El expreso de ETA, Antonio López Ruiz 'Kubati'.

El expreso de ETA, Antonio López Ruiz 'Kubati'. Efe

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"Tiene un ordenador en la cabeza": Kubati, etarra con 13 asesinatos, elogia al guardia civil que le detuvo

1.210 años de cárcel a sus espaldas, está siendo juzgado en la Audiencia Nacional por el asesinato sin resolver de dos guardias civiles en 1986.

9 octubre, 2020 02:45

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El etarra hizo una pausa antes de continuar su declaración. José Antonio López Ruiz, alias 'Kubati', se sentaba una vez más en el banquillo de los acusados. Hacía siete años que había abandonado la prisión. Con 1.210 años de cárcel -solo cumplió 26- y 13 asesinatos a sus espaldas, reconoció por primera vez el dolor que había causado a las víctimas de la banda terrorista ETA. Y también la pericia y la profesionalidad de los agentes que le detuvieron. 

- Cuando a mi me detiene la Guardia Civil, recuerdo la persona que llevaba los interrogatorios... Me acuerdo de él, me parecía una persona que tenía muchas virtudes. Tenía un ordenador de la cabeza. Se llama José Domínguez Tula. Conocía a todos los miembros de los comandos de ETA, todas las acciones que se habían hecho. Recrear el contexto de esa época es difícil pero esa persona, se lo decía a mis compañeros, ellos también le conocían, la persona que tenía más capacidad he visto para identificar a ETA. 

El histórico ex preso de la banda exhibió un comportamiento inusual. A juicio de algunos de los presentes en la sala, se vio algo a lo que están poco acostumbrados los abogados de las víctimas en los juicios a los etarras. Kubati contestó a todas las preguntas, incluidas las de las acusaciones. También su compañero de banquillo, que está siendo juzgado por el mismo delito, adoptó una actitud similar.

Este jueves se iniciaba el juicio contra los terroristas Kubati y José Miguel Latasa Guetaria, Fermín, por un atentado que causó la muerte de dos guardias civiles en 1986. Kubati salió en libertad en el año 2013 después de pasar 26 años en prisión como culpable de 13 asesinatos. Este caso por el que se sienta ahora en el banquillo es hasta el momento uno de los centenares crímenes de ETA sin resolver. 

La fiscal pide para él 66 años de prisión por el crimen cometido en la madrugada del 26 de julio de 1986 contra el cuartel de la Guardia Civil de Aretxabaleta. Ignacio Mateu Isturiz y Adrián González Revilla fallecieron tras la explosión de varias granadas arrojadas contra el recinto. 

"En paz"

Kubati dijo estar "en paz" consigo mismo. Reconoció delante de las partes "el dolor muy grande" de las víctimas. Admitió una vez más todos los crímenes que se le imputan y por los que pagó en prisión. Y dijo que no tenía miedo a contestar a nada. Eso sí, tanto él como el otro acusado negaron su implicación en los hechos.

Ambos etarras explicaron ante el juez que el comando en el que estaba integrado, junto con el otro terrorista, había participado esa misma noche en otro ataque, el perpetrado contra el cuartel de la Benemérita en la localidad de Ordizia (Guipúzcoa). Dos agentes resultaron heridos tras ese atentado.

El juicio se prolongará hasta el viernes. Entre los crímenes cometidos tanto por Kubati como por Latasa Guetaria en el pasado figura el de Dolores González Catarain, 'Yoyes', exmiembro de ETA que abandonó la organización en 1979 y fue asesinada al regresar de su exilio a México. Seis años después de marcharse, en 1985, a Yoyes la mataron de tres disparos en la cabeza cuando salía de su casa de Ordizia (Guipúzcoa).

Su implicación en el asesinato de Gregorio Ordóñez en San Sebastián también resulta clara, 25 años después de aquel crimen. Meses antes de que fuese asesinado, Kubati publicó una carta en Egin, citando reiteradamente al político vasco del PP y expresando su "deseo esperanzador de que algún día, al poner la radio, oiga por ella una buena noticia que" le "alegre el día".

“No tengo miedo a contestar a nada, Sra. Fiscal", afirmó Kubati. "La primera vez que estuve con usted también se lo dije. Le contesto a usted, le contesto a los abogados de las víctimas; primero, por respeto, porque estamos en otra fase y tenemos que ser coherentes con esa fase. Yo sé que tienen un dolor muy grande, y soy consciente de esto".

"Nueva época"

El relato de la Fiscalía le sitúa aquella madrugada del 26 de julio de 1986 entre el estrecho círculo de terroristas que perpetró el atentado. Los responsables del crimen accionaron un primer dispositivo, y luego un segundo, programado con un temporizador.

A treinta metros de allí, escondidos en un árbol, habían dispuesto los tubos lanzagranadas. Y luego, enterrado en el sendero que dirigía al destacamento de la Benemérita, enterrado en el suelo, un tercer artefacto que se activaría por un mecanismo de presión.

Cuando los agentes pasaron por encima, nada más pisarlo, la bomba explotó y ambos murieron en el acto. Ambos eran miembros del Grupo de Acción Rural (GAR), hoy Grupo de Acción Rápida de la Guardia Civil, la unidad de élite fundada en 1980 para combatir a a ETA. La banda reivindicó el atentado tres jornadas después. 

Es preciso recordar que en las últimas fechas Kubati ha vuelto a ser puesto en por lo menos dos ocasiones a disposición judicial tras ser detenido por la Guardia Civil. El pasado mes de enero, fue detenido después de que el Instituto Armado constatase que, junto con otros tres ex presos de la banda, había "dirigido y coordinado en primera persona" actos de homenaje a distintos etarras en todo el País Vasco. Por esos acontecimientos se le imputaba delitos de enaltecimiento del terrorismo y humillación de sus víctimas.

Ante él estaban víctimas como Rubén Múgica, hijo del dirigente socialista Fernando Múgica, asesinado por la banda terrorista; Múgica es también y abogado del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite), que ejerce la acusación en esta causa, al igual que la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT).

Este jueves Kubati lo negaba todo ante las partes en la Audiencia Nacional. Sereno, manteniendo la calma, sentado en el centro de la sala, volvió a disculparse por sus crímenes. "Lo que puedo aportar yo ahora hacia ellos, es contestar a sus abogados. Creo que es una aportación a la nueva época que estamos viviendo, y que creo que hay que consolidarla. Mi vida fue algo en el pasado. Cada uno tiene sus momentos para reflexionar y para ponerte en paz contigo mismo, y yo eso lo he hecho. Y yo si puedo servir ahora, es para aclarar alguna cuestión. Lo que no puedo aceptar es que se me quiera adjudicar algo que no es mío. Yo canto todo, y a esto no le encuentro lógica".