Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, comparece en las escalinatas de Moncloa, este lunes 29 de abril.

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, comparece en las escalinatas de Moncloa, este lunes 29 de abril. BPB

Política FIN DE LA CUENTA ATRÁS

Sánchez convierte su crisis personal en una táctica política e impulsa medidas para reformar la Justicia

Decidió al margen de su equipo y Moncloa da por hecho que cambiará la ley del CGPJ y que iniciará reformas para la "regeneración".

29 abril, 2024 15:03

Pedro Sánchez hizo creer a todos sus colaboradores que se iba porque tenía un grave problema personal por los ataques a su familia y, por eso, se recluyó cinco días en la residencia de la Moncloa.

Hasta cinco minutos antes de anunciar que se quedaba, ministros destacados daban por hecho que se iba y hasta aseguraban haber "pasado página". Pero minutos después de las 11.00 el presidente del Gobierno anunció que seguía, convirtiendo todo en una táctica política y en un ejercicio práctico de liderazgo personalista.

Una más de las que jalonan su trayectoria política, pero esta vez llegando mucho más lejos de lo que había llegado nunca hasta ahora. Utilizando la investigación a su mujer, Begoña Gómez, y la estabilidad del Gobierno.

[Pedro Sánchez no dimite como presidente: "He decidido seguir, con más fuerza si cabe"]

Hasta minutos antes de anunciar su continuidad no se reunió con María Jesús Montero, Santos Cerdán y Félix Bolaños, tras cinco días de aislamiento, para anunciarles que se queda. Les mantuvo al margen y con la idea de que sufría un shoch emocional y por eso daba a entender que se iba. Pero todo quedó en una táctica política, anunciando un "punto y aparte" en la política.

El president de la Generalitat, Pere Aragonès, ha acusado a Sánchez de habar utilizado la "empatía y la solidaridad" en su provecho político y tambièn las instituciones.

En su explicación, habló de la "regeneración" de España y fuentes de Moncloa lo traducen en el impulso de medidas legales para atajar lo que él considera causas de su problema personal: la Justicia y los medios de comunicación.

Esas fuentes aseguran que el presidente ha puesto en marcha una reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial para desbloquearlo y, previsiblemente, rebajar las mayorías necesarias para renovarlo. En la anterior legislatura lo intentó, pero no se atrevió, entre otras cosas, porque Europa lo impidió.

En el horizonte quedan medidas como la reforma del proceso penal para limitar las acusaciones populares y la capacidad de iniciar la acción penal.

Sánchez no ha dejado de tener mayoría parlamentaria para sacar adelante esas medidas en estas dos legislaturas, pero hasta ahora lo ha frenado. Hoy ya ha logrado un relato de por qué hay que hacerlo: para salvar la democracia.

La tesis del discurso del presidente es que la democracia está en peligro y ahora hay que tomar medidas para salvarla. Fuentes de su entorno aseguran que se busca cerrar filas y situar en el lodo a los que publican o denuncian asuntos como las actividades de su esposa, Begoña Gómez.

Internamente, la primera reacción de ministros y dirigentes socialistas ha sido de alivio y de respaldo. En estos días, han barajado la posibilidad de preparar un plan b de sustitución de Sánchez, dando por hecho que podía irse.

Ahora, esos planes quedan sepultados y con el temor a que puedan ser vistos como movimientos conspirativos por su líder, que ha demostrado que poder interno le sobra.

Porque, en todo caso, el movimiento de Sánchez ha dejado algunas heridas internas que aún no son fáciles de percibir. La principal es que dirigentes y ministros sienten que el presidente del Gobierno ha ninguneado a los suyos, a los que ni siquiera ha consultado, tranquilizado o comunicado en estos días.

Si ya antes se decía que ejercía un liderazgo absolutamente personalista, ahora ya no hay ninguna duda de que esa es la forma en que lo ejerce.

Algunos socialistas creen que esta vez se ha excedido, pero lo dicen sólo en privado. Y no descartan cambios en el Gobierno.

Sánchez dijo en su carta que comparecería ante los periodistas y, finalmente, ha sido una declaración institucional sin periodistas y, obviamente, sin preguntas.

Sí ha ejecutado un ceremonial que ha incluido movilización de militantes en la calle, visita al rey para comunicarle que sigue y convocatoria del personal de Moncloa para celebrar su renacimiento.