Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España, y Narendra Modi, primer ministro de la India, en la cumbre del G-20 de Roma 2021.

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España, y Narendra Modi, primer ministro de la India, en la cumbre del G-20 de Roma 2021. Moncloa

Política CUMBRE MULTILATERAL

Sánchez presiona en el G20 para no 'blanquear' la invasión rusa de Ucrania y se verá con Modi en Bali

La primera cumbre multilateral con Rusia desde la guerra fracasaría si no hay declaración conjunta, y España se muestra pesimista. 

12 noviembre, 2022 02:42
Bruselas

Después de más de 11 vueltas al mundo en lo que va de legislatura en viajes oficiales, el presidente del Gobierno se apresta completar la duodécima esta semana. Pedro Sánchez cogerá el Falcon camino de Bali este lunes para la cumbre del G-20, que se celebra el martes y el miércoles. Y enganchará con una visita oficial de día y medio a la República de Corea, jueves y viernes.

En el marco de la cita multilateral, según Moncloa, ya ha cerrado entrevistas con el primer ministro de la India, Narendra Modi, y el de Singapur, Lee Hsien Loong; además de con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, y de una bilateral informal con el anfitrión, Joko Widodo, presidente de Indonesia.

Dada la trascendencia geopolítica de la cumbre económica en Bali, Sánchez irá acompañado del ministro de Exteriores, José Manuel Albares. Y a la luz de que la visita a Corea del Sur tiene un marcado carácter económico, en Seúl se unirá a la delegación española la titular de Industria, Reyes Maroto.

El país asiático es el tercer socio comercial de España en Asia, aunque a una distancia enorme de China y de Japón. Pero teniendo en cuenta que Corea es una potencia en digitalización, microchips y semiconductores -campos en los que España apuesta fuertemente en su Plan de Recuperación-, Sánchez no sólo inaugurará un Instituto Cervantes, sino que clausurará un encuentro empresarial y visitará la sede de Samsung en busca de futuras inversiones en nuestro país. 

Asia ha sido la gran olvidada de la legislatura viajera del presidente español. Según las fuentes oficiales consultadas, esto se ha producido así más por culpa de la pandemia -y la lejanía- que por una decisión premeditada de Moncloa.

El Gobierno es consciente de que esa será la zona del planeta en la que se jugarán las grandes partidas geopolíticas en las próximas décadas. Y, por eso, Sánchez se ha empeñado en que sus encuentros de esta gira sean sólo con líderes de esta región.

A la cita con Modi le da Moncloa la máxima trascendencia. No será la primera vez que ambos líderes se hayan entrevistado. De hecho, es la tercera -siempre en citas del G-20-, pero esta es la primera que se encuentran desde que el mundo cambió el pasado 24 de febrero. La guerra en Ucrania ha trastocado la geopolítica mundial y el primer ministro indio ha jugado un papel explícitamente ambiguo desde que estalló el conflicto.

Cómo no fracasar

La intención de Sánchez es la de condenar pública y rotundamente la agresión rusa. Pero, al mismo tiempo, jugar el papel que le corresponde a España, un país grande de la UE, aunque mediano a nivel global, que puede servir de creador de puentes y consensos.

Una cumbre del G-20 sin declaración conjunta final es un fracaso. Pero esta es también la primera gran reunión multilateral con Rusia desde que Vladímir Putin ordenó la invasión de Ucrania. La guerra ha terminado de dislocar la economía mundial, ya muy tocada por la pandemia. De modo que una cita mundial sobre la economía global no puede obviar las causas de lo que va a discutir… si quiere llegar a conclusiones creíbles.

José Manuel Albares, ministro de Exteriores, junto a su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, en la cumbre de la OSCE de diciembre de 2021.

José Manuel Albares, ministro de Exteriores, junto a su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, en la cumbre de la OSCE de diciembre de 2021. EP

Por eso, hace ya mes y medio que las delegaciones discuten párrafo a párrafo, frase a frase y palabra a palabra: cómo decir que la inflación galopante, la crisis energética, la inseguridad alimentaria y el estrangulamiento fiscal y de deuda pública son culpa de uno de los que se sentará a la mesa. Y uno de los poderosos.

Cómo decirlo sin que el culpable lo vete. Cómo decirlo sin convertir una cumbre económica en un foro geopolítico. Cómo decirlo sin perjudicar más a los países más vulnerables. Cómo decirlo sin que Occidente se quede solo.

Contactos EEUU-Rusia

Porque, además, como aquí se trata de dinero, hay determinados países de la UE que no quieren un enfrentamiento directo con Moscú. De hecho, la Unión Europea no ha cerrado aún una posición común.

Los líderes comunitarios sólo se reunirán en caso de que sea necesario, según se desarrolle la cumbre, y en función de que las tensiones amenacen la imagen de unidad. Esa es una baza imprescindible para no regalarle ventajas estratégicas a Rusia en un momento en el que las conversaciones diplomáticas, según confirman fuentes conocedoras, se están intensificando entre Washington y Moscú.

Existe un precedente de un G-20 en el que la declaración final fue redactada ad hoc. En 2018, la cita se celebró en Buenos Aires, y la presidencia argentina aceptó que el texto final fuera firmado por todo los países... menos el párrafo sobre el cambio climático, del que se desmarcaron los EEUU de Donald Trump.

Aquella concesión sentó un mal precedente, según Moncloa, que habría que tratar de evitar por todos los medios en esta ocasión. Por motivos morales, es decir, porque se trata de mantener la prevalencia de las reglas de la Carta de Naciones Unidas: un mundo basado en reglas. Y por motivos pragmáticos, o lo que es lo mismo, que Moscú quede lo más aislada posible para que sea Putin el que sienta las consecuencias de su guerra.

El presidente ruso no acudirá a la cita de Bali y será representado por su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov. Las autoridades indonesias, el país anfitrión, ya han advertido de que no habrá foto de familia y de que en toda la cobertura de la cumbre, harán lo posible por no propiciar situaciones "incómodas". Ni Rusia se sentará cerca de un país de Occidente ni se captarán (o difundirán) imágenes de charlas informales entre delegaciones que oficialmente son "enemigas".

La posición española, en todo caso, sí es firme. Los primeros oficiales de nuestro país llegaron a Bali el pasado jueves. Y al tiempo que se está trabajando a fondo por hallar redacciones constructivas que acerquen posiciones, los enviados de Sánchez se mantienen en el club de los que "no pasarán" por una declaración final que blanquee la invasión.

Es decir, el texto Común tendrá que recoger que hay una guerra, que la condenamos expresamente y que este conflicto tiene un impacto en la economía global. Sin eso, España será muy pesimista respecto al comunicado. Es más, considera el precedente del G-20 en Argentina, una declaración con salvedades, en ningún caso debería ser el modelo en esta ocasión. Las democracias liberales perderían una batalla clave.