vietnam y China. Países en los que la Política Industrial es un Asunto de Estado. Aquí no lo es y me atrevo a decir que, salvando las distancias, el País Vasco es el único lugar en el que está interiorizada en el gobierno de manera duradera, a lo largo de varios mandatos, de manera continuada, que Educación e Industria son temas de Estado.

Ellos tienen su mini Fraunhofer, Tecnalia, que para el tamaño de su economía está bien pero que aspira a captar proyectos en toda España como señalamos en Vascos. Allí solo hay una Universidad Pública, la UPV, asunto importante por la escala. En Andalucía tenemos 10. Imagínense unirlas con 10 campus como hace la Universidad de California. ¿Se imaginan que en lugar del sexenio de investigación y el índice H se crea el trienio de Colaboración y el índice C, pagado por las empresas con fondos finalistas bonificados fiscalmente?

La industria necesita personas (Demografía y formación), velocidad (burocracias, administración, comunicaciones e infraestructura), escala (acceso a grandes mercados), competitividad (coste de materias, energía y trabajo) y diferenciación (tecnología e innovación).

Con estos factores Tesla se ha convertido, con menos de 1,7 millones de coches eléctricos fabricados en 2022, en posición 15 por volumen, en la empresa más valorada del sector. Fabricando en California (ahora también en China y Alemania). Hay que leer el libro The Titanium Economy, (A. Padhi et Al. Public Affairs 2023), para entender la resiliencia de la economía de los EEUU, el valor y potencia de su industria y su enfoque ágil, innovador y competitivo.

Se habla de una revolución industrial tranquila que está transformando los EEUU. “Casualmente”, otros países que son potencias industriales como China o Corea del Sur, tienen elevados niveles formativos, universidades entre las 50 primeras, y la política Industrial es un asunto de Estado. Se ha estado hablando durante décadas del declive industrial de los EEUU y del ascenso de potencias como China, Corea del Sur o más recientemente Vietnam, pero el comercio electrónico (Amazon), los vehículos autónomos (Waymo) y eléctricos (Tesla), los semiconductores (Qualcomm), la inteligencia artificial (Nvidia, Google, OpenAI) son la cara visible de una economía llena de campeones ocultos, desde Qorvo en Florida a Graco en Minneapolis.

La economía americana está batiendo a todos sus pares. Si en 1990 suponía el 40% del PIB del G7, ahora es el 58%. Los ingresos medios por persona han crecido, más que todos sus pares, incluida la EU y Japón y en Misisipi, el estado más pobre supera los 50.000 dólares de media en paridad de compra. Más que en Francia.

Los EEUU registran el 20% de las patentes internacionales del mundo (Innovación), más que China y Alemania juntos. Sus 5 mayores corporaciones han invertido 200.000 millones de dólares de I+D el 2022 y están mejorando su protección social con un crecimiento de los ingresos de los más pobres del 74% desde 1990, mucho más que la Gran Bretaña post Thatcher.

Una de las claves citadas, la demografía, que con un 17% de población inmigrante mantiene la edad media baja y la fertilidad alta.

La industria, la máquina de la prosperidad, necesita en España y muy especialmente en Andalucía de los ingredientes citados (personas, formación, simplificación administrativa, tecnología e innovación). Levantemos la cabeza de nuestros ombligos.