José Luis Peñas, el hombre que le delató, y Francisco Correa.
La vida tras la 'Gürtel': Correa, en tercer grado, un 'apestado social' y un delator que "no cambiaría nada de estos 20 años"
La Audiencia Nacional ha iniciado esta semana el último juicio a la red de Francisco Correa, más de 15 años después de que estallase el caso.
Más información: Pablo Crespo reconoce sus delitos en el último juicio a la 'Gürtel': "Soy un apestado social, a consecuencia de mis actos"
José Luis Peñas se define hoy como "un ciudadano normal". Sin embargo, también admite que su biografía incluye un episodio poco frecuente: "Tengo el honor de ser el denunciante de la mayor trama de corrupción de la Democracia".
Aquella trama marcó una época y retrató un tiempo. El del despilfarro desenfrenado, el del derroche, el de los tejemanejes en una España aparentemente boyante y feliz que penetraba en el siglo XXI. Fue nombrada como Gürtel, vocablo alemán con el que se denomina a un cinturón, a una correa.
Mientras investigaba este entramado, allá por 2007, la Policía empleó este nombre en clave, ya que el cabecilla, el conseguidor de la red, no era otro que Francisco Correa. Alias Don Vito.
El pasado lunes comenzó el juicio de la última pieza de esta macrocausa, que acumuló decenas de miles de folios, que sacudió —y aún es un eco perpetuo— la política española, abrió el paso a un cambio de Gobierno y provocó tres condenas al PP.
Dos, como partícipe a título lucrativo. Es decir, por beneficiarse económicamente de esta trama, pese a desconocer sus delitos. Y una, como responsable civil subsidiario, por la reforma de su sede en la calle Génova de Madrid.
En 1998, la cantante Cher publicó su canción Believe. En ella cantaba: "Do you believe in life after love?" ("¿Crees en la vida después del amor?"). ¿Y qué vida hay después de la Gürtel? ¿Creen sus principales protagonistas en ella?
"Evidentemente, mi vida ha cambiado", admite Peñas en conversación con EL ESPAÑOL. "He pasado por episodios muy tristes y duros. Pero, actualmente, siento satisfacción de continuar con mi mujer, mi familia y mis amigos, que siempre me han apoyado y hacen que sea un hombre completamente feliz", añade.
Cuando era concejal del PP en Majadahonda, Peñas grabó en secreto decenas de conversaciones con su entonces amigo Correa. En 2007, las entregó a la UDEF (la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía Nacional). Ésa fue la primera ficha del efecto dominó.
Aquellos audios detallaban cómo funcionaba el engranaje corrupto: Correa y los suyos pagaban dádivas y comisiones ilegales a miembros de Administraciones controladas por el Partido Popular, a cambio del amaño de contratos. Contratos que, después, eran adjudicados a las empresas del Grupo Correa.
"Denunciar no era una opción; era una obligación", señala Peñas. "Empecé a grabar por reafirmar mis valores y, más tarde, para conseguir el mayor número de pruebas posibles que demostrasen la sangría económica y moral a la que el PP sometió a España en esos años", recalca.
Peñas acabó condenado, a casi un lustro de cárcel, tras el juicio a la llamada Época 1 de Gürtel. "Personalmente, mi experiencia [ante la Justicia] no fue positiva, porque no fui capaz de convencer de mi inocencia al tribunal de la Audiencia Nacional que me juzgó", relata a este periódico. No obstante, Peñas fue indultado por el Gobierno de Pedro Sánchez.
Junto a él, en aquel juicio, celebrado en 2018, fueron condenados Correa y su hombre de confianza, el exsecretario de Organización del PP gallego Pablo Crespo.
Ambos, cabecilla y mano derecha, se han sentado esta semana en el banquillo de la Audiencia Nacional en el juicio sobre la última pieza de la macrocausa, la relativa al blanqueo de las ganancias ilícitas.
Francisco Correa (d) y Pablo Crespo, el pasado en la Audiencia Nacional. Efe
En un escrito, publicado por EL ESPAÑOL, Correa admitió los delitos que le atribuye la Fiscalía Anticorrupción, como parte de su proceso de colaboración con la Justicia.
Confesó que envió dinero a Suiza, a la cuenta bancaria de la jet set, la llamada Soleado, para esquivar la mirada del fisco español. Se sentía "protegido", expresó, "junto a personas de máxima relevancia de España".
Ya en el juicio, durante su declaración, admitió que trató de conseguir la nacionalidad panameña y nunca pagó impuestos en España desde 1999.
Hoy, tras casi una década entre rejas, Correa está en tercer grado, un tipo de semilibertad que le permite estar fuera de la cárcel durante el día y sólo acudir a prisión o a un centro de inserción social por las noches. Aún mantiene viejos amigos —otros, ya no— y, durante la instrucción de la macrocausa, le fue embargado el yate en el que pasó varios veranos en la Costa del Sol.
EL ESPAÑOL ha tratado de ponerse en contacto con él, a través de su abogado. Por el momento, no ha obtenido respuesta.
Durante el juicio, su mano derecha, Pablo Crespo, lamentó ser hoy "un apestado social". Reconoció, no obstante, que lo es "a consecuencia" de sus actos.
¿Cómo es su vida hoy? Tras nueve años de vida en prisión, Crespo obtuvo el tercer grado en 2023 y se incorporó al bufete de su actual abogado (y amigo), Miguel Durán. En el juicio de la última pieza de Gürtel, estuvo asesorado por su hija, también letrada.
Retrato de una época
En total, los condenados por la trama Gürtel rozan los cien. "O lo que es lo mismo: casi como dos autobuses llenos", ejemplifica Ángel Galindo, el abogado de José Luis Peñas, en conversación con este diario.
Otro de los célebres condenados fue Luis Bárcenas, el extesorero del PP, el autor de la contabilidad paralela del partido (los llamados Papeles de Bárcenas).
Bárcenas hoy está en libertad. Volverá a pisar la Audiencia Nacional en abril de 2026, pero no lo hará ya como acusado.
En ese mes comenzará el juicio al caso Kitchen. Con este nombre se conoce a la supuesta operación parapolicial, orquestada en 2013 por el Ministerio del Interior en época de Mariano Rajoy, para robar a Bárcenas documentación que éste custodiaba... y que podía ennegrecer el futuro judicial del PP en el caso Gürtel.
La primera sentencia de la Gürtel (la llamada Época 1) también fue el aglutinador del llamado bloque de investidura, que facilitó que —moción de censura mediante— Pedro Sánchez desalojase a Rajoy del Palacio de la Moncloa.
Que termine el juicio a la última pieza de la Gürtel no quiere decir que termine con ello la corrupción, que sea ya cosa del pasado. Ni mucho menos.
Caso Koldo, caso Ábalos, caso Alvise, caso Policía patriótica, caso Leire, caso Begoña, caso Hermano... Las causas judiciales que implican a miembros de la cúpula política y que versan sobre sus (presuntos) tejemanejes siguen abriendo telediarios y portadas de periódico.
Incluso, días atrás, el diputado de ERC Gabriel Rufián advirtió a Sánchez: Esquerra apoyaría la convocatoria de elecciones "si estamos ante la Gürtel del PSOE".
"Desgraciadamente, he pensado que la corrupción es sustancial al ser humano", lamenta José Luis Peñas. "Una sociedad que nos exige más en el ámbito material hace que gente sin principios ni metas sólo obtenga satisfacción del dinero y del poder, ya sean lícitos o ilícitos", señala.