El Cultural

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Primera palabra

Otras lecturas de verano

26 julio, 2019 17:00

Alberto Lardíes es un extraordinario escritor que ha vertido su calidad literaria en el periodismo y en el ensayo político. Su último libro La democracia borbónica se lee de un tirón porque no decae el interés de su lectura ni en un solo párrafo. Naturalmente que el lector discrepará de algunas de las afirmaciones o de las conclusiones a las que llega Lardíes, pero reconociendo siempre su esfuerzo de objetividad, la calidad y la cantidad de los materiales que aporta, la sagacidad de su investigación. Lardíes ha puesto su pluma sobre la llaga de las minorías españolas que se reparten poder político y botín económico. Y desentraña el tejido de las alianzas subterráneas y los acuerdos enmascarados. Un libro de lectura imprescindible y un éxito que consolida el prestigio de este escritor.

Antonio Fernández Alba está reconocido como uno de los grandes arquitectos de los últimos cien años. En 1959, escribí en el ABC verdadero, sobre el grupo El paso al que Fernández Alba pertenecía y que ocupaba hace sesenta años la punta de lanza del vanguardismo artístico e intelectual. El arquitecto ha tomado prestado un verso de Góngora al titular su nuevo libro, Nieve hilada sobre la Alhambra. Es una delicia para el buen gusto literario. Desde el prefacio –Ahora que ya está todo en el pasado– hasta el monólogo imaginario del epílogo, paseando el autor entre las arquitecturas de la Alhambra, Fernández Alba desgrana, con acertadas ilustraciones, todas sus sensibilidades ante los paisajes de la piedra que tanto ama y tan bien entiende.

Setecientas páginas, enriquecidas con copiosa documentación, dedica Juan María Calvo Roy a un país africano que conoce a fondo, pues en él trabajó como delegado de Efe. El libro se titula Guinea Ecuatorial, la ocasión perdida. Narra, desde la objetividad, los errores de los dictadores y los aciertos del pueblo guineano. Con el enriquecimiento que el petróleo supone, Guinea tiene por delante un futuro alentador si sus dirigentes no cometen errores que esterilicen el incuestionable desarrollo actual.

Sigo a Alfonso Armada desde que empezó. Es un periodista profesional de primer orden, un autor de teatro que se mueve con acierto en las últimas vanguardias y un poeta de intenso aliento lírico. En su último libro, Cuaderno de Hollywood, agavilla y encauza un reguero de poemas. En él, Armada maneja los adjetivos erectos y las metáforas insólitas con sorprendente belleza literaria. La carne desprevenida de las muchachas en flor se incendia en versos que trasportan al lector a una California idealizada. Cuaderno de Hollywood ha llegado a mis manos con retraso, pero es lectura singular para este verano que arde en la diáspora de las vacaciones.

Y en plena temporada taurina, un recuerdo para Gonzalo Santonja, escritor que ha entendido la profundidad intelectual y artística de la fiesta de los toros, a la que ha contribuido con investigaciones imprescindibles. Tierra adentro es un libro en el que su autor demuestra de forma incontrovertible los errores de Cossío que situó el origen del toreo a pie en el siglo XVIII, desconociendo lo que escribió Alfonso X el Sabio y lo que puntualiza ahora Santonja durante el siglo XV en Almazán. Estamos ante un excepcional trabajo de investigación.

Los indios de Tabasco regalaron veinte mujeres a los españoles. Una de ellas, llamada Malinche, enamoró a Cortés, se convirtió en su amante y en su colaboradora política. Ambos trabajaron por la construcción del Estado de México. Gonzalo Suárez ha publicado un libro singular. Es como un gran cómic con ilustraciones de Pablo Auladell y diálogos de insólita profundidad filosófica y vital. "Aquella india y señora que allí nos dieron, era verdaderamente gran cacica e hija de grandes caciques y señora de vasallos, y de muy buen parecer –escribe Suárez citando a Bernal–. Era una mujer de la tierra, qué esfuerzo tan varonil tenía… jamás vimos flaqueza en ella, sino muy mayor esfuerzo que de mujer…" El sueño de Malinche es un ejercicio literario de Suárez, que nos trae las conversaciones entre Cortés y Moctezuma con la traducción del náhualtl, de una mujer inclasificable: Malinche.