Imagen de la filial en Luxemburgo del banco islandés.

Imagen de la filial en Luxemburgo del banco islandés.

España JUICIO EN MARBELLA

Pide 6.000 euros para tratarse el cáncer y el banco le quita su casa de 400.000

160 familias denuncian en Marbella ser víctimas de una estafa millonaria por parte de un banco islandés.

7 febrero, 2018 02:04

Carolyn y Henry Bowden eligieron España para tener una jubilación tranquila. Carpintero él y maestra de escuela ella, compraron una casa en Rincón de la Victoria y vivieron tranquilos hasta que los médicos les confirmaron la peor visita. La del cáncer. Decidieron entonces pedir un crédito de 6.000 euros para un tratamiento de quimioterapia. Pero lo que empezó como un sencillo préstamo por un valor inferior al de un coche terminó con todos sus ahorros, con su casa en manos del banco y con una deuda viva de 238.000 euros en noviembre de 2017, más de 10 años después. 

Ambos, Carolyn y Henry, forman parte junto a otras 160 familias, de la Asociación de Víctimas de Landsbanki, que este miércoles protagonizará una demanda colectiva que arranca en los Juzgados de Marbella. El denunciado es un banco de Islandia, que por medio de su sucursal en Luxemburgo captó cliente extranjeros en la Costa del Sol y les ofreció productos financieros que ellos denuncian fraudulentos. En 2008 el banco quebró y los afectados perdieron todos sus ahorros. Pero siguieron con la deuda bancaria, que ahora los liquidadores de la entidad bancaria les reclaman. 

En ese caso está también la señora Fulton, un ama de casa británica. Su difunto marido enfermó de Alzheimer y según la denuncia, fue convencida de que el producto bancario que contrataba eliminaba el pago en España del impuesto de sucesiones. Le prestaron 90.000  euros y ahora le reclaman 266.000 además de los intereses y las costas. 

Marbella como si fuera Luxemburgo

Fue en 2006 cuando la entidad islandesa Landsbank pidió permiso al Banco de España para abrir una oficina de representación en Marbella. Eso les facultaba únicamente para distribuir publicidad de sus productos y poco más. Pero no para realizar actividades financieras en España ni para comercializar productos.  

Sin embargo según la denuncia, el banco captó a cientos de clientes extranjeros con documentos que acreditan sus firmas en Luxemburgo, donde nunca han estado, y con el reclamo de que sus productos financieros eran buenos para evitar pagar el impuesto de sucesiones en España. Su fórmula dorada: si usted hipoteca su vivienda, la casa valdrá menos y por lo tanto, sus herederos pagarán menos dinero a Hacienda. Por otro lado, usted tendrá ese dinero en el banco. Algo que es legal en otros países de la UE pero no en España.

Además, el banco islandés exigía a los peticionarios que dejaran el 80% del dinero solicitado ingresado en productos del propio banco. Es lo que se llama en términos financieros "liberación de capital".  Con esos fondos, el banco invertía el dinero de estos clientes, en su mayoría jubilados sin conocimientos financieros, en distintos fondos y les hacía contratar seguros de vida de prima única o hipotecas en yenes o francos suizos. Cualquier cosa para seguir prestando dinero y que los fondos fueran luego reinvertidos en banco.

Por eso los señores Bowden tuvieron que pedir 20.000 euros cuando en realidad necesitaban solo 6.000. Y por eso según denuncian los afectados, en el momento de la quiebra de la entidad financiera en 2008, su ruina fue mayúscula. Primero porque perdieron todos sus ahorros personales. Pero también porque desapareció el dinero que habían dejado en garantía por el préstamo en todos esos productos. Así, su deuda se multiplicó. 

Un reguero de pleitos

En 2008 el banco quebró, dejando enganchadas en total a 200 familias en suelo español. La mayoría de ellas son jubilados británicos que ven ahora como los liquidadores del banco quieren quedarse con sus viviendas a modo de garantía. Por eso, el caso se ha atomizado en distintos procedimientos. Tres de ellos han sido ya ganados por los afectados, en sentencias que reconocen la falta de idoneidad de los productos colocados por el banco a estos afectados. Sin embargo, Carolyn y Henrry Bowden perdieron su juicio. Fue el primero en tener sentencia firme y el único en el que la Justicia ha dado la razón al banco. El pasado 23 de noviembre se les notificó la ejecución de la sentencia por la que los herederos del banco se quedarán con su casa, en el paraje Fuente La Gota de Benamargosa. 

Ahora, los afectados se han unido en una demanda colectiva que se juzgará hoy en los juzgados de Marbella. Su petición se centra en conseguir que los productos comercializados por el banco con sus ahorros sean declarados fraudulentos, y que por tanto quede anulada la deuda generada con ellos. Si lo consiguen, los Bowden tendrán también una herramienta para reabrir su caso y podrán pedir un recurso de revisión al Tribunal Supremo para intentar que su casa vuelva a ser suya.