La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, durante el Ecofin celebrado en Bruselas.

La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, durante el Ecofin celebrado en Bruselas. UE

Política

Sánchez ya trabajaba la candidatura de Calviño en Bruselas cuando la mostró como su activo electoral

La pasada primavera, paró el rumor admitiendo que España optaría a presidir el BEI. Calviño prometió seguir en el Gobierno cuando ya buscaba apoyos.

12 agosto, 2023 02:46

Los pasados 30 y 31 de mayo, en Bruselas, un rumor tan fuerte como la confirmación de la noticia, este viernes a última hora de la tarde, ya colocaba a Nadia Calviño como candidata a presidir el Banco Europeo de Inversiones (BEI). La capital europea acogía, esos días, el último Consejo Europeo del curso, con todos los jefes de Estado y de Gobierno. Es en los recesos de esas citas donde, en conversaciones informales, los líderes se sondean unos a otros.

En esas reuniones, de hecho, son decenas las noticias y cientos más los chascarrillos. Pero a la especie de "España presentará a Calviño como candidata al BEI" sólo le faltaba la confirmación de algún funcionario de Moncloa o de su vicepresidencia económica. De hecho, nadie lo desmentía, y la respuesta era, simplemente, que "lo que deba saberse se sabrá en tiempo y forma".

El tiempo y la forma han sido un viernes de agosto, a través de una filtración al diario El País, confirmada después por este periódico en fuentes de Presidencia del Gobierno.

Pedro Sánchez, Olaf Scholz y Mario Draghi, durante un Consejo, en Bruselas

Pedro Sánchez, Olaf Scholz y Mario Draghi, durante un Consejo, en Bruselas UE

Aquellos días, Pedro Sánchez acababa de darse un revolcón en las elecciones autonómicas y municipales. Y la víspera, desde la escalinata de Moncloa, había anunciado el adelanto las generales al 23 de julio para dar la voz a los españoles y que "decidieran el camino" que debía tomar España: el de "los avances", es decir, el suyo; o el del "retroceso", es decir, el de las derechas del PP y Vox.

"Enorme talento"

Pero el rumor hacía ya tanto ruido en aquellos días de mayo que, sólo dos semanas después, la propia Calviño confirmaba, a medias, la noticia: "España presentará un candidato a presidir el BEI", anunció la vicepresidenta primera a su llegada a un consejo de ministros de Economía y Finanzas, en Luxemburgo, el 15 de junio. "Hay muchas personas de enorme talento en nuestro país para ello".

Es decir, que tanto ella como él ya trabajaban en esta salida del puntal económico y rigorista del Consejo de Ministros de Sánchez. Porque el puesto de presidenta del BEI exige dedicación absoluta y, si Calviño es elegida por sus pares europeos para el cargo, deberá abandonar el Gobierno -ahora, en funciones-, como muy tarde, en enero de 2024. Así lo confirman fuentes de su departamento.

Una semana después, Calviño empezó a retar al PP a que le nombrara un rival para debatir públicamente en televisión. Incluso, bromeó con que lo hiciera Feijóo, ya que los populares "ocultaban" a su cerebro económico para esconder su política de "recortes sociales". Peor por entonces, ella ya había preparado su salida.

Y del mismo modo, cuando a los pocos días, el presidente bramaba "¡Nosotros tenemos a Nadia, ellos no tienen a nadie!", él tampoco estaba contando toda la verdad.

Calviño fue el gran valor de la campaña del presidente saliente en la primera mitad de junio. Por entonces, fuentes socialistas hablaban de un "ticket electoral imbatible". Y ella se mostraba "absolutamente comprometida con el proyecto" del líder del PSOE. Llegó incluso a elogiarlo tanto como "un hombre honesto" que confesó el "orgullo" que le producía defender junto a él "los intereses de España".

La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño

La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño EFE/ Victor Lerena

La vicepresidenta incluso confirmaba el lunes 5 de junio que, si Sánchez revalida su mandato tras el 23-J, ella seguiría al frente del área económica del Gobierno porque hay que "consolidar" y "culminar" las medidas del Ejecutivo. 

Pero había otra señal: a pesar de haber asumido el protagonismo inicial de la precampaña del PSOE, se negó a ir en las listas del PSOE al Congreso, como número dos por Madrid. Otro indicio claro es que la formalización de su candidatura se debe hacer el 17 de agosto, tal como confirman fuentes de Economía... y ése es el mismo día en que se constituyen las Cortes.

El Gobierno prácticamente da por hecho que Calviño será presidenta del BEI. No sólo le atribuye las "máximas opciones" en una elección que requiere el apoyo de una amplia mayoría de Estados miembros -y que presenta a rivales del nivel de la comisaria de Competencia, la danesa Margrethe Vestager, o del exministro de Finanzas italiano Daniele Franco-.

También parece que la apuesta está amarrada, si se atiende al "tiempo y forma" en que se hará el supuesto nombramiento. Parece temerario arriesgarse a un fracaso si la persona elegida se acordará en la reunión informa del Ecofin de Santiago de Compostela (capital de su Galicia natal, además), los días 15 y 16 de septiembre. 

20.000 millones al BEI

Lo de Calviño al BEI, en realidad, era un comentario para muy cafeteros desde primavera. El rumor había sido tan fuerte que en el Partido Popular ya andaban con la mosca detrás de la oreja. Sobre todo, teniendo en cuenta que el 28 de abril, las Comunidades Autónomas supieron que el Ejecutivo de Sánchez pretendía asignar al mismo BEI la gestión de 20.000 millones de euros de los fondos europeos de recuperación.

Todos en créditos a devolver; todos destinados a las CCAA. Y así, los representantes autonómicos de las regiones gobernadas por el PP empezaron a sospechar de una operación "extraña".

De hecho, en una reunión de la Conferencia sectorial, Cataluña preguntó "si la introducción del BEI como intermediario" iba a suponer "un encarecimiento de las condiciones de financiación". Así consta en el acta de aquella cita, a la que tuvo acceso este diario.

El Gobierno parecía tener ya clara su decisión, aunque no era oficial. La respuesta de la Secretaría de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa así lo traslucía: "La idea es trasladar las ventajas de financiación" del BEI, cuyas tarifas son muy competitivas, "a las Comunidades Autónomas".

Posteriormente, el 6 de junio, tras el Consejo de Ministros que aprobó la Adenda al Plan de Recuperación, Calviño confirmó la adjudicación a la entidad que ahora aspira a presidir la gestión de esos 20.000 millones de euros, tal como consta en la referencia oficial de Moncloa. Es decir, más de un 10% del total de las ayudas europeas que recibirá España, que suman, más o menos, 190.000 millones.

Por entonces, Calviño ya estaba en campaña... por un lado, la electoral como baluarte de Sánchez; y por otro, granjeando apoyos entre los Veintisiete para optar a presidir el BEI.

Consultadas ahora las mismas fuentes del PP este viernes, tras conocerse la candidatura de Calviño al BEI, la conclusión es la misma de hace tres meses:

"No hay ninguna incompatibilidad, tiene todo el sentido que sea esa entidad la que gestione ese dinero, por su rigor y por sus condiciones... pero ha sido ella la que le ha cedido un enorme poder sobre fondos españoles a un organismo que ahora quiere presidir". Es decir, "legalmente, nada que alegar; éticamente, es dudoso, como mínimo".