Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria, junto a Jana, su hija pequeña.

Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria, junto a Jana, su hija pequeña. LINA SMITH

Política CUANDO SE LE CAE LA TOALLA (2)

Revilla: "No piso la playa, nunca he tenido chanclas y es posible que tampoco tenga bañador"

"No quiero saber nada de Fernando Simón hasta septiembre" / "A Sabine, mi primer ligue, le preguntaría cómo es posible que se fijara en mí" / "Sólo he veraneado dos veces en mi vida".

3 agosto, 2021 02:02

Cuando Miguel Ángel Revilla besó a Sabine, una chica alemana, era mucho más fácil veranear siendo de derechas. Hoy -dice el presidente de Cantabria- eso ya no pasa; "porque hay muchos forrados de izquierdas".

¡Ay, Sabine! ¡Cómo ha cambiado España desde entonces! Revilla, si pudiera, te preguntaría: "¿Por qué te fijaste en mí?". Se acuerda de ti perfectamente, como si te estuviera viendo.

Aunque no te lo creas, querida Sabine, Miguel Ángel es un veraneante peculiar. Principalmente porque sólo ha veraneado dos veces en su vida. No tiene chanclas; no pisa la playa. Es posible que tampoco tenga bañador.

En agosto va todos los días al despacho. Concede esta entrevista poco antes de visitar una fábrica de lácteos. Sus máximas concesiones son un paseo con su hija Jana, como el de la foto, y algún ratito de lectura. ¡Qué intensidad, Sabine!

¿Cuáles han sido sus chanclas más horteras?

Nunca he tenido chanclas, soy de los que no pisa la playa; así que nunca he necesitado ese tipo de calzado. Soy más de albarcas.

¿Y el bañador que más le costó tirar?

Como apenas voy a la playa, creo que no he tirado ninguno. Es más, es muy posible que ni siquiera tenga uno, no lo necesito.

Un lugar en el que no volvería a veranear jamás.

Sólo he veraneado en dos ocasiones, una en Cangas de Morrazo [Pontevedra] y otra en Arona, en Tenerife. Volvería a los dos sitios. Aunque no soy muy de veraneo, guardo recuerdos muy gratos de los dos lugares. Dicho esto: creo que el mejor lugar del mundo donde pasar el verano es Cantabria.

El destino de veraneo que más feliz le ha hecho.

Cantabria, siempre Cantabria. Aquí los veranos son espectaculares. Esta tierra tiene playas impresionantes y paisajes de interior inolvidables; lugares únicos como los Picos de Europa, los valles pasiegos o Polaciones, mi municipio natal. Hay buena gastronomía, gente hospitalaria, oferta cultural, diez cuevas prehistóricas que son patrimonio de la humanidad… Pocos lugares ofrecen más que Cantabria para ser feliz.

¿Qué le diría hoy a su primer ligue de verano?

Le preguntaría cómo fue posible que una chica tan guapa se fijara en mí. Me acuerdo de ella como si la estuviera viendo. Alemana. Se llamaba Sabine. Hoy tendrá mi edad y no sé si se acordará de mí.

Su mayor locura en una playa.

Como soy poco asiduo a las playas, no recuerdo haber cometido nunca una locura. Cerca del mar, probablemente, mi mayor locura haya sido exponerme para coger percebes en zonas escarpadas de la costa.

¿Y en la montaña?

En la montaña he cometido una de las mayores locuras de mi vida. Fue no hace mucho, con Jesús Calleja, cuando me retó a salvar un desnivel casi vertical de 500 metros. Y debo decir que, a mis 78 años, superé el reto.

¿Se pondría mascarilla en una playa nudista?

Me pongo y me pondré la mascarilla allí donde lo recomienden las autoridades sanitarias; pero en una playa nudista, no lo creo, porque no me veo en ese tipo de playa.

Lo mejor y lo peor que le ha pasado yendo de campamento.

Solo he estado de campamento una vez en mi vida y fue haciendo la mili, en Montelarreina [en Toro, Zamora]. Guardo un gran recuerdo de aquellos días, sobre todo porque allí conocí a algunos de mis mejores amigos. Y tantos años después, aún los conservo. 

El sitio más incómodo en el que se le ha caído la toalla.

Yo, con la toalla, no corro riesgos, por eso no se me ha caído nunca.

¿Es más fácil veranear siendo de derechas?

Tiempo atrás lo era, porque la gente de derechas, tradicionalmente, tenía más dinero y se podía permitir el veraneo, cosa que no era habitual entre las clases más humildes. Hoy las cosas han cambiado mucho y los ricos ya no son solo de derechas, también hay forrados de izquierdas. 

Una canción del verano que todavía escuche.

Cartagenera morena.

En el verano se compran cosas absurdas. ¿Qué compra usted?

Algún sombrero he comprado en días de sol intenso que luego no me he puesto nunca. Es la compra más absurda que recuerdo.

¿Alguna vez ha comprado en el top manta?

Sí.

¿Le gusta la sangría?

No. Me gusta comer con buen vino, pero sin hacer mezclas.

Lo peor del verano del político es…

No tener verano, yo me paso toda esta temporada en el despacho, trabajando con la misma o más intensidad que en invierno, porque el verano en Cantabria está repleto de fiestas y compromisos sociales y culturales a los que, como presidente, no suelo faltar.

Lo mejor del verano del político es…

Que pase el verano, por la misma razón que le acabo de explicar.

¿Alguna vez ha llegado a las manos con alguien?

No. Soy una persona de diálogo y debate, nunca uso la fuerza para imponerme.

Qué libros va a aprovechar para terminar.

Todos los días muere alguien, de Eduardo Noriega.

¿Va a pasar algún día con un adversario?

Con algún adversario ideológico, sí. Con adversarios políticos, no. 

¿De quién no quiere saber nada hasta septiembre?

De Fernando Simón, aunque me temo que no va a ser posible. No tengo nada en su contra, pero se ha convertido en la cara visible de las malas noticias que nos han acompañado desde que comenzó la pandemia.