4 proyectos españoles de cooperación internacional en el desarrollo de una sanidad de calidad

4 proyectos españoles de cooperación internacional en el desarrollo de una sanidad de calidad iStock

Historias Cooperación al desarrollo

4 proyectos españoles de cooperación internacional en el desarrollo de una sanidad de calidad

El Proyecto Adama, El Derecho a oír, Esperanza para pequeños corazones y Enyanin cuentan sus historias sobre cómo decidieron aportar su granito de arena para mejorar la sanidad en países en vías de desarrollo. 

30 marzo, 2022 02:01

Noticias relacionadas

La salud es una piedra angular del desarrollo humano. Garantizar que las personas de todo el mundo, sin importar la edad ni la nacionalidad, puedan gozar de una vida sana es fundamental para la construcción de una sociedad próspera. De hecho, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas lo recogen en su punto número 3, aunque la ONU advierte de que “todavía persisten desigualdades en el acceso a la asistencia sanitaria”. 

No sólo son fundamentales los recursos materiales, sino también el desarrollo de capacidades y la formación de todos los sanitarios para poder atender de forma completa a los pacientes. Y eso es precisamente lo que buscan muchos de los proyectos de cooperación en materia sanitaria, tanto a nivel nacional como a nivel internacional. 

Entre ellos, el Proyecto Adama, El Derecho a oír, Esperanza para pequeños corazones y Enyanin, que buscan, además de otorgar material sanitario, formar a los sanitarios de los países en vías de desarrollo en los que trabajan para que puedan ser autosuficientes. 

Tal fue su labor, que todas ellas fueron premiadas con 10.000 euros cada una por la Fundación Quirónsalud en 2021. El éxito de las anteriores ediciones ha hecho que la Fundación haya decidido abrir una nueva convocatoria por cuarto año consecutivo. 

Proyecto Adama 

El proyecto, de la Fundación Clavel y creado por el neurocirujano del Hospital Quirónsalud de Barcelona, Pablo Clavel Laria, surgió a través de los diferentes voluntariados que hizo el doctor a lo largo de los años en diferentes países de África. Ahí se dio cuenta de que existía una gran escasez de medios materiales, además de una formación adecuada. 

Así, en 2014, decidió contactar con sus amigos neurocirujanos etíopes para iniciar un proyecto estable y más continuado en el tiempo. En seguida fueron dirigidos a Adama, la capital administrativa del Estado de Oromía, a aproximadamente 100 kilómetros al este de la capital del país, Addis Abeba. 

El doctor Clavel

El doctor Clavel

Tras 7 años de colaboración con el hospital público de Adama y el Christmas Hospital de Addis Abeba, han conseguido importantes logros. “El jefe de neurocirugía, el doctor Tewodros, y sus ayudantes han conseguido la confianza para ejecutar algunas cirugías que incluso en la capital no se realizan”, señala el doctor Clavel. 

Al hablar de conseguir que los países en vías de desarrollo consigan una sanidad de calidad, el doctor Clavel señala que hacen falta medios y una buena gestión profesional, pero sobre todo formación. Muchos países están involucrados en tratar de mejorar la asistencia sanitaria en estos países, pero en muchas ocasiones lo hacen de forma descoordinada y “paternalista”. 

“He realizado muchas operaciones en las que se ha ido la luz a media intervención. En otra recuerdo el cerebro hinchado mientras que un conductor buscaba por toda la capital manitol, una medicación para bajar la inflamación cerebral”, recuerda el doctor Clavel. 

“He visto muchos hospitales equipos de anestesia o radiología nuevos y avanzados aparcados en un rincón sin utilizar porque no se sabía cómo, por que no se previó si las instalaciones eran las adecuadas a la tecnología o porque no se sabía cómo realizar el mantenimiento”, afirma el doctor. 

El objetivo final del proyecto es que los cirujanos locales no necesiten precisar de su ayuda y sean autosuficientes. Por ahora, han renovado el proyecto otros dos años, pero ya tienen la vista puesta en otros dos hospitales de India y Kenia. 

Esperanza para pequeños corazones

Hace 17 años, una llamada desde el hospital general de Albacete cambió la vida del doctor Gonzalo Aldámiz-Echavarria Castillo, jefe de cirugía cardiaca del Hospital Quirónsalud de Albacete. Tenían a un chico de 19 años procedente de Burkina Faso que tenía una cardiopatía congénita llamada tetralogía de Fallot. Era algo extraño en España, puesto que es algo que se suele operar a niños de entre dos y tres años. 

