Obras expuestas en la feria ARCO. Foto: ARCOmadrid

Obras expuestas en la feria ARCO. Foto: ARCOmadrid

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Las ferias de arte y el mercado

A tres años ya del confinamiento, se ha celebrado el primer ARCO libre de pandemia. Las expectativas del sector son muchas, ¿pero se ha recuperado ya del revés de la Covid? ¿Qué retos tienen por delante las galerías?

Nacho Ruiz Marta Pérez Ibáñez
28 febrero, 2023 02:10

Nacho Ruiz

Director de la galería T20, Murcia

Mercado del arte y Apocalipsis

En septiembre nos dijeron que en Navidad estaríamos racionando energía en medio de una inflación mortal mientras los misiles nucleares calentaban motores. Los telediarios parecían la serie/videojuego The Last of Us, pero no ha sido así, la economía ha resistido mal que bien y el mercado del arte se ha recuperado casi totalmente. La vida sigue, los daños son evidentes pero no se ha cumplido la profecía que anunciaba, entre otras plagas, el fin de las ferias de arte.

Nuestro sistema ha resistido y hoy las perspectivas son buenas, los daños han sido asumibles y solo hay que comparar la lista de galerías de la edición de ARCO 2019 con la actual para ver que casi todo sigue en pie. Intentemos entender por qué hemos resistido.

Un invento básico de la humanidad es la rueda, que sobrevivirá al Apocalipsis, sea del tipo que sea, porque es un elemento tan básico y perfecto que ni los hongos nucleares acabarían con todas. El mercado del arte no es tan antiguo, necesario, sólido o perfecto, pero su funcionamiento es tan sencillo y efectivo que ha capeado el temporal pandémico y sobrevivirá incluso al holocausto que Amazon va a suponer para el comercio tradicional.

La galería de arte no debe ser únicamente un espacio comercial físico o digital. Asumo que tiene la posibilidad de ocupar territorios para los que está creada, desde la gestión cultural a la difusión de fondos

Cuando todo se pueda comprar en red el arte seguirá siendo una excepción por tres razones. La primera es que para instituciones y museos la compra en internet será, durante mucho tiempo, algo extraño. Luego está el hecho de que, con una obra de arte, se adquiere una experiencia que incluye el contacto con artista y galerista. Finalmente hay un componente socioeconómico que va del posicionamiento social de la adquisición de un bien suntuario al proceso intelectual inherente. Dejemos de lado las subastas, algo totalmente distinto al mercado de galerías, ese es otro tema.

Todo esto parece idílico pero todos sabemos que es un muy complicado levantar y gestionar una galería de arte con una cierta ambición. Si se asume un proyecto así, se puede habitar el sistema actual, una estructura normalmente sencilla (la macrogalería internacional es otro tema) con un producto complejo en términos simbólicos y materiales. También se puede mirar al futuro y asumir que esto puede crecer, que nuestro sector permite ampliar horizontes.

Mi postura es conocida, defiendo que la galería de arte no debe ser únicamente un espacio comercial físico o digital. Asumo que tiene la posibilidad de ocupar territorios para los que está creada, desde la gestión cultural a la difusión de fondos pasando por la edición de productos vinculados, etc.

Creo que el buen funcionamiento de nuestro sistema nos ha llevado a fijar una práctica creciendo en horizontal pero no en vertical y que hemos renunciado a veces al componente de investigación y desarrollo que toda empresa debe tener, y somos empresas que suelen atesorar en sus equipos la necesaria capacidad emprendedora e intelectual como para asumir el segundo tópico del arte español, después de la tan recurrente internacionalización: la renovación del modelo galerístico. Si hemos superado tres años de distopía creo que podemos inventar otros futuros.

Marta Pérez Ibáñez

Investigadora especializada en mercado del arte

De futuros inciertos y presentes esforzados

Después de un 2020 casi en blanco, un 2021 de tímida recuperación y un 2022 más consolidado, parece que el mercado de las ferias de arte quiere volver a un nivel de actividad anterior a la pandemia. Aunque nuestros hábitos de consumo cultural han bajado, y la visita a museos y galerías de arte es cada vez más testimonial y se concentra en un grupo social muy reducido, las ferias madrileñas siguen apostando por el mes de febrero para concitar a las galerías que, arriesgando mucho, vuelven a ofrecer lo mejor de sus planteles de artistas, confiando en que esa recuperación sea visible. Lo hemos visto a nivel internacional con la reciente ArtBasel Miami que, en su 20 aniversario, ha contabilizado ventas millonarias y récord de expositores y coleccionistas.

Sin embargo, la recuperación no ha sido fácil. La reubicación de ferias en fechas diferentes a las habituales en 2021, más la dificultad de galeristas y coleccionistas para desplazarse, complicaron la posibilidad de rentabilizar la inversión de ferias y galerías y el esfuerzo no se vio recompensado. 2022 levantó los resultados de forma sensible, aunque todavía no se igualaban a los anteriores a la pandemia.

La lenta y progresiva recuperación del mercado español desde aquella crisis de 2008, más estable que el de otros países europeos durante la década posterior, vaticinaba una mayor resiliencia de nuestro país, resiliencia que todavía no se ha evidenciado. No obstante, este febrero las ferias volverán a llamar la atención del público, aunque notaremos la ausencia de Drawing Room, de momento prevista solo en Lisboa para el mes de octubre.

Sin una Ley de Mecenazgo eficaz y sin una estrategia clara de fomento
del arte contemporáneo y de nuestro mercado en el exterior, el ingente esfuerzo de ferias, galerías y coleccionistas no será suficiente

Mientras, el mercado en lo que se ha dado en llamar Sur Global sigue creciendo, con ferias como la India Art Fair (IAF) en Nueva Delhi aumentando en espacio y número de galerías (71 este año, y casi todas del Sur de Asia, ya que las grandes galerías occidentales son cada vez más escasas en esta feria), y sobre todo en volumen de ventas y en la incorporación de jóvenes coleccionistas que han generado, entre otras iniciativas, un Young Collectors Hub en Nueva Delhi, que se suma a los grandes millonarios que han mantenido el mercado indio durante las últimas décadas.

Los retos que plantea el futuro son muchos y preocupantes, un nuevo perfil de coleccionista muy informado, muy global, muy digital y muy poco fiel es quien está marcando el ritmo. Además, es necesario repensar las estrategias de comunicación digital como una herramienta clave, aunque todavía es una asignatura pendiente para muchas galerías.

La urgencia de establecer normativas que regulen el mercado online, ahora que Blockchain es una realidad y los NFT captan la atención de muchos coleccionistas, es otro reto ineludible al que el mercado global, y el español en particular, habrán de enfrentarse. Y todo ello sin olvidar lo urgente e importante, que la precariedad de nuestro sector sigue siendo seria a pesar de los intentos por fortalecer el Estatuto del Artista y el apoyo a las galerías.

Sin una Ley de Mecenazgo eficaz y sin una estrategia estatal clara de fomento del arte contemporáneo y de nuestro mercado en el exterior, el ingente esfuerzo de ferias, galerías y coleccionistas no será suficiente.

Carlos Saura. Foto: Nacho López

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