Ilustración: Lina Smith.

Ilustración: Lina Smith.

Política LAS CLAVES DE LA NEGOCIACIÓN (II)

El programa de ERC-Junts cita 35 veces "república", 50 "independencia" y una sola vez "España"

"Autodeterminación, amnistía, república e independencia" suman 111 menciones, bastantes más que las 97 veces que se cita a "Cataluña".

16 junio, 2021 02:53

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Oficialmente, quedan apenas dos semanas para que Pere Aragonès y Pedro Sánchez encuentren un hueco en sus agendas para la reunión bilateral "de cortesía". Así lo comunicaron ambas partes tras su primera conversación telefónica "de 40 minutos", publicitada por el Govern y el Gobierno, el pasado 4 de junio. Que sería antes de fin de mes.

Pero extraoficialmente, Moncloa ya empieza a ponerlo en duda y fuentes del Gobierno insisten en que esa es la fecha tope "previsible". Pero que los calendarios están "muy apretados" para todo lo que se le viene encima al presidente relacionado con Cataluña y su "mesa de diálogo": indultos, cita bilateral, debate parlamentario, contactos previos y mesa... ¿todo antes de agosto? 

Sobre todo, teniendo en cuenta que esa cita no será tan "de cortesía", a la vista de las premisas con las que se presentará la parte independentista. Así lo revelaba EL ESPAÑOL este martes: en la reunión, Aragonès reclamará a Sánchez una negociación previa a esa primera convocatoria de la mesa tras la pandemia para "reforzar las condiciones" y las "garantías verificables del proceso".

El punto de partida del lado de la Generalitat es el acuerdo de Gobierno que presentaron Pere Aragonès (ERC) y Jordi Sànchez (Junts) el pasado 17 de mayo. Un documento en el que la palabra "España" sólo sale citada una vez, en el folio 10, y en un contexto puramente indepe: "Debatir sobre la situación en Europa, España y Cataluña en todo aquello que afecte al procés hasta la independencia".

Equilibrios internos

Fuentes de las tres partes implicadas -ERC, Junts y el Gobierno de la nación- admiten que los dos gobiernos aún tienen muchas cosas que aquilatar para sentarse: temas a tratar, fechas que sirvan de referencia para avanzar en cada uno de ellos, y una "monitorización" posterior para la puesta en marcha de los acuerdos.

Esas "garantías verificabes" que exigirá el president están recogidas en el acuerdo de gobierno sellado entre Aragonès y Sànchez. Las 46 páginas tardaron casi dos meses en redactarse por las innumerables salvedades y la desconfianza entre los partidos de dos líderes, Oriol Junqueras y Carles Puigdemont, que se desprecian desde la cárcel de Lledoners y la mansión de Waterloo.

En ese documento, el juego de equilibrios es tal que hasta los redactores cuidaron con detalle el número de veces que se cita a cada formación política: 27 veces Esquerra (o ERC) y 27 veces Junts (o JxCat), exactamente las mismas.

El detalle no pasaría de ser una anécdota divertida en un primer análisis. Pero es que el texto es un compendio de apuestas por el "conflicto" (20 veces) para "forzar" (15 veces) al Estado que ejerció la "represión" (8 veces) y al que se comprometen a hacer toda la "confrontación" (6 veces) que sea necesaria para que "acepte una realidad hasta ahora negada".

¿Nuevo talante?

Es decir, que Sánchez se reunirá con el president al que se le atribuye desde Moncloa "un nuevo talante" negociador. Incluso, fuentes del Gobierno implicadas en la negociación con los independentistas han llegado a explicarle a este periódico que Junqueras, en su carta del 7 de junio, llegaba a "rectificar" sus posiciones y a "renunciar a la autodeterminación". Pero nada de eso está en el documento.

Los presidentes de la Generalitat y del Gobierno, Pere Aragonès y Pedro Sánchez, se saludan en el acto de Foment del Treball.

Los presidentes de la Generalitat y del Gobierno, Pere Aragonès y Pedro Sánchez, se saludan en el acto de Foment del Treball. EP

De hecho, en el pacto de Esquerra con Junts se reclama en 10 párrafos distintos la "amnistía" para los condenados y los huidos de la Justicia, como "única solución para poner fin a toda la represión política de los últimos años".

Y se repite hasta 50 veces el término "independencia", se cita en 35 ocasiones la palabra "república" y se clama hasta en 16 oportunidades por la "autodeterminación"... como "única vía democrática para la resolución del conflicto politico entre Cataluña y el Estado español".

Todos estos conceptos clásicos del lenguaje separatista catalán se concentran en las primeras 13 páginas (10 de texto, descontando la portada y el índice). Es decir, que en menos de una cuarta parte del texto suman 111 menciones... es decir, bastantes más que las 97 veces que se cita a "Cataluña" en toda la extensión de las 46 páginas del acuerdo.

Doble objetivo del PSOE

Es cierto que hay poca confianza entre Junts y ERC. La inestabilidad del Govern es una realidad que se palpa cuando se consulta con los actores de Esquerra, por un lado, y lo de JxCat, por el otro.

Y que se lee en el mismo acuerdo que "ERC apuesta por seguir explorando al máximo" la mesa "como expresión de la negociación con el Estado, con el objetivo de construir una solución política". Ahí está ese supuesto "nuevo talante de ERC", que se matiza con el compromiso de los republicanos de que no dilatarán la negociación "innecesariamente"

Porque Junts, mucho más descreída, sólo promete "dar una oportunidad a este espacio para que se convierta en un punto real de negociación". Porque en el documento, el partido de Puigdemont expresa su "escepticismo y sus dudas sobre los resultados" de la mesa... aunque ofrece un punto de encuentro con sus socios al prometer, a pesar de todo, "trabajar lealmente en el proceso de diálogo y negociación" con el Gobierno.

A todo esto se agarran las fuentes del Gobierno cuando recalcan que "lo más preocupante de la mesa es la actitud de Junts". El PSOE está deseando negociar, sí, y darle una oportunidad al "reencuentro". Pero al mismo tiempo, juega la baza de atraerse a los republicanos de regreso al espacio de respeto a la Constitución "para que jueguen en las reglas de todos".

Dividiendo a los indepes desde el diálogo cree el equipo de Sánchez que se puede alcanzar el doble objetivo de "desinflamar Cataluña" y, de paso, colocarse en posición de gobernar la región cuando el Govern caiga. De hecho, ése es el plan del PSC, que no confía en que la legislatura catalana dure más de "dos años, o tres como mucho"