El excomisario de la Policía, José Manuel Villarejo.

El excomisario de la Policía, José Manuel Villarejo. EFE

Tribunales

Villarejo denuncia que le desnudaron y humillaron en prisión: "Pasarle la raqueta por los huevos"

El comisario asegura que 4 o 5 funcionarios le cachearon tras un vis a vis familiar y "de manera ceremoniosa", le obligaron a desnudarse e incluso a agacharse. 

19 diciembre, 2018 22:26

El comisario de policía José Manuel Villarejo, en prisión desde noviembre de 2017 como principal investigado en el caso Tándem, ha remitido una carta al juez que instruye su causa en la Audiencia Nacional, Diego de Egea, en la que denuncia tortura psicológica, trato "humillante y denigrante" y "burlas" por parte de "cuatro o cinco funcionarios de prisiones" tras un vis a vis familiar el pasado 26 de noviembre.

Según la carta escrita por él mismo y remitida al juez a través de su abogado Antonio García Cabrera, éstos le habrían realizado un cacheo con "raquetas detectoras de metales" para lo que le obligaron a desnudarse: "Llamado inmediatamente en solitario al cuarto de cacheo, uno de los funcionarios, mientras se colocaba unos guantes de látex de manera ceremoniosa, me obligó a desnudarme e incluso a agacharme pretextando que debía registrar todo mi cuerpo", se puede leer en su escrito.

Según el excomisario, estos funcionarios le trataron con "sorna y burla y le hicieron sentir humillado". Villarejo también denuncia haber sido amenazado con recibir a un preso conflictivo como acompañante y afirma que sólo desea que "acabe este infierno de Estremera" (la prisión madrileña donde se encuentra de manera preventiva). En la carta que se reproduce de manera íntegra a continuación, el excomisario llega incluso a comparar su caso con el de Jamal Khashoggi, periodista presuntamente asesinado por el régimen saudí. 

1. "El pasado 26 de noviembre, tras el 'vis a vis' familiar, irrumpieron con las peores formas en la sala cuatro o cinco de funcionarios provistos de dispositivos electrónicos de los que se utilizan para recuperar micrófonos que se clavan como chinchetas, así como con raquetas detectoras de metales. Llamado inmediatamente en solitario al cuarto de cacheo, uno de los funcionarios, mientras se colocaba unos guantes de látex de manera ceremoniosa, me obligó a desnudarme e incluso a agacharme pretextando que debía registrar todo mi cuerpo. Varios de los funcionarios, cuando estaba completamente desnudo, con sorna y burla me miraban haciéndome sentir despreciado, cosificado y humillado. Uno de los funcionarios llegó a señalarle a su compañero: 'venga, hay que pasarle la raqueta por los huevos de una puta vez'. Inmediatamente después, fui conducido a la enfermería donde me desinfectaron dos raspones que tenía en la cabeza y, al tomarme las constantes, certificaron que no era posible anotarlas por estar disparadas".

2. "El pasado 10 de diciembre, tras el 'vis a vis' familiar y al hacerme entrar en la sala de cacheo, uno de los funcionarios se dirigió a mi con mirada retadora a escasos centímetros de mi cara mientras otro, más corpulento, abría un paquete de pañuelos y los tiraba uno a uno sobre la mesita donde estaban mis objetos personales mientras me susurraba, en tono amenazante y agresivo, que a partir de ahora lo iba 'a pasar muy mal', que 'gente muy importante había pedido al director' que me sacara 'el lugar donde  tenía una copia de todo, y que si no cooperaba, iban a ponerme un compañero conflictivo en la celda y a los pocos días iba a estar aislado, incomunicado, solo'. Añadió que a mi 'amigo' el juez le quedaban dos telediarios".

3. "En estos episodios especialmente, también en otros, he percibido conductas que no puedo calificar sino de tortura psicológica por parte de funcionarios muy concretos, una minoría respecto al trato correcto de la inmensa mayoría. Me he sentido agredido, vulnerable, consciente de que en cualquier momento podía ser atacado físicamente por sujetos grandes, jóvenes, aparentemente fuertes, y en un espacio muy pequeño y cerrado".

4. "Más allá de sentir miedo, jamás he reaccionado con violencia a pesar de la indefensión frente a un poder físico tan abrumador; aunque ante la amenaza de males para mi mujer y mi hija me vi obligado a presentar una instancia disculpándome por el episodio del día 26 de noviembre".

5. "No quiero pensar, pero es inevitable, que haya intención por parte de autoridad alguna de hacerme cada día a partir de ahora la vida más difícil en prisión, provocándome algún tipo de fallo de salud, habida cuenta de que es 'vox populi' mi arritmia ventricular que ya no controlo. Esto, en unas circunstancias en las que la tensión se dispara cada vez que alguna información me afecta de manera emocional".

6. "Cuesta creer que en un Estado democrático y de Derecho alguno de sus altos cargos pueda imaginar siquiera la eliminación física de una persona inocente. No puedo ocultar que en varias ocasiones, los últimos días, me ha venido a la mente el reciente episodio de Jamal Khashoggi".

7. "Mi estado general de inquietud me lleva a analizar los medicamentos que semana a semana se me suministran. Hay sustancias que producen como resultado un infarto de corazón y/o cerebral y, dado mi delicado estado de salud, se podría pensar en la existencia eventual de una muerte 'normal' en lo que habría sido una acción planeada y provocada".

8. "Mi principal preocupación y mi meta es, del alba al ocaso, salir con vida de este infierno de Estremera para poder defenderme, como reza nuestra Constitución, con todas las garantías, y si llegara el caso, a un juicio justo".