Tras operarle, aquel chico les contó la precaria situación de su país. En un país de 14 millones de habitantes, no existía ningún centro de cirugía cardiaca y únicamente había 4 cardiólogos en aquella época. Así, el doctor Aldámiz-Echavarria  decidió ponerse en contacto con su cardiólogo en Burkina Faso para ver si les podían echar una mano y así surgió el proyecto ‘Esperanza para pequeños corazones’

Durante los 15 años que lleva en funcionamiento, el proyecto trae anualmente a España a pacientes para que puedan ser operados. Además, tratan de incentivar la formación y de inculcar la prevención para evitar algunos problemas como los valvulares derivados de la fiebre reumática. “En España, hace 40 o 50 años esto era común, pero con la prevención hemos conseguido prácticamente erradicarlo”, señala el doctor. 

“También aprendemos de las complicaciones que tienen ahí, que son muy diferentes de las que tenemos aquí”, señala Aldámiz-Echavarria. 

Más de una vez el doctor ha sido preguntado por si merecía la pena este proyecto, pues con los mismos recursos podría comprar muchas vacunas o fármacos que llegaría a mucha gente. Pero cree que sí, que merece la pena. “El impacto social hacia una persona, sino que también es al de las familias”, señala el doctor.  

El derecho a oír

Esta entidad lleva más de un cuarto de siglo “repartiendo audición a niños de todo el mundo”. La Fundación García-Ibáñez, creado por el doctor Luis García-Ibáñez, médico en el Centro Médico Teknon, se centra exclusivamente en que los niños sordos puedan recibir implantes cocleares, un dispositivo que les proporciona audición. 

“Es un aparato que se puede implantar en el 99% de las personas sordas siempre y cuando sean niños preferiblemente de 4 años o menores”, señalan Isabel Batlle y Estefani Rottier, coordinadoras de la Fundación.

Janluca, uno de los niños operados por el doctor García-Ibáñez

Janluca, uno de los niños operados por el doctor García-Ibáñez Fundación García-Ibáñez

Esto es así debido a que las personas adultas, que nunca han oído, no tienen la plasticidad suficiente para ser capaz de entender y procesar el sonido. 

En sus primeros años, la Fundación también trabajaba en España, sin embargo, tras la implementación de un sistema de implantes cocleares cubiertos por la sanidad pública, decidieron centrar sus esfuerzos en los países en vías de desarrollo. Ahora trabajan sobre todo en Centroamérica, en países como Honduras o El Salvador. 

Hay que tener en cuenta que cada dispositivo tiene un alto coste: 25.000 euros aproximadamente. Y esto marca la diferencia para un niño en estos países de llevar una vida normal o no. “Si no son operados, se convertirían en personas con muy poca integración social”, advierten Batlle y Rottier. 

En cambio, si se les implanta este aparato, serán capaces de llevar una vida prácticamente normal, en la que pueden valerse por sí mismos. Varios son los casos de éxito, como el de Nicolle Espinoza, una joven estudiante peruana de medicina que fue operada hace 19 años. 

Enyanin ONGD

El proyecto de Enyanin en los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia) parte de la propia historia de las personas que lo conforman. Tras atender a unos niños saharauis que habían venido a España a través de la asociación Vacaciones en Paz, un grupo de sanitarios del campo de Gibraltar decidieron llevar la sanidad a los campamentos. 

El primer objetivo que se marcaron fue establecer una consulta permanente de otorrino en el hospital de Rabuni, que es el centro administrativo de donde están los campamentos. 

Como no había ningún otorrino, fueron adiestrando y ofreciendo cursos a los enfermeros locales para que pudieran encargarse de las curas y de los cuidados que precisan los pacientes tras las cirugías que realizan anualmente este grupo de médicos. 

Pero no sólo eso, para los médicos que conforman Enyanin también es fundamental evitar la ‘fuga de cerebros’, es decir, conseguir que los sanitarios se establezcan y permanezcan en Tinduf.

“Es fundamental que una vez hayan adquirido las aptitudes precisas para poder manejar las patologías menores y las situaciones más frecuentes de la otorrino, no emigren a otras zonas”, indica Antonio Caravaca, responsable médico de la organización y otorrino en el Centro Médico Quirónsalud Algeciras. 

Para ello, uno de sus programas es complementar el sueldo de los sanitarios locales para que puedan mantener dignamente a sus familias, además de dotarlos de material informático y médico.