Ione Belarra y Yolanda Díaz, juntas en un acto en 2022.

Ione Belarra y Yolanda Díaz, juntas en un acto en 2022. EP

Política 23-J

Yolanda buscará la foto de la unidad con Belarra tras darle un papel secundario en la campaña electoral

La líder de Sumar pretende escenificar la reconciliación entre Podemos y el resto de partidos en el mitin que cerrará su campaña.

1 julio, 2023 02:21

La presencia de dirigentes de Podemos en los mandos de Sumar no se reflejará en el rumbo de la campaña. En el momento en que se registró el pacto de coalición, los más de 15 partidos inmersos en la candidatura entregaron a Yolanda Díaz las llaves de su autonomía y de parte de sus ingresos.  

La hoja de ruta de Yolanda Díaz no pasa por dar un papel protagonista a Podemos en ninguno de sus grandes actos electorales salvo el último, que espera reunir en Madrid la esperada foto de la reconciliación entre Ione Belarra, Íñigo Errejón y el resto de representantes de las distintas almas de Sumar. Al menos, ese es el plan inicial, dado que las riendas de la campaña en la capital están compartidas entre los equipos de Yolanda Díaz y de Más Madrid. Más allá de este horizonte, ni rastro de los morados.

Cada acuerdo de coalición con Sumar es distinto, pero el que se firmó con la formación liderada por Mónica García establecía que la dirección de campaña en la Comunidad de Madrid sería colegiada entre ambos partidos. Los responsables de coordinarla, según consta en el pacto, serían Manuela Bergerot y Loreto Arenillas, de Más Madrid; y Pedro Del Cura, de Izquierda Unida. El mismo precepto se aplica en otras comunidades.

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Díaz lleva semanas incorporando a su círculo de confianza a dirigentes de distintos signos y lealtades, tanto de Podemos como de Más Madrid o IU, sin consultar previamente a los partidos, pero eso no quiere decir nada sobre las responsabilidades de llevar la campaña. Especialmente tenso fue el fichaje de Nacho Álvarez y Alejandra Jacinto, de la Ejecutiva morada, como portavoces de campaña. Esta vez, ningún dirigente emitió crítica alguna, pero tampoco felicitaciones.

La propia Belarra reconoció esta ley del silencio el mismo día del acuerdo, el viernes 19 de junio, cuando se resignó ante su Ejecutiva a desempeñar "un papel modesto" en la candidatura, según les transmitió. Dicho de otro modo, adoptar un rol secundario en campaña, por detrás de partidos más pequeños pero con más poder de decisión. Esto significaba, a ojos de la secretaria general de Podemos, ponerse "detrás" de Díaz y "estar ahí" donde haga falta. Aunque sea detrás del telón.

Actos propios de Podemos

Los morados tendrán sus propios actos de campaña, pero tendrán que guisárselos por su cuenta o de la mano de Izquierda Unida. Se espera que la ministra Irene Montero, vetada durante el proceso de negociación, tenga alguna aparición discreta; Belarra, alguna más, y el acto de cierre en Madrid, pero ningún protagonismo por encima de los candidatos elegidos por Díaz.

Para empezar, porque Podemos se ha ganado demasiados enemigos en la coalición, que quieren controlar sus territorios sin depender de los de Belarra. Muchos de los dirigentes de estos partidos se sintieron directamente atacados por los morados durante la campaña del 28-M, y se la piensan devolver con el ostracismo el 23-J.

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La herida que separa a Podemos y a Sumar no tiene una cura sencilla, mucho menos rápida. Desde el cuartel general de los morados no olvidan el último año y medio de "infidelidades" de Yolanda Díaz en el Gobierno, sus desaires antes de las elecciones, los fichajes y la humillación del proceso de negociación; desde el lado de la vicepresidenta, afean la "soberbia" con la que sus socios afrontaron ese mismo proceso y la "desidia" con la que están planteando la campaña. Sea como fuere, por una vez, todo en privado.  

Con todo, si bien la paz no está firmada, por lo menos se ha decretado una tregua. En lo que resta hasta el 23 de julio no habrá conflicto, pero tampoco palabras de apoyo, ni abrazos, ni teatro. Frialdad, discreción y silencio absoluto hasta la foto de reconciliación al final de la campaña. Y el que se mueva no sale.