Arrimadas y Casado, en julio de 2020 ante el árbol de Gernika. Cs y PP fueron juntos a las elecciones del País Vasco.

Arrimadas y Casado, en julio de 2020 ante el árbol de Gernika. Cs y PP fueron juntos a las elecciones del País Vasco. EFE

Política CRISIS CS-PP

Arrimadas pone fin a su buena relación política con Casado tras la 'deslealtad' del PP a Cs en el País Vasco

La presidenta de Ciudadanos recrudece su discurso contra el líder del PP tras romperse la coalición que ambos forjaron para las autonómicas vascas.

31 octubre, 2021 01:35

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Inés Arrimadas ha orquestado un giro estratégico en la última semana. Tanto ella como los principales dirigentes de Ciudadanos han recrudecido su discurso contra Pablo Casado.

Hasta el momento, la jerezana no vinculaba la opa hostil al presidente del PP. Prefería hablar de "Génova", del Partido Popular a secas o de la sombra de Fran Hervías y Teodoro García Egea. Ahora carga directamente contra quien fue su socio de confianza.

La primera muestra de esa nueva actitud aconteció en su última entrevista con EL ESPAÑOL, donde acusó a Casado de "tener en marcha una operación para acabar con el partido liberal". No sólo eso: insinuó la mediocridad de sus compañeros que han desembarcado ahora en el PP y destacó las "barbaridades que dijeron contra Casado": "Se han dado un balconazo y ahora son los que más le apoyan".

Arrimadas cerró su intervención con una alabanza a la "fidelidad" de quienes permanecen en el proyecto e invitó a irse a "los que son capaces de cambiar de partido por un cargo".

Al día siguiente, en el programa de Carlos Alsina, en Onda Cero, dio un paso más: incluso lanzó un dardo a Casado por "haber insultado a su amigo Santiago Abascal": "¿Y dice que quiere construir una alternativa al sanchismo?".

Según las fuentes consultadas por este periódico, Arrimadas comentó con algunos compañeros el nuevo mensaje a trasladar sobre Casado. Quienes conocen de cerca a la presidenta de Ciudadanos saben que apenas deja espacio a la improvisación. "Prepara al dedillo sus dicursos, estudia mucho. Hace algo parecido con las entrevistas", resume uno de sus  compañeros.

De ahí que las últimas palabras sobre Casado no sean fruto de una casualidad o de un desvío en una conversación cualquiera. Pero, ¿qué ha cambiado? ¿Por qué ahora si la opa del PP comenzó hace meses?

La clave: el País Vasco

Algunos de los dirigentes más importantes de Ciudadanos, en conversación con este periódico, mencionan la "traición" y la "deslealtad" en el País Vasco como la gota que ha colmado el vaso. Allí, el diputado autonómico Luis Gordillo –que llegó a liderar a los naranjas en esta Comunidad– se ha unido a las filas del PP tras colocar el mismo mensaje que venían repitiendo compañeros como Fran Hervías o Toni Cantó: "Cambio de partido porque no quiero cambiar de ideas".

Sin embargo, Arrimadas y la dirección lo atribuyen a la "enésima maniobra" del PP para "acabar con Ciudadanos". A los liberales tan sólo les queda un diputado en el País Vasco y la coalición ya no existe en la práctica. El divorcio es tal entre Cs y PP que se antoja prácticamente imposible la repetición de la papeleta común.

En la plana mayor de Ciudadanos, consideran lo ocurrido en País Vasco como una suerte de símbolo de la "conspiración" orquestada en Génova contra ellos. Mientras tanto, Casado proclama aquello de "cuando yo llegué había tres partidos en el centro derecha y ahora sólo hay dos".

Cantó, Hervías y todos los que han seguido sus pasos en dirección al PP acusan a Arrimadas de haber "vendido" el partido al "sanchismo". A lo que ella responde: "Si nosotros intentamos pactar los Presupuestos en plena pandemia para que no dependan de Otegi y Rufián, nos estamos vendiendo; pero si ellos se reparten los jueces y TVE, ¿no se están vendiendo?".

Arrimadas –desgranan en su entorno más cercano– no quiere construir un discurso a la defensiva ni en relación a otro partido, pero cree que Casado ha cruzado el Rubicón. "Hay cosas ante las que no podemos callar", confirma un miembro de la Ejecutiva.

Sin embargo, cuando comenzó la operación de Hervías, la estrategia a seguir no estuvo clara. Conforme se iban produciendo las fugas al PP –previa operación en la moción de Murcia–, Arrimadas guardaba silencio. Ni siquiera se concretó un plan. Tampoco una batería de mensajes en las redes sociales. Nada.

Por aquel entonces, importantes dirigentes de Ciudadanos trasladaron a Arrimadas la "necesidad de responder": "No nos podemos quedar callados". Poco a poco, se inició una transición hasta el giro estratégico que acaba de producirse.

Sin embargo, Arrimadas protegía su relación con Casado. Una relación personal que, todavía hoy, sigue calificando como "muy buena". Esa complicidad fue la que vigorizó los acuerdos entre partidos, pero se rompió cuando el presidente del PP se enteró por la prensa de que los naranjas –sus socios de gobierno– habían planeado a sus espaldas una moción de censura en Murcia en connivencia con PSOE y Podemos.

Teodoro García Egea –y Hervías en la sombra– convencieron a varios de los diputados de Ciudadanos para que se desmarcaran de su partido y no apoyaran la moción. A partir de ahí, elecciones madrileñas mediante, se produjo la fuga de cargos de Cs en dirección al PP.