Image: Stephen Hawking en busca de civilizaciones extraterrestres

Image: Stephen Hawking en busca de civilizaciones extraterrestres

Primera palabra

Stephen Hawking en busca de civilizaciones extraterrestres

9 febrero, 2017 23:00

La segunda vez que conversé con Stephen Hawking en Oviedo, aclaradas las palabras por su mujer, me aseguró de que nada tenía que ver con la teoría del Big Bang. Después se mostró agnóstico pero no ateo. No se puede demostrar científicamente la existencia de Dios pero tampoco su no existencia, así es que el agnosticismo significa la solución seria para un científico. Y cuando le hablé de la causa primera que había producido el Big Bang me dijo: Si a eso quiere usted llamarle Dios, pues muy bien. Recuerdo también que discrepó, desde la admiración y el reconocimiento, de Albert Einstein. Para Stephen Hawking no hay un solo Universo sino infinidad de Universos tantos como granos de arena en la playa de Ipanema.

Internet me ha permitido adentrarme, gracias a Curiosity Stream, en las preocupaciones de Stephen Hawking por la vida extraterrestre. Cree en ella. Le apasiona Saturno. No entiende el agujero negro de Sagitario. Explora con ternuras de sabio y sabidurías de enamorado el exoplaneta Gliesa 832c, que se encuentra a 16 años luz de la Tierra. Allí hay muy posiblemente vida avanzada según Hawking. Mi querido José Manuel Nieves que trabajó muchos años conmigo y que todo lo hacía bien, cree que el gran científico británico no puede equivocarse en relación con la vida extraterrestre. Tal vez por eso el mundo de los alienígenas en la Tierra se ha puesto de moda y desde la pequeña pantalla se bombardea a los espectadores con infinidad de programas, a veces estrafalarios, sobre la presencia de alienígenas desde el Egipto de los faraones a la actualidad, pasando y eso es más interesante por las asombrosas ruinas precolombinas de Chavín, de Huántar o de Puma Punku.

“A medida que envejezco -se ha confesado el científico británico- estoy más convencido que nunca de que no estamos solos. Y ahora después de toda una vida de preguntas, estoy ayudando a liderar un nuevo esfuerzo global para encontrarlos”. China contribuye al propósito de Stephen Hawking con el radiotelescopio Fast, gigantesco ingenio que permite explorar al espacio y la “megaestructura alienígena”. En el Vaticano se analizan con precaución sus descubrimientos y experiencias. La tecnología actual abre posibilidades asombrosas y conviene no olvidar que hemos enviado un automóvil a Marte, el Curiosity, que nos envía informaciones precisas y asombrosas fotografías. Es el periodista del espacio, el enviado especial soñado por cualquier medio de comunicación.

Stephen Hawking piensa que el hombre debe andar con especialísimo cuidado al investigar el espacio. Como en los viejos ferrocarriles, “es peligroso asomarse al exterior”. Si un día comunicamos con una civilización extraterrestre corremos el riesgo de que sean “más poderosos que nosotros y tal vez nos darán el valor que nosotros damos a las bacterias”. Un papirotazo alienígena de una civilización mucho más avanzada que la nuestra podría borrar la vida de la Tierra.

Que Stephen Hawking tiene, como Einstein, un cerebro privilegiado nadie lo duda. Por eso vale la pena considerar con la debida seriedad su idea de que existe vida extraterrestre y que es necesario extremar las cautelas si algún día la descubrimos porque entrar en contacto con ella puede suponer la extinción de la especie humana.

Zigzag

Manuel Álvarez Tardío ha escrito el libro definitivo sobre la acción de José María Gil Robles durante la II República. Además de la relación minuciosa de los hechos, el autor interpreta sagazmente lo que ocurrió. Nadie que quiera conocer a fondo la realidad de la II República puede dejar de leer esta obra. Con el tiempo Gil Robles se convertiría en consejero de Don Juan III. Tuve ocasión de conversar largamente con él y de asistir en España a varias de sus conferencias y discursos. Gil Robles es el gran político que retrata Álvarez Tardío con mano certera.