La vicepresidenta y líder de Sumar, Yolanda Díaz, y la ministra y líder de Podemos, Ione Belarra, en una foto de archivo.

La vicepresidenta y líder de Sumar, Yolanda Díaz, y la ministra y líder de Podemos, Ione Belarra, en una foto de archivo. EP

Política 23-J

El acuerdo con Sumar asfixia a Podemos: perderá más de 1 millón respecto a las elecciones de 2019

A los malos resultados esperados el 23-J se añade la deuda contraída en las elecciones autonómicas, donde se dejaron más de 800.000 euros.

14 junio, 2023 02:33

La precaria unidad entre Podemos y Sumar seguirá ocasionando seísmos incluso después del 23-J. Los dos principales partidos a la izquierda del PSOE tendrán que organizarse en una campaña atípica, con poco tiempo y rencillas personales, convivir en un grupo parlamentario dividido y luego, si hay suerte, vivir lo suficiente para presentarse a las elecciones dentro de cuatro años. En este último caso, Podemos es quien más tiene las de perder, sobre todo en lo económico.

Yolanda Díaz ha blindado Sumar a prueba de díscolos, pensando en el futuro, y ha atado en corto a sus socios morados para que no controlen del todo ni el grupo parlamentario ni los recursos de la coalición.

Mediante el documento político suscrito por la veintena de partidos de la alianza, el acuerdo incluye todas las reglas de juego con las que tendrán que vérselas en las elecciones, desde los puestos en las listas electorales hasta el reparto del dinero para cada uno.

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El pacto establece que Podemos recibirá un 23% de las subvenciones electorales que reciba la coalición, menos que Sumar pero más que el resto de partidos "menores". Aun así, la asfixia ya se siente en la sede de los morados, donde calculan que perderán como poco un millón de euros tras el paso de las urnas, sin contar el que ya se dejaron en el camino durante la debacle de las elecciones autonómicas y municipales.

En 2019, Podemos se repartió las ayudas para las elecciones generales con Izquierda Unida, un 60% para los de Ione Belarra y un 40% para los de Alberto Garzón. Entonces, los morados salieron de las urnas con un total de 1.983.325 euros recabados entre las subvenciones por escaño, votos conseguidos y mailing electoral. Ahora, la cosa cambia.

Aun en el improbable supuesto de que Sumar repitiese los resultados de hace cuatro años, el porcentaje de gestión para Podemos ha bajado hasta menos de la mitad, del 60% al 23%. Esto es, si la coalición de Yolanda Díaz recaba los mismos votos de entonces (añadiendo los de Más Madrid, Compromís y el resto de partidos), el monto que el Ministerio del Interior delegaría a Podemos bajaría hasta los 834.032 euros, un millón menos que en 2019. Esto en el mejor de los casos.

Tampoco existe la opción de desvincularse. El partido lleva semanas revolviéndose contra Yolanda Díaz, pero descarta por completo traicionar a la coalición tanto antes como después de las elecciones. Lo primero, porque las cláusulas del acuerdo impiden que los hipotéticos ocho diputados de Podemos —que van en puestos de salida— se aprovechen de haber entrado en el Congreso para largarse a otro grupo parlamentario; lo segundo, porque de hacerlo perderían el poco dinero que les queda para sobrevivir cuatro años más e intentar una remontada.

El documento de Sumar es claro en este sentido, y establece que la candidatura de la coalición se plasmará "en un solo grupo parlamentario", señalan fuentes de la formación. Eso sí, el papel no dice nada sobre que los diputados, individualmente, pueda adscribirse al Grupo Mixto llegado el momento, como ocurrió esta legislatura con Meri Pita (UP) y Pablo Cambronero (Cs).

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La deuda del 28-M

A la asfixia de las elecciones generales hay que añadirle las deudas pasadas. El 28 de mayo, por primera vez en su historia, Podemos no consiguió que las elecciones le saliesen rentables. De los más de 1,4 millones de euros que el partido pidió a sus bases mediante microcréditos, los malos resultados en las autonómicas se tradujeron en una pérdida de 826.671 euros

Cada vez que una formación se presenta a las elecciones autonómicas, la ley le permite compensar sus gastos en función de sus resultados. La cifra varía según la comunidad autónoma, oscilando entre los 11.237 euros que se abona por cada escaño en Cantabria a los más de 22.000 euros que paga el Gobierno de Canarias. Lo mismo ocurre con las subvenciones por cada voto cosechado, que van desde los 10 céntimos por papeleta hasta los 1,13 euros, dependiendo de la región.

Con todo esto en cuenta, los malos resultados del 28-M amenazan con descoser todavía más las cuentas del partido, que ya es fuerza extraparlamentaria en cinco de las doce comunidades en liza. Sólo en Madrid se gastaron medio millón de euros y recaudaron poco más que 176.000 euros sólo en subvenciones autonómicas. Y eso sin contar los porcentajes a repartir entre los socios de coalición, Izquierda Unida y Alianza Verde. 

Podemos siempre financia sus campañas electorales a través de microcréditos que pide a los ciudadanos, esto es, pequeños préstamos que le brindan sus votantes y que siempre acaban recibiendo de vuelta antes de 12 meses. Este método sirve para justificar el lema de "no deberle nada" a los bancos, pero sí a sus mecenas.

Fuentes del partido confirman que la formación tiene fondos suficientes para hacer frente al gasto del 28-M, pero será un desembolso inesperado, más aún con las malas previsiones para las generales. El horizonte de 32 escaños perdidos en toda España, con cada región tasando de forma distinta las actas, es difícil de digerir y más todavía de mantener en el tiempo. La supervivencia de los morados nunca había estado tan en duda.