El secretario general del PP, Teodoro García Egea, en imagen de archivo.

El secretario general del PP, Teodoro García Egea, en imagen de archivo. Efe

España POLÍTICA

Teo 'el renacido': así tornó García Egea en gran éxito la operación que iba a enterrarlo políticamente

"Los barones estaban en su salón con un bol de palomitas esperando el final de la película en Murcia para ver si Teo moría o resucitaba", dicen en el PP.

21 marzo, 2021 01:49

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De la noche a la mañana, Murcia se convirtió en su peor pesadilla, pero ha acabado siendo su mayor éxito. Frustrar la moción de censura contra Fernando López Miras ha servido para resucitar a Teodoro García Egea (Cieza, 1985), una figura que estaba muy cuestionada por las estructuras territoriales del Partido Popular.

El secretario general del PP se tomó la "traición" de Inés Arrimadas como un órdago contra él mismo y se puso al frente para abortar una operación que venía avalada desde Moncloa. "Si perdíamos Murcia estaba muerto. Si manteníamos el Gobierno, su figura quedaba reforzada", resume un dirigente regional.  

López Miras telefoneó a García Egea horas antes de que PSOE y Ciudadanos registraran la moción. Un chivatazo les adelantó la jugada, que estaba preparada para la mañana siguiente.

El secretario general del PP compartió toda la información que disponía con Pablo Casado y se decidió que lo mejor era no adelantar elecciones, entre otras razones para evitar una subida electroral de Vox. Había otra opción que podía salir bien: Ciudadanos estaba dividido y había posibilidades de convencer a los diputados que no estaban de acuerdo con ceder el Ejecutivo al PSOE.

El presidente López Miras se valió de la buena relación que mantiene con su vicepresidenta, Isabel Franco, para evaluar qué opciones había para hacer descarrilar la operación. Así supieron que algunos diputados de Cs firmaron la moción "por disciplina". Sólo había que convencer a tres.

Puesta en escena

La seducción llegó en forma de cargos. Teodoro García Egea llegó a hablar personalmente con algunos de los diputados que se sintieron obligados a firmar aquel documento y les animó a mantenerse fieles a sus principios. López Miras les aseguró tres consejerías, una para cada uno que votara en contra de la moción. Y la descomposición de Ciudadanos hizo el resto.

"Inés Arrimadas jugó muy mal sus cartas... su partido en Murcia estaba ya muy deteriorado. Poner a Ana Martínez Vidal como candidata fue un error de cálculo que no evaluaron y el PP supo colarse por ese agujero", aseguran fuentes del partido. E

La palabra dada por los tres diputados de Cs no bastaba a los populares, que quisieron tener amarrado el pacto por escrito. García Egea se desplazó la noche del jueves 11 de marzo hasta el epicentro del terremoto para atar todos los cabos de la operación.

"Se aseguraron primero de que ninguno de los tres rectificaría", cuentan las fuentes. Después, García Egea y López Miras acordaron el momento para anunciar que el PP había desmontado la moción.

Como en la película El renacido, de Alejandro González Iñárritu, García Egea se sobrepuso a un destino fatal en Murcia. No sólo superó el match-ball, sino que abrió en canal al socio de Gobierno que amenazó su carrera política.

La puesta en escena elegida por el secretario general del PP fue demoledora para Arrimadas. Una de las firmantes de la moción, Isabel Franco, escoltó al presidente Fernando López Miras en la sede del Gobierno regional para anunciar un compromiso inquebrantable de mantener al PP en el Gobierno. 

Éxito compartido

El desenlace tuvo una lectura en el PP muy compartida: la figura del secretario general salía muy reforzada. "Los barones estaban en su salón con un bol de palomitas esperando el final de la película en Murcia: si Teo moría o resucitaba", relata un destacado miembro del partido.

Y es que la "particular manera" de García Egea de tratar de fijar el rumbo desde Génova a las direcciones regionales no termina de convencer fuera de Madrid. Quiere "imponer a sus hombres en las regiones" para limitar el poder autonómico de los presidentes.

En Ciudadanos trataban de digerir la derrota y reconocían la audacia del dirigente del PP. "Teodoro es mucho Teodoro: ojo con intentar jugársela. Si no lo rematas estás muerto", cita un dirigente naranja afectado por el tsunami murciano. 

Pablo Casado estuvo al corriente de cada paso que daba García Egea, la autonomía donde el secretario general inició su carrera y donde intentaban enterrarlo políticamente. "Ni Moncloa, ni el PSOE ni Ciudadanos lo consiguieron", aplauden en el PP, donde recuerdan que García Egea fue quien cerró todos los pactos de legislatura en Madrid, Andalucía, Murcia y Castilla y León en 2019.

El presidente del PP siempre ha mantenido su confianza a su número dos y quiso que quedara constancia en público este viernes, cuando ambos se desplazaron hasta Murcia para retratarse con López Miras tras votarse la moción de censura. La foto del éxito compartido.

Las aguas vuelven a estar en calma en el PP. Al menos hasta el 4 de mayo, día de unas votaciones en Madrid que precipitaron los acontecimientos de Murcia. Ese triunfo ha aliviado las críticas internas y entierr la soterrada lucha interna por el poder territorial que ya ha empezado a asomar en los congresos provinciales.

A por Ciudadanos

García Egea se va a dedicar ahora en cuerpo y alma a reunificar el centroderecha en torno al Partido Popular. Antes de la moción de censura contra López Miras, los conservadores guardaban las formas, pero hay un antes y un después tras el murcianazo

El PP ha dado la orden de dejar a Ciudadanos "en los huesos" y todos sus dirigentes dicen ya en público que todos aquellos dirigentes y militantes que estén desencantados con Inés Arrimadas tienen sus puertas abiertas.

El golpe definitivo para intentar dejar al partido naranja "sin dirigentes y sin estructura" ha sido el fichaje de Fran Hervías, que fue secretario de Organización de Albert Rivera.

Su cita privada con diputados y senadores de Cs en activo, apenas dos días después de estar en nómina del PP, una imagen desvelada por EL ESPAÑOL, es la demostración de que existe una operación en marcha para desarmar a los liberales y quedarse con su espacio.