Felipe VI pasa revista a la Guardia Real, el pasado 12 de Octubre.

Felipe VI pasa revista a la Guardia Real, el pasado 12 de Octubre. CASA REAL

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La estrecha relación del Rey con los militares: por qué el 12-O es un día especial para Felipe VI

La Reina Letizia se ha ido haciendo al Ejército y el Ejército a la Reina Letizia, tras el choque inicial cuando llegó a Zarzuela.

12 octubre, 2021 02:21

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Felipe VI tiene el mando supremo de las Fuerzas Armadas españolas. Así se lo otorga el artículo 62 de la Constitución. Y el día 12 de Octubre es un momento señalado en la agenda de Zarzuela.

La Fiesta Nacional representa mucho más que el tradicional desfile del Ejército en el madrileño Paseo de la Castellana. Lo preside la Familia Real al completo. Para el Rey es especial porque le permite demostrar su cariño hacia quienes considera sus compañeros.

Este año tendrá un sabor especial, puesto que el anterior quedó reducido a un pequeño paso militar en el patio de armas del Palacio Real como consecuencia de la Covid-19. También habrá una recepción en el Salón del Trono, pero sin cóctel y con menos invitados de lo que solía haber antes de la pandemia.

Felipe VI y la Reina Letizia presidirán el desfile desde la tarima de autoridades, que se ha colocado justo delante del estadio Santiago Bernabéu. No acudirá la Princesa de Asturias, que tiene clase en su centro de Gales (Reino Unido), donde cursa primero de bachillerato. El Rey vestirá, como manda el protocolo castrense, el uniforme de capitán general de la Armada, con el fajín de Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas. 

"El Rey ama ese uniforme por encima de muchas cosas. Los que lo conocen saben que su paso por el Ejército no fue un mero trámite a cumplir, se empapó de la vida de los cuarteles, hizo amigos que ahora son su mejor compañía y es cuando está con ellos cuando más relajado se le ve", relata una persona cercana a su equipo en Zarzuela.

Pero hay una cosa que diferencia esa relación del Rey con el Ejército con la del resto de monarcas europeos. A la Armada británica se la conoce en todo el mundo como la Royal Navy y sus buques llevan delante del nombre las siglas HMS (Her Majesty’s Ship, buque de Su Majestad). Lo mismo ocurre con la marina sueca. Y los ejércitos de Noruega, Dinamarca y Holanda se denominan "reales".

Sentido de pertenencia

Sin embargo, en España, las Fuerzas Armadas no se presentan vinculadas al Rey. Y es que el Ejército que heredó Juan Carlos I en 1975 no era monárquico, sino mayoritariamente franquista, y la lealtad de los militares al nuevo Jefe del Estado fue un mandato del dictador antes de morir, que dejó escrito en su testamento.

"De aquellos mandos no queda ni uno. Los que están ahora arriba son justo los que hicieron la academia con el Rey, compañeros suyos de promoción que seguro que le seguirían donde vaya", comenta uno de esos militares que coincidió durante su formación con Felipe VI.

Aunque es capitán general de los tres Ejércitos en servicio activo, el Rey no forma parte de la cadena de mando y su potestad es simbólica o representativo. Poco importa eso a los militares, que sienten un profundo respeto hacia la figura de Felipe VI.

Pero pese a que la Constitución no le concede el mando, lo cierto es que cuando Don Juan Carlos tuvo que tomarlo, lo hizo. Sólo ocurrió una vez, la noche del 23-F. Se vistió el uniforme y llamó a todos los principales mandos del ejército, incluido Jaime Milans del Bosch, sublevado en Valencia, para ordenarle que no secundara el golpe de Estado. 

Aquella noche Juan Carlos se excedió en su poder sobre el Ejército, pero, evidentemente, nadie se lo reprochó. La Constitución ya establecía entonces que es el Gobierno el que dirige la Administración militar y la defensa del Estado, y que los actos del Monarca deben ser refrendados por el presidente o el ministro que corresponda. 

