Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba, en una imagen tomada en 2012.

Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba, en una imagen tomada en 2012.

Política 23-J

Feijóo ya tiene 137 escaños, los mismos que Rajoy cuando el PSOE se abstuvo para dejarle gobernar

El vuelco provocado por el voto del exterior aumenta las dudas sobre la investidura de Sánchez y le complicaría intentar gobernar: cualquier fuga, error o ausencia sería determinante.

29 julio, 2023 03:29

El escaño que el Partido Popular logró arrebatar anoche al PSOE en el recuento del voto del exterior tiene una enorme trascendencia. En primer lugar, porque cambia las mayorías entre los bloques de la derecha y la izquierda. También por su valor simbólico, ya que coloca al PP con los mismos escaños que obtuvo Mariano Rajoy en 2016, con los que fue elegido presidente. E incluso porque despeja el camino a Felipe VI en su misión de proponer a un candidato a la investidura. 

Cuando este viernes comenzó el recuento del voto CERA (Censo Electoral de los Residentes Ausentes), o sea, de los españoles que viven en el extranjero, el PP tenía 136 escaños y el PSOE 122. Y los populares y sus aliados reunían 171 escaños, y los socialistas y los suyos sumaban 172.

Aunque en algunas circunscripciones las diferencias de voto daban algo de emoción a este recuento, a medida que fue avanzando la jornada se confirmó una tendencia del voto del exterior a favor de la izquierda en toda España que no cambiaba el reparto de escaños anunciado el domingo. Pero llegó Madrid y se produjo el vuelco.     

Así, España se despierta este sábado con estos cambios: el PP ya no aventaja en 14 escaños al PSOE, sino en 16. Alberto Núñez Feijóo tiene 137 diputados y Pedro Sánchez 121. Y lo que es más importante, el PP y sus aliados alcanzan ahora los 172 escaños, y el PSOE y sus afines se quedan en 171.

Antes, a Sánchez le bastaba la abstención del partido del fugado Carles Puigdemont para poder ser investido presidente, ya que reunía más síes que noes en el Congreso de los Diputados. Ahora, en cambio, ya necesita, obligatoriamente, el sí Junts, además de los de Bildu, ERC, BNG y PNV.

Por lo tanto, surge un nuevo mapa político mucho más difícil para Sánchez, ya que existe mucha diferencia entre tener que negociar la abstención de un partido que ha querido mantener una actitud de oposición frontal al Gobierno central, a tener que lograr su asentimiento. Más aún cuando eso le obliga a ir de la mano de su gran rival en la lucha por la hegemonía en el independentismo catalán: ERC.

Como en 2016

Para los populares, el giro es una inyección de moral, y para los socialistas un revés inesperado. Además, el PP puede presumir de que recupera los 137 escaños que permitieron a Rajoy gobernar con la abstención del PSOE en 2016.

Es verdad que entonces los socialistas sólo tenían 85 escaños, su presencia más baja en el Congreso de toda la Democracia, pero también es cierto que en las elecciones del domingo el PP no sólo ha ganado, sino que ha incrementado su presencia en 48 escaños en relación con 2019, mientras el PSOE sólo ha sumado 1 más.

En aquella ocasión de 2016, el PSOE estaba gobernado por una gestora que presidía Javier Fernández, aunque el verdadero referente tras la defenestración de Sánchez como secretario general era Alfredo Pérez Rubalcaba.

El bloqueo político que habían propiciado las elecciones de diciembre de 2015, había provocado que los socialistas se dividieran entre quienes preferían pactar con los nacionalistas y quienes optaban por la abstención para permitir gobernar a Rajoy.  

Ahora, más allá incluso de las dudas que para la investidura de Sánchez comporta el vuelco en el tablero provocado por el voto del exterior, estaría el problema de gobernar día a día teniendo que depender en cada votación de los hipotéticos síes de Junts (7), y de ERC (7), Bildu (6), PNV (5), BNG (1). Sería vivir permanentemente en la cuerda floja. Cualquier fuga, error o ausencia sería determinante.

La situación sobrevenida tras el recuento definitivo de los votos allana también el camino a Felipe VI para tomar la decisión de a quién propone como candidato a la investidura. El dilema de si proponía a Feijóo o a Sánchez se complicaba por cuanto, aunque el primero ha ganado las elecciones, el segundo reunía, de entrada, más apoyos.

Ahora, salvo que Sánchez garantizase al Rey que tiene los 7 votos de Puigdemont, los números no dan ventaja al líder socialista.