Pablo Casado y Cayetana Álvarez de Toledo durante el mitin en Barcelona.

Pablo Casado y Cayetana Álvarez de Toledo durante el mitin en Barcelona. Enric Fontcuberta EFE

Política PARTIDO POPULAR

Casado impondrá a Cayetana y a Maroto como portavoces parlamentarios pese a las críticas internas

La designación se hará oficial durante la Junta Directiva Nacional del PP. También se escenificarán cambios en el equipo de Casado.

27 julio, 2019 03:04

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Ya está la incógnita despejada: el presidente del PP, Pablo Casado, ha tomado la decisión y, como la de cualquiera de sus antecesores, es inamovible. Da igual cuáles sean las resistencias y las críticas internas. Sus portavoces en el Congreso y en el Senado serán Cayetana Álvarez de Toledo y Javier Maroto, respectivamente.

Así lo han confirmado diversas fuentes de la dirección nacional del partido a este periódico, a pesar del cerrojazo informativo que ha decretado el líder de la formación hasta que se haga oficial durante la próxima Junta Directiva Nacional, prevista para el martes 30 de julio. Allí se escenificarán algunos cambios en el equipo de Casado y se certificará el ascenso de la diputada por Barcelona y del flamante senador autonómico.

Lo cierto es que la elección de Álvarez de Toledo suscita bastante preocupación a nivel orgánico. “Nunca sabes por dónde va a salir”, suspira un diputado popular. “Va por libre”, comenta otro histórico de la bancada del PP en el Congreso. Todos reconocen su “brillantez intelectual”, pero echan en falta otras virtudes. También su tono, que a veces se puede confundir con altivez.

No perder el centrismo

Casado deseaba una portavoz con un marcado perfil ideológico y ahí es donde Cayetana destaca con altura. Comparten gran parte del criterio sobre el rumbo que debe llevar el Partido Popular y qué causas han de abanderar. Un PP “sin complejos”, pero que no pierda la pátina de centrismo y sentido de Estado que el presidente ha conseguido imprimirle a la formación en las últimas semanas.

Aunque todos conceden que la decisión es personal del presidente y que está “en su derecho” de hacer “lo que él considere”, los actuales diputados populares no son los únicos que se han manifestado, de manera más o menos sutil, sobre la designación. Ya lo hicieron de manera contundente los barones, desde el líder del PP gallego y presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, al andaluz Juan Manuel Moreno, el vasco Alfonso Alonso o el castellano leonés Alfonso Fernández Mañueco.

Pero Álvarez de Toledo puede tener mucho punch en sus envites con los otros portavoces parlamentarios. Enfrente, al otro lado del ring, por el PSOE, Adriana Lastra; por Ciudadanos, Inés Arrimadas. La voz de Unidas Podemos es Irene Montero y la de Vox, Iván Espinosa de los Monteros.

Deja de ser número 3

El caso de Javier Maroto es diferente. El propio presidente Casado fue quien, tras la debacle del 28-A en la que el actual vicesecretario de Organización, pensó en recolocarle en la Cámara Alta. Todas las fuentes consultadas apreciaban que, sin Maroto en ningún organismo, el partido perdía uno de sus mejores activos.

Las reticencias han saltado cuando se ha conocido el modus operandi. Las bases del partido en Castilla y León han dejado ver su malestar, pero lo cierto es que es el propio Maroto quien decidió empadronarse en Sotosalbos (Segovia), un municipio que conocía previamente y al que solía escaparse de vez en cuando, en lugar de en cualquier otra localidad que pudiera colindar, quizás, con Álava y el País Vasco.

Sin embargo, su auge como portavoz en el Senado también significa que dejará de ser el número tres en el partido. Su vicesecretaría recaerá en manos de otra persona dentro de los cambios que Casado planea llevar a cabo en la Junta Directiva Nacional, con el objetivo de no acumular cargos y focos en la dirección. De todos modos, así mantendrá su puesto en el Comité Ejecutivo, formado por el presidente, el secretario general, los vicesecretarios y los portavoces en las Cámaras.