Morocho, Villarejo, Cospedal e Ignacio López del Hierro, algunos de los protagonistas de la trama.

Morocho, Villarejo, Cospedal e Ignacio López del Hierro, algunos de los protagonistas de la trama. E.E.

España Operación Kitchen

Morocho, el policía 81067 condecorado por el PP y por el PSOE que ha puesto en jaque a Rajoy

Esta semana ha narrado las presiones que él y sus hombres sufrieron desde la cúpula de Interior al investigar al PP en los últimos años.

20 junio, 2021 01:40

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Manuel Morocho fue uno de los primeros integrantes de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional cuando esta se fundó en el año 2006. Gobernaba Zapatero y estaba Alfredo Pérez Rubalcaba al frente del Ministerio del Interior.

El nombre de Morocho ha saltado estos días a las portadas de todos los medios de comunicación porque su declaración al juez Manuel García-Castellón, en la Audiencia Nacional, ha desembocado en la imputación de José Luis Olivera, ex jefe de la UDEF. Y ha puesto en el punto de mira, una vez más, a otros protagonistas de la Operación Kitchen, como el ministro Jorge Fernández Díaz.

Morocho, verdadera bestia negra del Partido Popular por sus investigaciones en casos de corrupción a lo largo de los últimos 15 años, es licenciado en Económicas y accedió a la Policía Nacional en 1999. Ya había cumplido 30 años en aquel entonces.

Tras actuar como funcionario de escala básica ascendió a la escala ejecutiva en 2002. Fue el octavo de su promoción de inspectores, en 2006, y pidió incorporarse en la recién creada UDEF. Sus primeros éxitos: la Operación Malaya y las primeras investigaciones sobre la trama Gürtel.

Tres lustros en la UDEF

En total, el inspector Morocho lleva tres lustros trabajando para la Comisaría General de Policía Judicial, en la UDEF, dentro de la Brigada de Blanqueo de Capitales y Anticorrupción. Entre sus compañeros existen opiniones dispares sobre él. Muchos valoran su fortaleza para resistir las presiones políticas. Otros especialistas con años de experiencia en la Policía Judicial le achacan no haber revelado antes al juez todo lo que está contando ahora.

La letrada de una de las acusaciones en el caso Kitchen, que le conoce de otros procedimientos, asegura que es "sólido y prudente en las declaraciones”, que es minucioso y "se lo sabe todo" de las causas en las que participa.

"A los magistrados les da una tranquilidad brutal. Lo que sale en los papeles lo fundamenta con indicios, suele tenerlo todo estudiado y controlado. Es el hombre tranquilo, no da voces, no levanta el tono, pero no falla", reitera esa letrada.

José Luis Olivera saluda a Fernández Díaz en su toma de posesión como director del CITCO, el 27 de enero de 2015. A la izquierda, el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez. Los tres están ya imputados en la causa.

José Luis Olivera saluda a Fernández Díaz en su toma de posesión como director del CITCO, el 27 de enero de 2015. A la izquierda, el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez. Los tres están ya imputados en la causa. Efe

Los informes de algunas de las instrucciones más importantes dirigidas por la Audiencia Nacional están firmadas por el agente 81067. O sea, Manuel Morocho. Un tipo que ha denunciado esta semana haber sufrido, durante sus indagaciones, presiones de todo tipo y que le llegaban desde diversas vías. 

El agente81067 y el juez Pablo Ruz, por ejemplo, nunca se reunían en los despachos del magistrado cuando tenían que discutir algún asunto relacionado con la trama Gürtel. No se sentían seguros allí. El instructor del caso le llegó a pedir al policía que realizara "un barrido" en esas dependencias del juzgado. Temía la posibilidad de que hubiera micrófonos ocultos, aparatos de escuchas. Que alguien estuviera espiándole en su propia oficina. 

No es la única medida que este inspector, Manuel Morocho, uno de los primeros en acceder a la UDEF de la Policía Nacional cuando se fundó, llegó a adoptar durante el transcurso de sus investigaciones sobre la trama de corrupción que hace diez años empezó a resquebrajar los cimientos del Partido Popular. Ha dicho ante el magistrado García-Castellón que él y sus hombres se sentían monitorizados. Intentaban, por ello, no utilizar los teléfonos del trabajo, y tampoco sus correos electrónicos en el seno de la Policía Nacional.

Con su tono siempre sereno reveló esta semana al juez lo que él y sus otros ocho compañeros de la UDEF tuvieron que soportar durante las indagaciones de la caja B del PP, y cómo sus superiores trataron de maniobrar para que modificara sus informes y suprimiera de ellos a dirigentes concretos del Partido Popular. Uno de ellos, asegura, era el de Mariano Rajoy.

Las agendas de Villarejo

El nombre de Morocho aparece anotado en las agendas del ex comisario José Manuel Villarejo. Así, el 29 de abril de 2013, Villarejo anota: "Aviso de problemas en el último informe de MOROC". El 16 de junio, dos meses después, escribe: "MOROCHO-LISBOA". El mismo día, en otra entrada posterior a la anotación del acrónimo COSPE -en referencia, según el juez, a María Dolores de Cospedal-, Villarejo remacha: "Este MOROC nos necesita a Losa y a mí. MOROCHO-LISBOA".

A García-Castellón, el policía le ha narrado detalladamente cómo le ofrecieron toda clase de beneficios para que se echase a un lado. Asegura que se reunió con José Luis Olivera en una cafetería de Madrid, en junio de 2013, y este le sugirió un magnífico puesto de agregado en la Embajada de Lisboa.

También surgieron allí los nombres de Viena, la ONU e incluso cursos en Quantico, la ciudad norteamericana del Estado de Virginia en la que se encuentra la academia del FBI.

Manuel Morocho, en la Audiencia Nacional este pasado martes.

Manuel Morocho, en la Audiencia Nacional este pasado martes. Óscar Cañas Europa Press

Morocho declinó todas las ofertas. Durante la conversación, según contó al juez, su interlocutor recibió una llamada. Olivera cogió el teléfono y dijo: "Sí, ministro, estoy con él".

Medallas de PP y PSOE

Cuando se fundó la UDEF, Morocho integraba un selecto equipo de tan solo cuatro personas. Esa cifra se fue ampliando en los años siguientes. Llegaron a ser una decena. Ahora vuelven a ser cuatro. Nadie en Interior ha apostado por una unidad que llegó a ser el mascarón de proa contra la corrupción.

Hace meses, a Morocho le ascendieron a inspector jefe y desde entonces se encuentra, según sus propias palabras ante los diputados del Congreso, en una situación extraña.

En Interior nadie le ofreció un puesto atractivo en la materia que él domina. Por eso escogió como destino la Unidad de Extranjería y Documentación de Canfranc (Huesca).

-Yo ahora mismo estoy en una situación extraña, dejémoslo así -explicó a sus señorías en la comisión Kitchen-; estoy en comisión de servicio trabajando para un juzgado, pero digamos que en la estructura actual yo no tengo una posición definida ni tengo cabida en ella.

Quién se lo iba a decir. Morocho fue condecorado por los gobiernos del PSOE -por sus indagaciones en Gürtel- y del PP, en tiempos de Jorge Fernández Díaz. El mismo Ministerio que le homenajeó pretendió después, según su testimonio, defenestrarle.