El anterior Jefe del Estado siempre cultivó una relación muy estrecha con los militares. Sabía desde su llegada que debía tenerlos de su parte. También lo ha hecho su hijo, Felipe VI, pero de forma más relajada, con un sentimiento de pertenencia que no tenía su padre.

Pipe o Winston

El actual Rey se considera parte de las Fuerzas Armadas. Por eso le gusta hacer regulares visitas a las unidades y maniobras. Son frecuentes las audiencias con mandos militares y no se pierde los encuentros con su promoción, la XLIV de la Academia General de Zaragoza, y sus equivalentes en San Javier (Murcia), donde hizo la de Aire, y en Marín (Pontevedra), para la Armada.

El Rey preside, cuando puede, el Consejo de Defensa Nacional; y las órdenes militares de San Fernando y San Hermenegildo. También elige al jefe de su Cuarto Militar, un puesto con el rango de teniente general o almirante, en el que se van turnando los tres Ejércitos. Y cuenta con la Guardia Real, más de 2.000 soldados cuya misión es rendir honores al Jefe del Estado, a la Familia Real y a los mandatarios extranjeros que visitan España.

Para Felipe VI, su paso por las academias militares cuando era Príncipe de Asturias supuso un antes y un después en su relación con el Ejército. En Zaragoza, Marín y San Javier se sintió uno más, cosa que pocas veces le ocurre, ya que allá a donde va siempre es el Rey.

Con militares, Don Felipe comparte horas de intimidad, partidos de pádel y alguna que otra salida nocturna. Entre ellos, el teniente coronel Fernando Rocha y Castilla, que fue testigo de su boda en 2004; el coronel Fernando Morón; Fernando Carrillo Cremades, responsable de Apoyo de la Guardia Real; el teniente coronel Francisco Javier Vidal; y Eduardo Diz Monje, al frente de la Guardia Real.

A muchos los conoció con 17 años. Acababa de terminar sus estudios de COU en Canadá e ingresaba en la Academia Militar de Zaragoza. "Eran 24 horas juntos. Nosotros vivíamos, dormíamos, comíamos y trabajábamos juntos, cinco días a la semana durante 52 semanas al año. Acabas muy unido. Con los mandos le dábamos el trato de Príncipe, cuando estábamos solos era Felipe, sin más. A veces le llamábamos Pipe o Winston, por ser largo y rubio como el tabaco. Y así sigue siendo, tantos años después", confiesa uno de los amigos del Rey.

Cambio de protocolo

Quien ha tenido que vivir su particular adaptación a la vida castrense ha sido la Reina Letizia. Como periodista no había tenido relación con los militares nunca, y su llegada a Zarzuela en 2004 resultó un choque para ella.

Entre el personal de Zarzuela hay muchísimos militares, de hecho, su secretario José Zuelta, es general del Ejército de Tierra. Fue en los actos más protocolarios donde Letizia tuvo algunos problemas. No es fácil adaptarse al protocolo militar y algunos la acusaban de dar menos importancia en su agenda a los actos de las Fuerzas Armadas que a otros, al vestir a los que asistía de forma poco formal.

Sin embargo, Letizia no se dejó impresionar, y lo que ha hecho ha sido cambiar las normas desde que es Reina. Un claro ejemplo es que cuando la Reina Sofía amadrinaba el acto de entrega de la bandera nacional a una unidad (uno de los mayores honores que se les puede conceder) vestía de negro y mantilla. Desde que lo hace ella, ha cambiado el protocolo, se viste de las mejores galas (de hecho, una vez lució el mismo traje que el día de la proclamación de su marido) pero sin peineta.

Así, poco a poco, Letizia se ha ido haciendo al Ejército y el Ejército a Letizia. Las familias de los militares han ido descubriendo una Reina cercana, que se interesa y conoce los problemas con los que se enfrentan cada día, y hasta ha hecho buenas amistades.

En la agenda de la Casa de Su Majestad el Rey aún falta tomar la decisión de la formación militar de la Princesa de Asturias, que seguro que la va a hacer. De hecho, a su padre le gustaría que la hicieran sus dos hijas. Lo que no duda Felipe VI es que, en el Ejército español de este siglo, nadie tendrá problemas en que el jefe se una mujer: Leonor.