En la eliminatoria entre Real Madrid y PSG había más en juego que la simple y valiosa clasificación para los cuartos de final de la Champions League. Los merengues vivieron una noche mágica, pero los dos equipos quedaron más marcados tras estos dos partidos. Había jugadores sobre los que estaba puesto el foco por la relación que tenían con las dos escuadras. Uno de ellos era Eduardo Camavinga. El centrocampista francés fue uno de los que decantó la balanza a favor de los blancos.

Llegó este verano como un fichaje inesperado, pero que el Real Madrid llevaba siguiendo desde que despuntó en la Ligue-1. El centrocampista es un adelantado a su tiempo y lo demostró ante el equipo contra el que dio su primera exhibición como profesional. Cuando tenía 16 años se exhibió con el Stade Rennais, ahora con 19 lo hizo en los minutos que estuvo sobre el campo. Salió antes de llegar a la media hora por un Toni Kroos que arriesgó para jugar. Desde su entrada, los blancos mejoraron, presionaron más y mejor. Fue responsable de la tormenta perfecta.

Camavinga tuvo siempre claro que quería jugar en el Real Madrid. Dio igual que le llegasen cantos de sirena desde la Premier League o desde el propio PSG. Avisó al Rennes que solo diría 'sí' al trece veces campeón de Europa. Y no se retractó. Así acabó fichando por la entidad blanca y hasta España llegó junto a su familia, un cocinero personal y también un fisioterapeuta. Ante los parisinos demostró por qué era un valor tan preciado y cómo eligió bien, teniendo en cuenta el resultado final de la eliminatoria.

Eduardo Camavinga, ante Neymar Júnior. AFP7 / Europa Press

Eduardo vivió su primera gran noche europea en el Santiago Bernabéu. Estaba perplejo. La atmósfera que se vivió en el estadio merengue este miércoles es única, no hay un club en el mundo que la pueda reeditar. El Madrid se convirtió en candidato a la Champions con una remontada épica que Camavinga no va a olvidar nunca. Esa misma gran actuación que le ha servido para doctorarse delante de una afición que le va a comenzar a idolatrar. Es el centrocampista del futuro y empieza a serlo del presente.

Doctorado

"Hay algunos que pensaron que estábamos muertos, pero siempre tenemos que creer en ello y hoy estamos muy felices. Me siento feliz de que justo cuando entré, marcamos los tres goles gracias a Karim. Estamos muy felices por la victoria", declaró a RMC tras el encuentro un Camavinga que estaba viviendo el sueño de cualquier jugador de fútbol.

El francés es el benjamín de la plantilla madridista. Todavía es un aprendiz en un vestuario llenos de maestros, con centenares de partidos a sus espaldas y colmados de títulos. Edu, como le llaman en el vestuario, tuvo unos primeros minutos deslumbrantes con la camiseta blanca: gol al Celta y asistencia a Rodrygo contra el Inter. Argumentos para que Ancelotti le diera la titularidad contra el Mallorca.

En sucesivos partidos mostró un exceso de revoluciones, que le costó irse al banquillo prematuramente cargado con la amarilla, al tiempo que en algunos momentos revelaba carencias de disciplina táctica. Pecados de juventud que parecen más en un equipo que en el centro del campo tiene a tres jugadores como Modric, Casemiro y Kroos. Este miércoles dio una muestra de que su evolución es imparable y lo mejor para los blancos es que todavía tiene margen de mejora.

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