Si quitamos al dúo que forman Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, el matrimonio que más se quiere del mundo, yo creo que nuestro Emiliano García-Page es el político más famoso de España. Y parte del extranjero, Waterloo por ejemplo. Con permiso de Puigdemont, que anda el hombre enredado y deseando volver a España, el presidente de Castilla-La Mancha manda en la actualidad nacional. Un día y otro. Es verdad que a Page en la Moncloa no le hacen ni caso y que al fugadísimo, por el contrario, ya le han tendido la alfombra roja, puente de plata, pero no me negarán que nuestro hombre en el Palacio de Fuensalida está que se sale contra el sanchismo y da titulares en cada amanecer. Listo como él solo.

Ya sé que el bueno de Paco Núñez, jefe de la oposición regional, lo ve de otra manera, pero es una gloria oir a Page lanzarle todos los días sus dardos al jefe de su partido, que debe tener pesadillas de tantas vendettas acumuladas. El presidente socialista de Castilla-La Mancha dice en cada telediario lo que gran parte de los españoles, tal vez una mayoría, quisiera escuchar de su presidente del Gobierno, que, sin embargo, no está en las cosas de España, sino en las suyas. A lo suyito, que decía Sanjurjo. Lo de hoy en Toledo con el mando a distancia, la sardana y la falta de transparencia en las negociaciones ha sido fuertecito y directo a la yugular, pero no a la de Puigdemont. Precisamente.

Silban balas en la Moncloa. Aunque toca reconocer que lleva razón Núñez en una cosa: hay que hacer, además de hablar. Pero eso ya sería pedirle a Page el triple salto mortal y no está el horno para esos bollos. Bastante tiene ya con aguantar no ser bien recibido en Ferraz y haberse convertido, a fuer de golpetazos con la regleta, en el díscolo oficial del PSOE y el verso suelto de la izquierda en España, acera en la que no quieren ni verle, al hombre. ¿Uno de los nuestros? No sé, tal vez haya dejado de serlo. Este PSOE no es el de Felipe González.

Total, que la noticia castellano-manchega del día también nos la ha regalado Page, aunque tal vez hubiera debido hacerlo el presidente de las Cortes autonómicas, el bueno de Pablo Bellido. A saber: que ya se está fraguando el traslado del Parlamento regional al inacabado edificio del Quixote Crea, uno de esos espacios-fantasma que nunca llegaron a puerto. Page quiere rematar lo que empezó José María Barreda y paró María Dolores de Cospedal y se propone gastar una pasta para llevarse las Cortes de Gilitos y darle al antiguo convento otros usos, como consejerías, despachos y no sé qué más. Cosas de políticos, ahora que la Cámara regional va a pasar de los 33 diputados a veinte o treinta más, según parece por el preacuerdo que están cerrando el PSOE y el PP. Me malicio pensando si Bellido se habrá enterado hoy por la prensa del notición.

No sé. El mundo es muy raro, pero esta semana el hombre más feliz de la política regional es Paco Núñez. Y no por Page, sino por Alberto Núñez Feijóo, su jefazo en Génova. Resulta que el presidente regional del PP fue dos veces al despacho de Feijóo tras perder el 28 de mayo con la intención de poner su cargo a disposición del partido, y las dos salió reforzado y con el apoyo del líder. ¿Quién da más? Feijóo, que quiere irse a vivir pronto a la Moncloa, quiere también que Nuñez se mude al Palacio de Fuensalida, aunque tendrá que esperar para eso, si acaso, hasta 2027, que es cuando tocan las urnas. Y ya veremos. La dirección nacional del PP ha confirmado a Paconúñez en su liderazgo y le quiere al pie del cañón, así que todo son alegrías en este miércoles otoñal y desvencijado, con Sánchez haciendo ejercicios de rezo y genuflexión. ¡Felicidades!

Y lo dejo, que ya me voy. Felicito a Cospedal por su nuevo Instituto de Liderazgo Político. Enhorabuena y que cunda. Tiene muy buena pinta, o sea.